Urbanismo y construcciones civiles
El señorío de Guenduláin se encuentra en la ruta que comunica Pamplona con Estella, cerca de los pasos de El Perdón-Erreniaga, al borde de un camino viejo que hoy queda un poco apartado de la actual carretera. Se ubica en el centro de una fértil zona de cultivos, con ligeras ondulaciones del terreno, entre las poblaciones de Zizur Mayor y Zariquiegui. Su casco urbano se reduce a la iglesia del señorío y al imponente palacio de cabo de armería, hoy en estado de abandono y esperando pacientemente la mano del restaurador.
El palacio propiamente dicho es un conglomerado de edificios que se han construido en épocas diferentes, con intervenciones que deben ir desde el gótico hasta el siglo XIX. En cualquier caso, todavía se aprecia el característico plano con cuatro alas residenciales, dotadas de una o varias torres defensivas, y que encierran un patio central. Es, en síntesis, el mismo esquema que hemos encontrado en mucho palacios señoriales navarros del medievo, como los de Artieda, Ayanz, Erdozain, Góngora, Olloki o Arazuri. Aunque este edificio no aparece en las nóminas más antiguas de los palacios de cabo de Armería, sabemos que estuvo vinculado al antiquísimo linaje de Ayanz, procedente de Lónguida, desde donde se extendieron a otros puntos de Navarra, entre ellos a Guenduláin. La adscripción decididamente beaumontesa del linaje Ayanz les favoreció mucho con el devenir del tiempo, pero también es cierto que en 1521, cuando se dio el último intento por recuperar el reino para sus legítimos reyes, las tropas del señor de Asparrots atacaron y destruyeron el palacio. Por otro lado, también es sabido que Felipe IV de España instituyó el Condado de Guenduláin en el año 1658, a favor de Jerónimo de Ayanz y Javier, caballero de la orden de Calatrava.
La fachada principal del palacio, que da al camino que desde el este venía de Pamplona, tiene dos partes bien diferenciadas, levantadas ambas en un sillarejo menudo pero regular. Por un lado hay un lienzo bajo, en el que se abre el acceso, que se prolonga en una torre bastante abajada y hueca. Tiene este sector visos de antigüedad, a pesar de que la puerta es un medio punto con once dovelas, que debe datar del XVI. La rosca va moldurada con una media caña, y en la clave va un escudete liso con remate inferior conopial. Por encima hay una ventanita geminada, que aún sigue patrones góticos, pues se compone de dos arquillos apuntados que apean sobre un pilar central de sección cuadrada y con las esquinas rematadas. Tiene una cornisa moldurada a modo de antepecho. La torre se perfora en cambio por dos ventanas rectas. Todavía en este frente oriental encontramos una casa que se adosó al lienzo original, seguramente en fecha avanzada. Tiene planta cuadrangular y tres alturas, más tejado a doble vertiente. Los vanos son amplios y rectos, con una puerta en planta baja, flanqueada por cuatro tragaluces, y dos series de tres ventanas alineadas en las alturas superiores.
Los lados sur y occidental parecen haber sido concebidos en un único impulso constructivo, pues presentan coherencia en algunos aspectos. Se edificaron en sillarejo que en algunas zonas evoluciona a mampostería concertada. En el lado meridional hay dos recios contrafuertes para evitar desplazamientos del muro debido a la caída del terreno. En el ángulo de intersección de ambos muros hay una torre circular con muy buena estereotomía, erigida con un evidente objetivo defensivo, en concreto proteger por flanqueo los muros sur y oeste. Debemos considerar esta torre como resto del primitivo palacio medieval. Otra torre protegía el ángulo noroeste. Todos los vanos son rectos en este sector, y ambos muros rematan en alto con un almenado que también debe ser anterior a 1521. Por encima hay un alero de piedra y un tejado a dos aguas, que en la torre circular es cónico.
El paño septentrional presenta tres alturas, y destacan dos amplios ventanales geminados, con arcos góticos que apean sobre pilar central. Llevan un arco externo de descarga, también apuntado, que alberga un escudete liso de decoración hoy perdida. Se trata de vanos modernos y de evidente inspiración neogótica.
