Diario alavés de coloración carlista que aparece en Vitoria en 1901.
En 1924, con la nueva coyuntura política, cambia su director Gregorio de Altube por Francisco Martínez, procedente de El Debate. Entre sus colaboradores veremos a J. Javier de Landáburu, Ricardo Apraiz (El Reserva, El Licenciado Rompelanzas), Fernández del Castillo, Lucio Asensio y Manuel Ibarrondo. Implantada ya la República, este diario apoyó el movimiento municipalista en pro del Estatuto Vasco. Con motivo de las elecciones generales a Cortes Constituyentes, sostuvo una gran polémica con el liberal La Libertad (republicanos y ANV) al apoyar la candidatura de José Luis Oriol al escaño, que saldrá triunfante junto con el candidato de su contrincante, Susaeta. Ante el taponamiento que estaba sufriendo en las Cortes el llamado "Estatuto de Estella", el PNV intentó formar un frente común en defensa del mismo. El "Heraldo Alavés" comentaba así el hecho:
"Estas aproximaciones que ahora se piden podían haberse realizado en la asamblea a la cual fueron convocados todos: aunque hubiera sido la de Estella. Así no hubiéramos perdido tan lastimosamente el tiempo y sobre todo en ese contacto, con tanta ansia buscado por los Alcaldes de Guecho, de Llodio, de Azpeitia y de Sangüesa, no se hubiera dado lugar a una campaña de prensa que ha envenenado la cuestión. Parece ahora que las izquierdas arrepentidas en esa falta de tacto político inician la retirada de su intransigencia. Y es que la posición claramente autonomista de las derechas será bandera que éstas siempre podrán presentar a los electores, como uno de sus más grandes aciertos de la época actual. Somos partidarios de una unión por el camino de la libertad del País Vasco, comprendemos que no puede hacerse todo de una vez, y lo lógico y lo político es avanzar cada día un poco, ya que con el criterio de todo o nada no podríamos los vascos ni presentar el proyecto elaborado por Euzko-Ikaskuntza (Sociedad de Estudios Vascos), donde sabemos que una transigencia de jaimistas, republicanos y nacionalistas, dióle vida".
Al año siguiente había de desaparecer este diario, dando paso al francamente oriolista Pensamiento Alavés. La desaparición fue precedida de una sorda pugna por eliminar aquellos empleados que o eran nacionalistas o simpatizaban con el nacionalismo, como su administrador Francisco R. de Arbulo. El 13 de junio de 1932, el diario intenta iniciar una segunda etapa, cambiando incluso su formato gráfico, bajo la dirección de Domingo Arrese y Guillermo Sancho, pero la maniobra será inútil, al ser Oriol el principal accionista. El 13 de diciembre aparece su sustituto con los residuos de su plantilla purgada y una nueva carga ideológica.