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AGUIRREBENGOA, José Ignacio de

Banquero nacido en el caserío de Gurrutxaga perteneciente a la localidad guipuzcoana de Zumarraga (Gipuzkoa) en 1765 era el pequeño de cinco hermanos. Tras estudiar Derecho trabajó en Cádiz hasta que partió a Nueva España (México) en compañía de su pariente Juan de Eguren y Alzola, en donde inició su carrera comercial en la ciudad de Pátzcuaro y posteriormente en 1788 en México. Durante su larga estancia en estas tierras contrajo matrimonio con la vasca-mexicana Ana Francisca Aguirre Eguren y se asoció con los comerciantes Francisco Sales Olloqui, Manuel José de Elguero, Pablo Gámez y Manuel Sáenz durante el periodo comprendido entre 1791 y 1807. A partir de esta última fecha Aguirrebengoa formó compañía con su paisano Rafael Leandro de Echenique, forjando una de las fortunas más importantes de Nueva España (México). En virtud del 5º artículo del Plan de Iguala (1821), Agustín Iturbide Aramburu pensó en José Ignacio Aguirrebengoa, quien ostentaba el rango de coronel graduado, como miembro de la Junta Gubernativa compuesta por los individuos más ilustrados del momento. Ante la inestabilidad política y financiera decidió embarcarse junto a su mujer y dos hijos rumbo a Europa, dejando encargado de todos sus negocios en México a su dependiente y futuro yerno José Javier Uribarren. Ya en Burdeos creó una de las casas banca más importantes en Francia, especializada en la colocación de los capitales americanos en los circuitos financieros europeos.

La sensibilidad de José Ignacio por ayudar a sus paisanos de Zumarraga, se manifestó en 1827 cuando envió 680 reales para la construcción de un horno de pan en el municipio. Dos años después ofreció 2.000 reales para mejorar el pórtico de la iglesia. Este mismo templo recibió de su ilustre hijo otros 3.000 reales y una custodia en 1845, y 2.000 reales más al año siguiente para la compra de una nueva campana. La muerte de José Ignacio en París en 1848 no significó el fin de la ayuda a este municipio guipuzcoano, ya que su hija y yerno se encargaron de continuar beneficiando al pueblo. De este modo entregaron una importante cantidad de dinero con el que se aumentó el sueldo al maestro de primeras letras y a la maestra de primera calidad de niñas, y cofinanciando junto al ayuntamiento los gastos de las escuelas.

Jesús RUIZ DE GORDEJUELA URKIJO
Investigador, Universidad del País Vasco-E.H.U.