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ZAMARTZE


Iglesia de Santa María de Zamartze

Se levanta a la salida del pueblo hacia San Miguel de Aralar, tras cruzar el puente medieval que salva el río Arakil. Se trata en realidad del único resto de un antiquísimo monasterio, que se menciona en tiempos de Sancho el Mayor, cuando al trazar los límites del obispado de Pamplona se cita "el monasterio que se llama Santa María de Zamarce". Se emplazaba en un ramal secundario del Camino de Santiago, y como tal tenía su hospital anejo. Su actual fábrica debe datar de entre 1141 y 1167, cercana pues a Artáiz, Arce, Itxasperri y el propio Aralar, como templos erigidos a mediados del siglo XII en lo que se ha llamado "románico rural navarro". La iglesia de Zamartze pertenece a Uharte-Arakil desde 1480, y ha pasado por momentos de incertidumbre, como por ejemplo en 1628, cuando urgían obras de reparación, o tras el incendio de 1731. También sufrió el ataque indignado de los habitantes de Uharte cuando, en 1546, los criados del chantre de la catedral de Pamplona, Martín Cruzat, se apoderaron de varias cabezas de ganado. Los uhartearras apedrearon el edificio, por lo que sufrieron además fuertes multas. Santa María de Zamartze fue declarada Monumento Histórico Artístico en octubre de 1983.

Tiene planta de una sola nave, dividida en tres tramos, más un ábside semicircular al que precede un tramo recto más. Los muros van en buena sillería y presentan numerosas marcas de cantero que, al parecer, se corresponden con las que por las mismas fechas se labraron en San Miguel de Aralar. Van reforzados por tres contrafuertes en cada lado. Presenta sendas pilastras en la unión de la cabecera con la nave, con medias columnitas adosadas, capiteles de decoración geométrica y vegetal, y cimacios decorados con bolas jaquesas. El muro del ábside va decorado con dos cenefas, una de rosetas y la superior taqueada con espirales. El espacio entre las dos impostas va articulado con una arquería ciega de arquillos de medio punto o muy ligeramente apuntados. Uno de los arquillos emboca una ventana románica baquetonada, similar a otras dos que se abren a cada lado del tramo que precede al ábside, y que llevan capiteles con decoración vegetal y geométrica y cimacio con bolas. La cubierta original, previsiblemente una bóveda de cañón románica, se ha perdido, y ha sido sustituida por un techo plano con viguería de madera. La portada se encuentra entre los dos primeros contrafuertes del lado de la Epístola. Es un arco de medio punto abocinado, con tres arquivoltas lisas, separadas por listas que llevan decoración vegetal. Las columnillas llevan capiteles con ornamentación geométrica, cesteado y vegetal, y llevan un cimacio corrido de parecida decoración. Se ha dicho que esta portada se halla cerca de la escuela del gran maestro Esteban, y que carece de cualquier rasgo de ruralismo o tosquedad. Por encima lleva un guardalluvias con taqueado y un tejaroz con ménsulas muy perdidas, entre las que aún se reconocen un pájaro y una cabeza humana. Otra puerta, hoy cegada por otras construcciones, se abre en el muro de los pies mediante arco de medio punto sobre dos ménsulas. La línea del alero presenta otros canes con decoración, entre los que se aprecian una hoja, un hombre en cuclillas, pájaro, barril, voluta, cabeza humana, piña, flor etc. El conjunto ha sido recientemente objeto de una restauración donde se comprueba, por una parte, el elevadísimo grado de penetración que el cemento, como material constructivo, tiene en la actualidad, incluso cuando se trata de la rehabilitación de monumentos medievales. Por otra parte, se aprecia también la falta de artesanos que sepan trabajar la piedra al modo en el que se hacía antiguamente.

Preside la iglesia un retablo neoclásico, con mazonería de fines del XVIII, y con imágenes reaprovechadas, como un Crucificado renacentista, relieves de la vida de Cristo del mismo periodo, Santiago y San Juan Bautista romanistas, o San Joaquín y Santa Ana de época barroca.

Joseba ASIRON SÁEZ (2006)