Kontzejuak

GAZOLAZ

Urbanismo y construcciones civiles

Se ubica a la orilla de un viejo camino, sobre un leve promontorio. Es célebre por albergar uno de los más célebres exponentes de templo rural del medievo navarro, sobre todo debido al magnífico pórtico tardorrománico que lo acompaña. El casco urbano, muy reducido, cuenta con una callecita que sigue el trazado de la carretera, además de una placita delante de la parroquia, de la que parte una segunda calle en cuesta.

Adosada a la iglesia se encuentra la casa parroquial, que es una casita de dos alturas más tejado a doble vertiente. Sus muros van en mampostería concertada con cadenas de sillar, y muestra puerta de medio punto con once dovelas alargadas y dos ventanas rectas. Junto a ella, formando un callejón, se levanta un edificio muy remozado, lo cual se aprecia en sus numerosos y amplios vanos. Todavía se distingue la fachada original, con medio punto de entrada y ventanita conopial, hoy cegada, en alto. A ambos lados de la entrada hay dos estelas discoideas, que llevan labradas otras tantas cruces. A esta casa se adosa otro inmueble, que alberga la sociedad "Harraisko" de la localidad. En el frente opuesto cierran la plaza otras dos casas, de las cuales una es un caserón de sabor tradicional, con planta rectangular y dos alturas más ático. Su fachada lleva el primer piso en mampostería, habiendo conservado la parte superior su enlucido original, con cadenas de sillar. El acceso es de medio punto, mientras que las ventanas son rectas. En una fachada lateral presenta otro arco, esta vez enmarcado en ladrillo. Desde este punto desciende una calle, en la que encontramos un caserón muy arreglado, con tres alturas y tejado en pabellón con saliente alero. Los muros van enlucidos, mostrando sillería en esquinas, enmarques de vanos y en dos impostas que separan los pisos. En la planta baja se abre la puerta, de medio punto, más dos ventanas. En la planta noble hay tres balcones, y en alto tres ventanucos, todos ellos rectos.

En la carretera registramos en primer lugar dos caserones palaciegos adosados. El primero de ellos tiene planta cuadrada, muros de sillería y tres alturas, con tejado a cuatro vertientes. Se abre mediante arco de medio punto flanqueado por dos ventanas. Una moldura corre por encima separando los pisos, adaptándose a la forma curva del arco. En el primer piso se abren dos amplios balcones, y por encima, rematando la fachada, hay una galería de arcos de medio punto, que apean en pilares de sección cuadrada con molduras a modo de capiteles. El segundo palacio, no menos imponente, muestra señales de varias ampliaciones, y parece que su núcleo original podría tener origen medieval y formato torreado. Su fachada, de sillarejo, se abre con un gastado portalón apuntado, con dovelas muy largas, lo que nos remite a fines del XV o principios del XVI. Consecuentemente, encima encontramos una ventana geminada compuesta de dos arquillos conopiales, cuyo cabezal parece repuesto. El resto de vanos es moderno, pero en alto hay dos potentes cornisas de piedra, que parecen anunciar la presencia de algún tipo de cadalso en madera. Sigue el edificio del Ayuntamiento de la Cendea de Cizur, edificio de moderna construcción pero que respeta los parámetros estilísticos de la arquitectura tradicional.

En la zona alta del pueblo encontramos, por último, un caserón con fachada de sillería y tres alturas, donde se ordenan tres huecos por nivel. En planta baja hay un acceso de medio punto y dos ventanas, en el piso noble tres ventanas rectas, y en alto otros tres ventanucos. Luce además dos escudos, uno barroco y otro rococó, el segundo de los cuales porta la inscripción: DE ILZARBE/ DE ALDUNATE.

Ermitas

En el año 1796 el obispo visitador de la Diócesis de Pamplona, Igual de Soria, menciona dos ermitas en el término, las de San Juan y Santa Águeda. En aquel momento mandaba repararlas, y que mientras tanto permanecieran cerradas. Desconocemos si se cumplió su mandato, puesto que lo cierto es que a día de hoy no existe ninguna de las dos.

Parroquia de Nuestra Señora de la Purificación

Se trata de un magnífico templo románico, perteneciente a la familia de templos porticados del medievo rural navarro, junto con otros templos cercanos como los de Eusa, Larraya o Sagüés, con los que forma grupo. En síntesis se trata de un edificio de principios del siglo XIII, algo retardatario por tanto, pero con intervenciones posteriores, especialmente en el siglo XVI, además de una acertada restauración en 1992.

La planta consta de una única nave, dividida en tres tramos de longitud diferente, más una cabecera absidial semicircular. En el tercer tramo, el mayor de los tres, una capilla de planta cuadrada se abre por el lado del Evangelio, mientras que por el lado simétrico hay un nicho de escasa profundidad. Forman un espacio a modo de embrionario transepto. La sacristía se adosa a la cabecera por el lado del Evangelio, y es una estancia de planta tendente al cuadrado, con uno de sus lados curvos por apoyarse en el ábside. También por el lado septentrional se encuentran los volúmenes para alojamiento de las escaleras de acceso a la torre y al coro, mientras que por el lado meridional se ubica el acceso al templo, en el segundo tramo, que va cobijado por un pórtico de la época de construcción del templo.

Los muros van en buena sillería al exterior, aunque al interior van enlucidos. Una imposta recorre todo el perímetro interno a la altura del arranque de las bóvedas. Cuatro ventanas dan luz al interior, de los cuales una es moderna, la situada a los pies de la nave. Por lo demás, encontramos tres ventanas de medio punto con abocinamiento para salvar el ancho mural, una de ellas cegada en la actualidad por la presencia del retablo. A los pies de la nave hay un coro alto, con arco de embocadura escarzano en cuya clave hay un escudo heráldico, y bóveda de crucería propia del XVI. La antigua balaustrada ha sido sustituida por una simple baranda de hierro.

