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Mir García, Juana

Periodista y escritora de cuentos y relatos. Nació en Pamplona el 14 de febrero de 1893 y falleció fusilada en Bilbao el 5 de agosto de 1937.

Juana era hija de Victoria García Lacarra, nacida en Pamplona en 1893 y su interés por escribir le vino probablemente por influencia de su padre, Victoriano Mir y Mata, también periodista muy reconocido, quien cuando el 4 de junio de 1899 se creó en Bilbao el primer diario nacionalista, El Correo Vasco (administrado por Luis Arana y con Sabino de censor, editorialista, redactor y accionista) fue nombrado director el mismo, junto con Pedro Torrontegui. También fue redactor de El Eco de Navarra y dirigió otros periódicos como El Observador de Cádiz, El Vizcaíno y El Castellano, de Burgos. En los últimos años y hasta su fallecimiento el día 24 de noviembre de 1921 escribió en El Pueblo Vasco de Bilbao.

El primer empadronamiento de Juana en Bilbao, sin embargo, no aparece documentado hasta 1910, año en el que figura censada toda la familia, también sus dos hermanos (Genara y Joaquín) como residentes en la casa Villa Berriz del barrio bilbaíno de Iralabarri. A partir de 1915 y hasta la fecha de su fusilamiento, Juana vivió en la calle Euskalduna nº 4-3º derecha.

Juana publicó en 1923, en la revista Euskalerriaren Alde varios relatos de tipo costumbrista hasta 1928. (Narraciones amenas AXUN en nº XIII, nº 235 VII de 1923; Tipos de antaño JAUN MIGUEL en nº XV, nº 255, III de 1925 y ¿Leyenda? ¿Historia? ABENDAÑO-BALDABAZAYTA, XVIII, nº 298-299, XI de 1928).

También durante esos años colaboró como cuentista en periódicos como la Gaceta de Tenerife (7 de junio de 1925).

Juana tuvo relación con el Ateneo Navarro, que a principios de 1928 había abierto su biblioteca al público con la celebración de disertaciones sobre el amor a la tierra nativa, y cuyos miembros se solían reunir en la Casa Navarra en 1929 para dar cuenta de su labor social. Por estas fechas Juana participaba en el Ropero Navarro, donde se organizaban festivales para niños y actividades culturales en fechas señaladas, como la de San Fermín. La afición que Juana sentía por el teatro la llevó a actuar en el Ateneo Navarro el 6 de abril de 1929, en la representación de El conflicto de Mercedes, obra dirigida por don Rufo Gómez Bayona. De esta actuación queda constancia en el Diario la Tarde del 24 de julio de 1929 y el periódico Euzkadi del 7 de abril de 1929.

Ya por estas fechas colaboraba habitualmente en el periódico bilbaíno La tarde, ubicado en la calle Correo nº 17 de la villa. Hasta 1930 y todavía en este año, Juana, que firmaba siempre como "Juanita Mir", alternaba poesías a la Virgen del Carmen con narraciones como la publicada con el título "Mikel de Etxezar" (22 de enero de 1930), de corte histórico y con otros artículos sobre asuntos triviales, tales como la aparente frialdad de los bilbaínos y bilbaínas en asuntos de amor, o sobre la hosquedad de la mujer vizcaína. Su talante antibélico comenzó a reflejarse en los artículos que escribió a partir de este año, como el titulado "Sólo fue un sueño", en el que planteaba un mundo idílico sin fronteras, salvoconductos ni guerras. Es probablemente este artículo el primero en el que la Juana periodista comenzó a sembrar opinión en contra de la corrupción del poder y el dinero y a favor de la paz.

El jueves 18 de septiembre de 1936 publicó un artículo titulado "Heroísmo y sacrificio". En él alababa el patriotismo de los ciudadanos capaces de sacrificar ahorros y joyas para financiar los gastos bélicos, pero daba un paso más allá, en su necesidad de denunciar la contienda, al introducir en su discurso, con bastante discreción, eso sí, un párrafo de tinte pacifista en el que decía literalmente:

"¡Cuánta más belleza tendría ese rasgo si en lugar de destinar oro de ese sacrificio colectivo a la adquisición de material guerrero, se hubiera destinado al enriquecimiento de la patria por una justa nivelación del bienestar que alcanzara a todos los ciudadanos!"

Su aspiración de paz estaba más vigente que nunca en este artículo (18 de septiembre de 1936).

En 1937 logró un apartado para ella sola en la sección titulada "La mujer escribe", en un año en que las páginas de los periódicos daban prioridad al avance sublevado sobre Bilbao y Juana denunció abiertamente la guerra y sus atrocidades. En esos primeros meses delataba con insistencia la barbarie de la contienda. Hasta el bombardeo de Durango y de Gernika, Juana sólo había escrito sobre la guerra de forma genérica, incluso el 1 de mayo para la fiesta del trabajo escribió:

"Juremos hoy trabajar para arrancar del corazón del pueblo toda simiente de odio (...) y para que nunca luchen hermanos contra hermanos, de ninguna raza, de ninguna condición".

Juana escribió sin descanso contra los bombardeos que destruían casas y personas y llenaban las carreteras de desamparados en busca de refugio. A partir de este momento, arremetió contra la crueldad de los militares fascistas y dijo:

"Son miles de seres los que atestiguan la barbarie del enemigo y que serán en su día los acusadores de sus crímenes inútiles que no logran domeñar el alma altiva de Vasconia y que dejan el ideario que ellos defienden tan sucio y tan bajo."

Artículo titulado "Sin hogar".

El 5 de mayo, y en referencia a los bombardeos de Durango y Gernika, Juana acusó a los facciosos de su buena relación con Alemania y redactó:

"Desde el principio de la guerra están demostrando que su barniz de religión no sirve de freno a las apetencias insaciables de su codicia (...) Quieren el suelo de nuestra patria para venderlo a otras naciones a cambio de protección de sus capitales y privilegios".

Artículo "Si Durango y Guernica no hablaran tan claramente".

El 26 de mayo de 1937 Juanita denunciaba que los rebeldes habían mandado ametrallar las ambulancias de la Cruz Roja y el 28 de mayo puso de manifiesto la crueldad de separar a los padres de sus hijos y achacaba la angustia de la evacuación infantil a la crueldad del bando sublevado.

El 17 de junio el diario La tarde tuvo que cerrar sus puertas cuando Bilbao estaba a punto de ser ocupado (el último ejemplar fue editado el 16 de junio de 1937). Juana fue detenida el 6 de julio de 1937 y entró en la cárcel de Larrinaga para ser juzgada en consejo de guerra el 20 de julio, que la acusó de ser propagandista de la subversión rojo-separatista, y de propagar ideas contrarias al Movimiento. Se inculpó a Juana de que en los artículos escritos durante el mes de mayo de 1937:

[...]"había incitado a seguir la causa rojo-separatista e injuriaba en ellos al "Glorioso Ejército", al atribuirle hechos completamente falsos y emplear términos despectivos y calumniosos para la Causa de la Nueva España, al tiempo que también por radio había dado alguna conferencia en el mismo sentido".

Juana Mir García fue fusilada en el cementerio de Derio, junto al también periodista del diario Euzkadi y colaborador de La Tarde, Melchor Jaureguizar Hospitaleche, que escribía bajo el seudónimo de Gogor, y otros 13 fusilados más, tras salir en pos del piquete de ejecución de la Guardia Civil en la madrugada del 5 de agosto de 1937.