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COMPAÑÍA DE REMOLCADORES IBAIZABAL

La Compañía de Remolcadores Ibaizábal S.A se creó por iniciativa del grupo empresarial Sota y Aznar el 13 de noviembre de 1906, como resultado de la fusión de la Sociedad de Servicios Fluviales, dirigida por Emiliano de Arriaga, de los remolcadores de los Señores Barturen y Arribi y de los dos remolcadores propiedad de las navieras de Sota y Aznar, construidos por la Compañía Euskalduna de Construcción y Reparación de Buques en 1904 y 1905. Previamente a su creación los servicios de remolque, salvamento y aguadas de los buques de Sota y Aznar habían sido realizados por la Compañía de Remolcadores del Cantábrico, una sociedad creada en 1890, a partes iguales, por la casa Aznar y Astigarraga (gerentes de la Compañía Bilbaína de Navegación) y el grupo naviero Carranza-Uriarte (de la Sociedad Marítima de Vizcaya y la Compañía Naviera Uriarte) con el objeto de proporcionar esos servicios a los buques de las compañías navieras de ambos grupos. Su capital fue de 350.000 pesetas y cada uno de los grupos nombraba uno de los dos Directores-Gerentes de la compañía.

Remolcadores Ibaizábal se creó con un capital de medio millón de pesetas, representado por 1.000 acciones de 500 pesetas cada una. Ramón de la Sota, en nombre y representación de la Sociedad colectiva Sota y Aznar, suscribió 284, aportando los remolcadores Chacharra-Mendi y Tontorra-Mendi; Emiliano de Arriaga, Policarpo Eguiráun y Domingo Ibarreche, en nombre de Servicios Fluviales, 421, aportando esta sociedad los remolcadores Aitor y Eusko y el manantial Estrella de Oro y un trozo de monte en Olaveaga; Blas de Otero, 177 acciones, aportando los remolcadores AFY e YFA; Ramón Arribi, 100 acciones, aportando la concesión del aprovechamiento del manantial Entrambasaguas; y Daniel Echevarría, las 18 restantes por los derechos del contrato de arriendo del manantial Valle.

Aunque la participación de la casa Sota y Aznar no era la más importante, sus socios Ramón de la Sota y Luis Mª Aznar, fueron nombrados, solidariamente y por todo el tiempo de duración de la misma, gerentes de la nueva compañía. Ramón de la Sota, además, presidió el primer Consejo de Administración, del que también formaban parte Fidel Uriarte y Luis Astigarraga como vocales. La nueva compañía se convirtió en una sociedad filial de la Naviera Sota y Aznar, tenía su misma dirección telegráfica y sus unidades portaban la misma enseña de la Naviera: las letras S y A en rojo sobre fondo amarillo paja.

En el mismo año de su creación, la Compañía de Remolcadores Ibaizábal llegó a un acuerdo con la otra gran empresa que operaba en la ría de Bilbao, la Compañía de Remolcadores Bilbaínos del grupo naviero dirigido por Francisco Martínez Rodas (Marítima Unión, Marítima La Actividad, Marítima Cantabria). Por el mismo, esta última empresa controlaba la zona de la desembocadura de la ría y el puerto exterior y Remolcadores Ibaizábal se hacía cargo de la zona que iba desde El Desierto hasta Bilbao. Finalmente, en 1910, Remolcadores Ibaizábal se hizo con todo el activo de Remolcadores Bilbaínos, sus tres remolcadores España, León y Perico, el manantial Arriagas y un edificio destinado a almacén sito en Lamiaco. Desde entonces y hasta la Guerra Civil, la compañía explotó en solitario el servicio de remolque y salvamento marítimo y aguadas en la Ría y Puerto de Bilbao. Durante el decenio de 1920 la empresa renovó paulatinamente su flota con nuevas unidades propulsadas por motores Diesel construidas en el astillero de la compañía Euskalduna, también integrada dentro del grupo empresarial Sota y Aznar.

Durante los primeros meses de la Guerra Civil, sus cuatro mejores remolcadores, Ayeta-Mendi, Altsu-Mendi, Auntz-Mendi y Arin-Mendi, estuvieron al servicio del Gobierno Vasco, que los empleó como patrulleros de vigilancia y, más tarde, como auxiliares en la evacuación de la población civil. La Junta General Extraordinaria de Accionistas, celebrada el 3 de septiembre de 1937, nombró un nuevo Consejo de Administración, presidido por José Luis Aznar Zavala (que también asumió la gerencia de la empresa), y compuesto por los antiguos consejeros Ramón Arribi y Beitia y Enrique Astigarraga, y los nuevos Juan Caro Guillamas y Joaquín de Goyoaga. A partir de entonces la compañía formó parte del grupo naviero liderado por la familia Aznar, en el que figuraban, entre otras sociedades, las Navieras Aznar, Vascongada, Bilbaína o la Naviera de Exportación Agrícola.

La Compañía de Remolcadores Ibaizábal continuó realizando los servicios de remolque, salvamento y aguada en el puerto y la ría de Bilbao sin apenas cambios en su flota hasta la década de 1950, debido a la paralización de la industria de construcción naval en España en este periodo. La renovación de su flota de remolcadores se inició en esa década, acelerándose significativamente en la de 1960. A partir de 1965, con la entrada en servicio del remolcador Silvia Segundo, Remolcadores Ibaizábal extendió su actividad al remolque y salvamento en alta mar, negocio que se consolidó con nuevas unidades como el Aznar José Luis, en 1969, o los cuatro remolcadores de la serie Ibaizábal (construidos entre 1974 y 1977).

Remolcadores Ibaizábal fue una de las pocas empresas supervivientes del grupo Aznar tras la quiebra de la naviera del mismo nombre en 1983. Durante los decenios de 1980 y 1990 la empresa prosiguió con la estrategia de renovación continua de su flota, reforzó su posición de dominio en el puerto de Bilbao y entró en otros puertos como Ferrol, La Coruña, Marín y Tarragona. Pero además, Remolcadores ha sido la empresa empleada por la quinta generación de la familia Aznar para entrar de nuevo en el negocio naviero, primero mediante la adquisición de una parte de la privatizada Trasmediterránea en el 2002 (formando parte de un consorcio liderado por Acciona), y después a través de la constitución de Ibaizabal Management Services, sociedad propietaria de una de las flotas de buques graneleros y petroleros más importantes de España a principios del siglo XXI.

Jesús Mª VALDALISO GAGO (2007)