Villes

VILLAVERDE DE TRUCIOS

Su pertenencia en el Medievo a territorio señorial ha ocasionado que este municipio, originariamente vizcaino, haya experimentado la misma suerte que Treviño, en Araba.

De los Avellaneda a los Velasco. En efecto, según recoge Lope García de Salazar en sus Bienandanzas... el valle (Villaverde, Trucíos y Arcentales) fue donado por los Señores de Vizcaya a Lope Ochoa de Avellaneda. Poseía concejo, alcalde, prestamero, merino y alcaide de la casa fuerte del señor, y disponía de voto en las Juntas de Avellaneda. El linaje más importante era el de Santa Cruz y sus naturales participaron en las luchas de bandos medievales. Uno de los descendientes de Ochoa, Diego de Avellaneda, transmitió en 1440 a Pedro Fernández de Velasco, de la casa de Haro, el lugar de Villaverde, con su casa fuerte, huertas, palacios, monasterio, ferrerías, heredades, manzanares, casas, montes, etc. Junto con los bienes raíces trasmitió también a sus vasallos (casas censuarias de los Señores de Vizcaya), con la jurisdicción alta, baja, criminal y mero y mixto imperio, por juro de heredad, es decir, todo. Fue incluido en el Corregimiento de Soba, separándoselo de las Encartaciones.

Posición ambigua. Pese a esta desagregación señorial, Villaverde y sus gentes participaron en los derechos de los encartados aunque no se hallaban orgánicamente representados en las instituciones de las Encartaciones. Podían acceder a cargos públicos (síndicos, escribanos, etc.), acudían en defensa del Señorío en los repartimientos que se hacían en Gernika, contribuían en los donativos y podían apelar de sus causas al teniente general de las Encartaciones y a los tribunales designados por su Fuero. En concreto, en 1584 y en 1594 pidieron al teniente de la Encartación poder alegar ante el Rey y el Consejo de Castilla su naturaleza encartada y el derecho que les asistía a disfrutar de la misma. En esta representación reiteraron que eran vizcainos "originarios" y que todas las apelaciones y recursos que se interponían procedentes de su justicia se elevaban ante el Juez Mayor de Vizcaya que residía en la Chancillería de Valladolid, siendo, además, libres y quitos de alcabalas y otros tributos, como el resto de los vizcainos. En 1604 recurrieron y consiguieron de dicha Chancillería poder adquirir la sal donde quisieran, como lo hacía el resto de los vizcainos. En 1623 se opusieron a pasar a pertenecer al Corregimiento de las Cuatro Villas santanderinas alegando los deberes que desempeñaban en defensa de los puertos del Señorío, cosa que consiguieron. En 1690 fueron eximidos, junto con Orozko, del pago del impuesto de la vena que salía del Señorío. En 1710 se repitió la tentativa santanderina al tratar las Cuatro Villas de que participaran en su donativo.

En la provincia de Santander. Debido a estos avatares y a la pobreza que impidió a sus habitantes rescatar sus derechos, a finales del s. XVIII era Villaverde un señorío jurisdiccional perteneciente al Ducado de Frías. Desaparecidos dichos señoríos en el s. XIX, Villaverde quedó integrado administrativamente en la provincia de Santander.

Guerra de 1936-1939. En la guerra de 1936-1939 permaneció Villaverde en zona republicana hasta la total ocupación de Bizkaia por los sublevados. Ante la inminente caída de Bilbao, el 16 de junio de 1937 el Gobierno Vasco se trasladó a esta población dejando en Bilbao una Junta provisional de defensa encargada de las tareas de evacuación.

Tentativas de unión a Bizkaia. Villaverde solicitó la reintegración a las Encartaciones en las primeras décadas del s. XX. La llegada de la Dictadura de Primo de Rivera cortó este movimiento reintegratorio que renace, con fuerza, al implantarse los regímenes autonómicos en los años 80 del s. XX. En 1984 varios concejales del ayuntamiento se entrevistaron, a iniciativa propia, con el Diputado general de Bizkaia, Pradera. El 26 de septiembre de 1986 una decisión mayoritaria del Ayuntamiento presidido por la alcaldesa, Piedad González (PSC-PSOE), acordó la incorporación a la Comunidad Autonoma Vasca y el abandono de la de Cantabria apoyándose la moción en el art. VIII del Estatuto de Gernika, el 58 del de Cantabria y en la Constitución española. La Diputación vizcaina manifestó su satisfacción pero la Asamblea de Cantabria, en sesión plenaria celebrada el 20 de octubre, se posicionó en contra de la pretensión. Firme en su vieja determinación, el pleno del ayuntamiento del 30 de octubre de 1987 acordó solicitar un referéndum siendo otra vez la alcaldesa Piedad González, esta vez por la Agrupación Unitaria Independiente, apoyada por la Agrupación Socialista Independiente, frente a los dos concejales del Partido Demócrata Popular, la abanderada del movimiento. El Gobierno Cántabro interpuso un recurso que fue desestimado por la sala de lo contencioso-administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León en febrero de 1991. En consecuencia, en marzo de ese año Piedad González envió un escrito al Consejo de Ministros solicitando la celebración del referéndum y la puesta en marcha del mecanismo de adhesión a la CAV, cosa que fue denegada por dicho Consejo. De esta forma, al igual de lo que ocurre con Treviño, este ayuntamiento, que se siente mayoritariamente vasco y conforma su vida en el marco vizcaino -prensa diaria, asistencia sanitaria y religiosa, vínculos familiares, teléfono, agua, autobús, abastecimiento, ocio, trabajo, etc.-, ha visto desoídos sus reiterados y democráticos deseos.