Composers

Arriaga, Juan Crisóstomo (1806-1826)

Compositor. Nació en Bilbao, el 27 de enero de 1806. Murió en París, el 16 de enero de 1826.

Verdadero artista de la música, a los once años compuso su primera obra, el Ensayo de octeto Nada y Mucho ; a los doce, una Obertura y a los catorce, la ópera en dos actos Los esclavos felices, y las Variaciones, La Húngara, producciones de construcción perfecta. La ópera Los esclavos felices se estrenó en Bilbao en 1820 con gran éxito; el adolescente autor presenció atónito entre bastidores, el favorable efecto que su música causaba al público. A los dieciséis años, el 26 de septiembre de 1822, marchó Arriaga a París donde, como su padre, completaría la carrera y encontraría ambiente adecuado para desarrollar sus excepcionales condiciones musicales. Amplió sus conocimientos de violín -los inició en Bilbao con Fausto Sanz- con Baillot y los de composición con Fetis quien, a los pocos meses de darle clase aseguró que para Juan Crisóstomo "no existía dificultad en el contrapunto y en la fuga, que no fuese un juego para él".

El profesor Fetis, cuando Arriaga tenía dieciocho años, lo nombró repetidor de sus clases de armonía; las explicaba con tal competencia que los maestros Reicha, Catel, Boieldieu y otros le auguraron que pronto sería "uno de los principales profesores del Conservatorio". Entre las primeras composiciones que Arriaga ultimó en la capital de Francia se encuentran sus tres Cuartetos de arco, páginas bellas, valiosas y de magnífica perfección; el nombrado Fetis dijo de ellos: "Es imposible encontrar nada más original, ni más pura y correctamente escrito". Por otra parte debe destacarse que el músico bilbaíno los compuso a una edad en que ningún maestro escribió tal forma musical, ni siquiera Beethoven, a pesar de su genio indiscutible.

En el primer cuarteto se advierten reminiscencias de bolero mediante un tema popular, quizás vasco, que le hace a Arriaga ser precursor del nacionalismo musical; asimismo parecen deslizarse perfumes beethovenianos e incluso acentos de carácter romántico, similares a los que años más tarde imprimió Schubert a los suyos. Mostró Arriaga con ello genialidad y personalidad, pues si bien conocía obras de Haydn y Mozart, apenas escuchó de Beethoven y aún menos de Schubert, que rara vez se interpretaban en los conciertos parisienses de aquella época. Los Cuartetos los editó la Casa Pétit en 1824, en vida del autor.

Es continuadora de los Cuartetos la bella Sinfonía en Re menor, en cuatro tiempos, dada a conocer existiendo su creador, quizá por la orquesta del Conservatorio de París; se conserva un material en el que constan los nombres de los ejecutantes, y los Tres estudios o Caprichos, para piano, de inmejorable construcción; en el primero se encuentran fragmentos de hondo sentido romántico y sincopados análogos a los que emplearía Schumann, y el segundo tiene acordes y enlaces que veinte años después utilizó César Franek en su Preludio, coral y fuga.

Completan la creación parisiense de Arriaga las composiciones vocales Erminia y Medea, Edipo, All'Aurora y Agar. Esta última, para soprano, tenor y orquesta, es de un dramatismo impresionante y, como Erminia y Medea, posee una fuerza de ex presión y un vigor de inspiración superiores a las que poseen páginas similares originales de autores contemporáneos de Arriaga. El trabajo que supone concebir la producción que queda enumerada, unido al de repetidor en el Conservatorio, a las lecciones que daba y a su actividad de ejecutante (Fetis aseguró que "vez que intervenía en la interpretación de sus Cuartetos excitaba el entusiasmo de su auditorio"), minaron su naturaleza y expiró en París sin haber cumplido veinte años. En sus últimos momentos lo atendieron Cirilo Pérez Nenín (prócer vizcaíno, amigo de la familia Arriaga) y Pedro Albéniz (pianista). Como a Mozart le enterraron en la fosa común del cementerio del Norte (Montmartre).