Musicales

Baile

Entre los vascos toda institución se ha considerado siempre en el contexto de la vida en la cual vive. Por ese motivo el baile fue normalizado, sujeto a normas. El llamado "toque de oración", al atardecer, daba la señal de cese, no exclusivamente del baile, sino también de cualquier otra actividad. Era el tiempo en que no había apenas relojes en ninguna parte y el reloj parroquial marcaba la pauta para toda clase de faenas y hechos. Incluso en París, en 1667, el Parlamento de París, había prohibido los bailes nocturnos. El horario, madrugar y acostarse temprano, vigente hasta hace poco, estaba también condicionado por la falta de luz de gas antes, y de eléctrica después. La no consideración de estos y de otros factores que hoy no podemos a veces sospechar, nos pueden inducir a interpretaciones erróneas. La introducción de bailes nuevos afectaba a horas, conceptos sociales y morales en vigencia, afectos étnicos e incluso, por qué no, a inercias conservaduristas que implicaban enemiga a todo lo nuevo. No se olvide que las primeras bicicletas y bombillas eléctricas fueron apedreadas en casi todos los pueblos del País Vasco y de Europa. Pero la estima del pueblo vasco por sus bailes no es solamente porque sean los suyos y se haya encariñado con ellos, sino porque es un entendido en baile y porque experimenta el complejo placer del baile comunitario. El baile nuevo, al fin y al cabo, es mutación y es cuando surge el choque de pareceres irreductibles.

WIZ