La nave se cubre con una bóveda de cañón apuntado, dividida en tres tramos por arcos fajones del mismo perfil y de sección cuadrangular, que apean en pilastras salvo en el caso del tramo central, en el que apoyan en ménsulas de rollos que transmiten las cargas a los muros perimetrales. Las capillas laterales llevan el mismo tipo de cubierta, mientras que el ábside recibe una bóveda de horno. En cuanto a la sacristía, se cubre con bóveda de crucería gótica, de terceletes, obra del siglo XVI, que apea sobre ménsulas semicirculares encastradas en el muro.

Al exterior preside el conjunto la torre, que apoya, como suele ser habitual, sobre el primer tramo de la nave. Consta de corto fuste de volumen prismático, con dos arcos rebajados en alto para alojar las campanas, y cubierta con tejado en pabellón. Tal vez sea el pórtico el elemento más destacado del conjunto. Se trata de un cuerpo compuesto por cuatro arcadas de medio punto, separadas por tres contrafuertes, más un arco más en uno de los laterales del pórtico. Cada uno de los arcos lleva en su interior una pareja de arquillos geminados que apean sobre columnas pareadas, salvo en el segundo tramo que lleva un único arquillo, para enfrentar más correctamente el acceso al templo, con el que coincide, y en el arco lateral, que es también simple. Los capiteles llevan interesante decoración, que en algunos casos es de raigambre vegetal (palmetas, racimos, piñas…), cabezas humanas y de animales, varios ángeles, un toro alado, varios grifos, un centauro y varias aves picoteándose las patas. Hay también iconografías más fácilmente reconocibles, como la Entrada de Cristo en Jerusalén, San Miguel Arcángel en lucha con el Dragón, el Beso de Judas, la Oración en el Huerto, Pedro cortando la oreja al soldado romano y la Crucifixión.

El pórtico se cubre con dos tramos de bóveda de crucería simple y otros dos de crucería octopartita. Los nervios son gruesos y de sección cuadrangular, y apean en columnas, al igual que los fajones que separan los tramos. El cuerpo remata con un tejado de lajas de piedra, con alero en el que los canes llevan decoración figurada, con cabezas de animales, figuras humanas, bolas jaquesas y ajedrezado.

Al interior del pórtico, además de la portada propiamente dicha, hay tres arcos de descarga apuntados, que han sido aprovechados para colocar sepulturas. En una de ellas puede leerse: ESTA SEPULTURA ES DE/ JOHAN DE ASSIAIN HIJO/ DE LACASA LARRACEA/ DE IHOANA DE GAZOLAZ/ SU MUGER I DE SUS HE/ REDEROS EL QUOAL MORIO/ A VII DE IULLIO DE MCVVIII/ ELLA A XV DENERO MCVXVI. La puerta del templo consta de un arco de medio punto de buen tamaño, cuyo abocinamiento lo ocupan tres arquivoltas de sección circular, que apean en columnas con pedestal, basa, fuste, capitel y cimacio. Los capiteles y los cimacios llevan decoración vegetal. En el tímpano, relativamente grande, figura un solitario crismón trinitario, y va reforzado por dos ménsulas laterales, en las que se representa a un toro y a un león que devora a dos hombres.

En el interior del templo, el presbiterio va presidido por el retablo de la Purificación, obra del pamplonés Martín de Echeverría, que lo ejecutó hacia 1645 en estilo romanista avanzado. Su traza presenta banco, un cuerpo de tres calles y dos entrecalles, y ático también con tres calles y dos entrecalles, que se rematan por frontones partidos dispuestos de modo escalonado, salvo en la calle central que va con frontón curvo. Se organiza mediante columnas y tableros dispuestos a modo de friso. El programa escultórico desarrolla esculturas de bulto en calle central y entrecalles, yendo el resto en relieve. En el banco apreciamos escenas como Camino del Calvario, Última Cena, Lavatorio de los pies y el Prendimiento. En el friso superior están los Padres de la Iglesia y los Evangelistas. En el primer cuerpo figura la Anunciación, talla de San Pedro, La Virgen de la Purificación titular, talla de San Pablo y relieve de la Visitación. El friso continúa con la misma iconografía antes descrita. En el ático se representa relieve de Santa Catalina, talla de santa desconocida, Calvario, Santa Águeda y relieve de San Blas. Aunque la imaginería responde aún a patrones romanistas, la arquitectura y la decoración muestran ya los avances hacia el estilo barroco. En cuanto al sagrario, es barroco del siglo XVIII.

En el lado del Evangelio hay un Crucificado barroco del siglo XVII, así como el retablo de la Virgen del Rosario, también barroco pero del siglo XVIII. La imagen titular, de las de vestir, reaprovecha elementos de una talla medieval. En cuanto al lado de la Epístola, se ubica allí el retablo de San José, igualmente barroco del XVIII, con imaginería moderna.

Bajo el coro se conserva una pila bautismal del siglo XIII, con fuste doble con decoración geométrica y vegetal, y taza semiesférica gallonada. Por otro lado, en el suelo de la nave pueden encontrarse varias sepulturas con sus correspondientes laudas, datadas de entre los siglos XVI y XIX. Para terminar, la sacristía alberga otras piezas de menor interés, así como algunas piezas de orfebrería.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)