Tras flanquear el acceso, encontramos un hermoso patio renacentista, de planta lógicamente cuadrangular, con cuatro crujías de las cuales las de los lados largos llevan tres arcadas y las de los lados cortos tan sólo dos. Los arcos tienen amplia luz y son de aspecto muy liviano, llevan las roscas achaflanadas y apean en pilares de sección octogonal que llevan molduras a modo de capiteles. Estas arcadas sostenían tejados simples con estructura de madera. Se aprecia también en este patio un pozo con "aska" para abrevar, así como una elegante escalera de acceso a los pisos.
Observando el conjunto con ojo crítico, pensamos que, aunque los restos medievales están bien presentes y son claramente observables, el palacio debió sufrir una profunda remodelación en el siglo XVI, probablemente tras la destrucción parcial de 1521. Tan sólo podemos añadir que abogamos por una pronta rehabilitación para este hermoso y elegante palacio navarro, solar de los Ayanz y de los Guenduláin, y testigo de la historia del reino durante los años de las guerras civiles del XV y la conquista llevada a cabo en el primer cuarto del siglo XVI.
Ermitas
Pérez Ollo cita tres, las de San Babil, Santa Justi y Santa María Magdalena. La primera de ellas fue visitada por el obispo Igual de Soria en 1796, y la tercera pudo ser hospital de peregrinos. En cualquier caso, no queda rastro de ninguna de ellas.
Parroquia de San Andrés.
Se trata de un templo erigido en el siglo XVI avanzado, por lo que en sus muros pueden verse rasgos de tradición gótica, mezclados con otros renacentistas e incluso barrocos, estos últimos procedentes de una reforma llevada a cabo en el siglo XVIII. La planta es de cruz latina, con una única nave que se divide en tres tramos iguales antes del transepto, que aparece bien marcado en planta. La cabecera es poligonal de tres lados, y a ella se adosa, por el lado del Evangelio, una sacristía de planta cuadrada. El acceso se practica en el lado de la Epístola, a la altura del segundo tramo, y va cobijado por un pórtico sobre pilares. Al brazo septentrional del transepto se adosa una capilla funeraria de planta rectangular, y al muro del templo del mismo lado los volúmenes de la escalera de acceso al coro y el caracol de la torre.
Los muros son de sillería bien aparejada, y se perforan por una ventana de medio punto moldurada, en el brazo meridional del transepto, y otra recta en el muro de los pies. A los pies de la nave, por otro lado, se levanta un coro de piedra con arco de embocadura escarzano, que apea sobre pilastras con cajeamientos.
El templo se cubre con tramos de bóveda de crucería con terceletes, que afecta a nave y brazos del transepto, así como a la sacristía. Los nervios van moldurados y apean en columnitas suspendidas de orden toscano, mostrando una peculiar mezcla de estilos. En el crucero las tracerías son algo más complicadas, incorporando una estrella de cuatro puntas cuyos nervios apean en columnas sobre pedestales, mientras que la cabecera lleva bóveda de paños, cuyos nervios apean como en la nave. El bajo coro recibe también bóveda de terceletes, con las claves decoradas con estrellas y corazones.
Al exterior, la torre se alza sobre el primer tramo de la nave, siguiendo patrones del arte rural del medievo navarro. Se trata de un cuerpo prismático de corto fuste, perforado en alto por medios puntos para alojamiento de las campanas, rematando con tejado en pabellón. El pórtico, que como va dicho se levanta en el muro de la Epístola, presenta tres arcos de medio punto, que apean en pilares intermedios de sección rectangular, y tiene estructura superior de madera. La puerta propiamente dicha va alojada en el ancho mural, que forma un arco de descarga de medio punto. Data de las reformas del barroco, y se abre mediante arco de medio punto que apea sobre pilastras decoradas con cajeamientos, y que llevan molduras a modo de capiteles. El trasdós del arco va también decorado con molduras en resalte. Dos columnas de orden toscano flanquean esta puerta, van sobre pedestales cajeados y sostienen un entablamento liso bajo frontón curvilíneo partido y con avolutamientos.
Como consecuencia del abandono de los últimos treinta años, el templo se halla hoy en un precario estado de conservación, y su ajuar y mobiliario litúrgico se ha dispersado por otras parroquias y museos. Aún se conserva in situ la pila bautismal, que se ubica en un pequeño nicho situado a los pies del templo, por el lado del Evangelio. Se trata de un ejemplar del XVI, con pedestal cuadrangular, basa circular, fuste cilíndrico corto y taza semiesférica lisa.
Joseba ASIRON SAEZ (2008)