Concept

Pop-Rock en Euskal Herria

Aunque las viejas formas de entender la creación y distribución o comercialización de las músicas populares o jóvenes sigan en activo y lo que acapare el mayor interés público, y en consecuencia comercial, sean propuestas standards y nada renovadoras, tipo los donostiarras La Oreja de Van Gogh, los acelerados cambios que estamos conociendo en la vida en general y en este sector cultural concreto (facilidades para componer y grabar en casa, abaratamiento total de las ediciones, inmediata distribución por Internet, capacidad de manipulación del mercado por parte de las grandes cadenas televisivas, etc.) están dando un vuelco a las lógicas tradicionales de funcionamiento. Todo parece estar por descubrir, desde las derivas estilísticas que tome la propia música vasca hasta los cambios radicales que podrían darse en el plano organizativo. De lo que no caben dudas, porque hay suficientes muestras de ello, es de que la escena poprockera o musical en general de Euskal Herria ha abrazado -aun de forma minoritaria, pero de manera decidida- muchos de los nuevos esquemas sónicos que rebasan a veces los etiquetados clásicos y simplemente van más allá de los corsés típicos del pop-rock.

Los sonidos rockeros no convencionales están presentes, aunque sea de forma underground, y salen a la luz, como en el caso del disco colectivo Mer, editado en Bera-Vera de Bidasoa (Navarra), con nombres como Borrokan, Gutural, Gutariko Bat, Zup, los más conocidos Señor No, Dut y Akauzate, más otros. En los primeros meses del 2002 han aparecido discos de rock no convencional como los zarauztarras Café-Teatro o los vizcainos Audience.

La escena donostiarra de baile alrededor del sello Novophonic es ya veterana en el nuevo campo y ha creado o ayudado a avanzar a otros nuevos nombres de la capital guipuzcoana. En el recopilatorio Donostia Elektronikoa 2001 se pueden descubrir nuevos atrevimientos sonoros como los de Cepuntobandish, los pioneros de la tecnología y ya muy veteranos Línea Táctica, DJs tipo Pedro Destino y otros valores recientes. La más obvia y casi bakaladera aportación de grupos como Hemendik At!, Uga o Wazen ha popularizado el abertzalismo de discoteca. El reciente -gailu kuxa beltza (Pil-Pil Sessions, Metak), de Mikel Abrego y Luis André, es una novedosa aportación, mayormente instrumental y de estilo bastante indefinible. Sobresale con significativa presencia la escena tecno de Iparralde con originales nombres aparecidos en los dos recopilatorios Basque Electronic Diaspora (Xano+Em.C, Fin de Siècle, Vodoo Muzak, etc). Destacaba en esos recopilatorios el joven creador bxt (Bixente Iriart), sorpresivamante muerto en París a comienzos del 2002. Iriart había colaborado con Anje Duhalde o con Txakun y King Mafrundi, antes de desplazarse a París, desde donde había llegado su particular sensibilidad techno, puesta en común en esos discos recopilatorios junto a Isabel Suárez o Iñaki Yarritu, ambos también en la diáspora vasca, en su caso en Londres. Una novedad representantiva del inquieto tecno ipartarra es también el disco I:Shead. Desde Bilbao han surgido experiencias techno como Cibernautas o Berlín y saltado a la escena estatal Madelman o Chico & Chica.

Sin olvidar otro tipo de originalidades sonoras, ya mentadas, con base en la tradición, pero abiertas a cualquier nueva sonoridad, como las de Juan Mari Beltran-Joxan Goikoetxea, el grupo Alboka, del propio Goikoetxea y con una reciente colaboración con la gran voz centroeuropea Marta Sebestyen, el inquieto trikitilari Kepa Junkera, el alavés Tomás San Miguel, los jóvenes txalapartaris Oreka TX, el jazz experimental del navarro Josetxo Goia-Aribe y otros. ¿Quién puede poner límites al horizonte?