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SOCIEDAD ESPAÑOLA DE CONSTRUCCIÓN NAVAL

La Sociedad Española de Construcción Naval se creó en Madrid en 1908 con el objeto inicial de construir buques de guerra para la Armada española. Nacía con un capital social de 20 millones de pesetas, aportado en un 60 por 100 por un grupo financiero e industrial español (en el que participaban significadas empresas vascas como los Bancos de Bilbao y Vizcaya, Altos Hornos de Vizcaya y la Basconia, etc) y el resto suscrito por un consorcio británico liderado por la casa Vickers. La Naval obtuvo la concesión por parte del Estado de los arsenales militares de Ferrol y Cartagena y otras instalaciones en Cádiz, pero la continuidad de los pedidos de la Armada, la firma de un contrato con la Compañía Trasatlántica en 1913 que traspasaba al astillero las construcciones y reparaciones que la naviera debía realizar en virtud de su contrato con el Estado, y el aumento de los pedidos de otras navieras privadas, le movieron en 1915 a ampliar su objeto social, incluyendo ahora la construcción de buques mercantes, y también su capacidad productiva, haciéndose con unos terrenos en el municipio de Sestao para levantar un nuevo astillero, inaugurado en 1916. Poco más tarde arrendó a Altos Hornos de Vizcaya las instalaciones de los antiguos Astilleros del Nervión, que acabó comprando finalmente en 1924, convirtiéndose por capacidad productiva y cifras de tonelaje entregado en el astillero más importante de Vizcaya y del País Vasco en general, puesto que ha mantenido hasta nuestros días.

Los astilleros de Sestao disfrutaron de unos pedidos y una ocupación creciente hasta 1919, coincidiendo con la situación general del negocio naviero. La crisis de posguerra en el sector contrajo drásticamente los pedidos, obligando al astillero a diversificar su producción (hacia la fabricación de material ferroviario), con el objeto de mantener empleada su capacidad productiva. La demanda de los navieros se reactivó en la segunda mitad de los años veinte, pero no se llegaron a alcanzar las cifras de producción de los últimos años de la guerra. Desde principios de los años treinta, el recorte del gasto público en marina y ferrocarriles, junto con la crisis económica que afectó con especial gravedad al transporte marítimo, tuvo un reflejo negativo sobre la marcha de la empresa, que cerró los ejercicios con pérdidas cada vez más elevadas.

A partir de 1939, la Sociedad Española de Construcción Naval se quedó sin los arsenales de Ferrol y Cartagena (cuyo control volvió a manos del Estado), centrándose de forma exclusiva en la construcción de buques mercantes en Cádiz y Sestao. El astillero de Sestao acentuó su especialización en la construcción de grandes buques mercantes, segmento que experimentó un crecimiento espectacular de la demanda y la producción a partir de principios de los años sesenta. Entre 1940 y 1979, un 57 por 100 del tonelaje entregado por los astilleros de Vizcaya se construyó en las gradas de La Naval de Sestao, seguido a bastante distancia por Euskalduna (con un 33 por 100) y otros pequeños astilleros (que construyeron el 10 por 100 restante). El astillero de Sestao también se encargó durante este periodo de la construcción de motores Diesel marinos de grandes potencias.

En 1969 los dos grandes astilleros vizcaínos se fusionaron, junto con la empresa pública Astilleros de Cádiz, en una nueva empresa, Astilleros Españoles, S.A., que se convirtió en el primer constructor de España y en el cuarto astillero del mundo por capacidad productiva. La nueva sociedad surgía con un capital de 2.850,6 millones de pesetas, la mitad del cual era aportado por la empresa pública y el resto por los dos astilleros privados (La Naval un 31,8 por 100 y Euskalduna un 18,2 por 100). En el momento de su constitución, AESA representaba el 60 por 100 de las nuevas construcciones, el 75 por 100 de las reparaciones y el 78 por 100 de la fabricación de motores marinos en España. La constitución de AESA acentuó la especialización de Sestao en la fabricación de bulk-carriers y petroleros de gran tamaño, los dos tipos de buques cuya demanda estaba experimentando un mayor crecimiento, tanto para el mercado interno como para el internacional.

La crisis iniciada en 1974 en el sector afectó con especial a los dos tipos de buques citados, contrajo los pedidos y endureció la competencia en el mercado internacional dominado progresivamente por los astilleros de Japón y Corea del Sur. AESA, como el resto de astilleros españoles, se vio obligada a producir para un mercado interior cada vez más pequeño que sólo absorbía una pequeña parte de su capacidad productiva. Ante la retirada del capital privado, debido a la difícil situación del sector, el Estado no tuvo más remedio que quedarse como único accionista en 1979. A partir de 1982 procedió a efectuar la reconversión del sector que consistió, básicamente, en un recorte drástico de la capacidad productiva y del empleo. En Bilbao, la reconversión significó el cierre de las instalaciones de Euskalduna en Olaveaga y Asúa en 1988 y 1989 y la concentración de la actividad en las instalaciones de La Naval en Sestao, aunque con unas cifras de producción y empleo mucho más bajas y siempre dependiendo de las ayudas públicas para poder competir con los astilleros asiáticos. Tras la incorporación de España a la Comunidad Económica Europea en 1986, las ayudas públicas a los astilleros fueron homologándose paulatinamente a la normativa europea, cada vez más restrictiva. Durante este periodo La Naval ha acentuado progresivamente su especialización en buques de mayor contenido tecnológico y precio, en particular los gaseros, donde el margen para competir es algo más elevado. En cualquier caso, ha seguido dependiendo de las subvenciones públicas para subsistir.

La Sociedad Estatal de Participaciones Industriales procedió en 1997-98 a una reorganización de AESA, creando una nueva sociedad, Astilleros de Sestao S.R.L., filial 100 por 100 de la matriz. En el año 2000 AESA se fusionó con la también pública Empresa Nacional Bazán, dedicada a las construcciones navales militares, dando lugar a una nueva empresa Izar. Tras el fracaso de la operación Izar, en el año 2005 el gobierno decidió constituir una nueva empresa, denominada Navantia, integrada por los centros de la antigua Bazán y tres de la antigua Astilleros Españoles, dedicándola a las construcciones navales militares. Las cuatro factorías restantes no integradas en Navantia, entre las que se encontraba la de Sestao, entraron en proceso de liquidación y, si fuera posible, venta a la iniciativa privada. La factoría de Sestao ha sido adquirida en el 2006 por el consorcio Construcciones Navales del Norte, integrado por las empresas Grupo Ingelectric, Astilleros Murueta, Naviera Nervión, Iniciativas Navales del Norte y Marlon 25. Bajo esta nueva dirección, el astillero de Sestao ha terminado varios de los pedidos que ya tenía contratados con anterioridad, como la construcción de buques gaseros para el grupo naviero Knutsen, y dispone de una cartera de pedidos que le asegura carga de trabajo para los próximos cinco años (entre los que destaca el contrato de construcción de la mayor draga de succión del mundo para el armador belga Jan de Nul).

Jesús Mª VALDALISO GAGO (2007)