Kontzejuak

ZARIQUIEGUI

Urbanismo y construcciones civiles

El pueblo se sitúa en una zona alta y dominante, desde la que se domina el valle y las aldeas del entorno, especialmente el palacio de Guenduláin, que tuvo que ser todo un referente de implantación señorial en la comarca. La iglesia abre el casco urbano, a la que sigue una callecita corta pero bien estructurada, resto evidente del paso de la ruta jacobea, y donde se encuentran los inmuebles más interesantes.

Enfrente de la iglesia hay una casa de dos alturas y desarrollo horizontal, muy remozada, con muros enlucidos y vanos rectos. Más adelante y en el lado izquierdo de la calle, hay una casa con fachada de piedra de buen aparejo, con tres alturas separadas por impostas lisas. En la planta baja hay un arco de medio punto y luz inusitada, con trece dovelas largas que llevan la rosca achaflanada para suavizar las formas. A la derecha hay una ventana cuadrada. En la planta noble hay dos ventanas también rectas, con antepechos de piedra moldurados, que centran un escudo barroco con leones tenantes, yelmo y mascarón inferior. Rematan dos ventanucos en el ático. Enfrente hay otra casa de buen sillar, aunque algo maltratado. Se repiten las características descritas, incluyendo un escudo barroco de similar estilo. En el tramo final de la calle se alinean varias casas de dos alturas más ático, con vanos rectos a excepción de un portalón de medio punto. Todas llevan los muros enlucidos, con cadenas de sillar en sillares esquineros y en los enmarques de los vanos. En el extremo oeste del casco urbano, abriendo una placita, hay otra casa de planta cuadrada y tres alturas, coronada por un tejado en pabellón. Los vanos son rectos, incluyendo la puerta y una moderna cochera que ha desfigurado un tanto el conjunto. La fachada va presidida por un escudo barroco en el que una inscripción reza: ARMAS/ DE YZU. No hay, en cambio, trazas que permitan identificar alguno de estos inmuebles con el antiguo palacio de cabo de armería que en la localidad hubo.

Ermitas

Pérez Ollo menciona una, la de San Salvador, que al presente está desaparecida y de la que no queda memoria.

Parroquia de San Andrés

Quedan restos evidentes de un templo medieval románico, fechable con toda seguridad en el siglo XII. No obstante, la actual fábrica debe mucho más a una serie de reformas llevadas a cabo en el siglo XVI. La planta es sencilla, de una única nave, dividida en cuatro tramos iguales y con una cabecera más estrecha, rematada en testero recto. El acceso se efectúa por el lado de la Epístola, a la altura del segundo tramo, y a la cabecera se adosa una sacristía de planta cuadrada, también por el lado meridional.

Los muros son de sillería, que al interior van enlucidos pero imitando el despiece de sillares. Van perforados por dos ventanas cuadrangulares situadas en el lado de la Epístola, buscando la mejor orientación, en la cabecera y en el tramo precedente, dando así un uso jerárquico de la luz a los espacios más relevantes. Hay así mismo un rosetón en el primer tramo de la nave, también en el lado de la Epístola. A los pies del templo hay un coro alto posterior, realizado en madera. La nave se cubre con cinco tramos de bóveda de crucería, separados por arcos fajones. Los nervios dibujan terceletes, y apean en ménsulas aveneradas o con cabezas de querubines, yendo las claves decoradas con florones típicos del siglo XVI. La sacristía, por su parte, recibe un simple cielo raso.

Al exterior observamos el aspecto macizo del templo, donde destaca por su altura la torre, que se apoya sobre el primer tramo de la nave. Su fuste es también pesado y ciego, a excepción de una ventanita, así como un óculo y los huecos para las campanas en alto. La portada es románica y procede del primitivo templo. Consta de arco de medio punto abierto en un paño que resalta en el muro. El considerable abocinamiento se salva mediante tres arquivoltas abaquetonadas y un guardalluvias exterior. Apean sobre columnas con capiteles de decoración predominantemente vegetal, aunque se ve también algún rostro humano. El tímpano va reforzado por dos ménsulas, y lleva labrado un crismón trinitario con restos evidentes de policromía.

El interior va presidido por un retablo romanista del XVII, obra atribuida al ensamblador pamplonés Pedro de Arraidu. Su traza es recta, como corresponde al momento, y consta de banco, dos cuerpos altos de tres calles, y ático entre aletones avolutados, rematado por frontón triangular que lleva tres pirámides del tipo escurialense. Se articula mediante columnas jónicas en el primer cuerpo, y corintias en el segundo. Siguiendo la norma de jerarquizar el tratamiento de la escultura que predomina en este estilo, el banco y calles laterales llevan relieves, reservando las esculturas de bulto para la calle central. En el banco vemos las figuras de los Cuatro Evangelistas, que aparecen reclinados al modo miguelangelesco. En el primer piso figuran dos escenas de la Pasión, la Oración en el Huerto y el Prendimiento de Jesús, con el sagrario al centro, mientras que en el friso que separa ambos cuerpos aparecen los Padres de la Iglesia. En el piso superior vemos las escenas en relieve del Martirio y el Juicio de San Andrés, flanqueando a la imagen central del santo, titular del retablo. En el ático aparece el Calvario.

En el lado del Evangelio apreciamos una pila bautismal medieval, con fuste corto ochavado y gran taza semiesférica sin decoración. Hay también un Crucificado barroco, fechado en el siglo XVII, de sabor popular, y una talla de bulto de la Virgen con el Niño, que es gótica del siglo XIV. Es de estilo popular, con una notable desproporción en el tamaño de ambas figuras, y con un no menos evidente sometimiento de la escultura al bloque de material lo cual deriva en un alargamiento excesivo del conjunto. Los rasgos son amables y humanizados, y los plegamientos llevan una disposición general en "V". En la sacristía se conservan además varias piezas de orfebrería.

Joseba ASIRON SAEZ (2008)