Politiques et Fonctions Publiques

Salinas Jaca, Constantino

Político navarro nacido en Altsasu el 12 de diciembre de 1886. Estudió medicina en Zaragoza estableciéndose en su localidad natal en 1912 donde ejerce la profesión hasta la guerra.

Era hijo de un alavés y de una guipuzcoana, casándose en 1914 con una vizcaína. Según recoge Arbeloa (La masonería en...), fue iniciado en la logia "Ibérica" de Madrid por Angel Gadé, de la logia "Resolución" de Sangüesa, tomando el nombre simbólico de la ciudad navarra donde residía. Intentó en vano la fundación de un núcleo francmasón en Altsasu. Junto con un tal Mendizabal y C. Ricardo Castresana (comerciante vitoriano nacido en 1891 e iniciado en 1927 en "Ibérica"), organiza Salinas el Triángulo "Ciencia" en la capital alavesa. Cuando llega la II República es elegido teniente de alcalde y se le designa diputado gestor (25 de abril de 1931) y Vicepresidente de la Diputación de Navarra, con filiación socialista. Jimeno Jurio lo enjuicia como un "hombre culto, afable, dotado de fino sentido del humor, vivió muy cerca del necesitado, preocupado por adecuar su actuación a sus ideales socialistas"

Y recoge su impresión sobre el Estatuto de Estella en estas líneas:

"Mi madre es guipuzcoana; mi padre, alavés; mi compañera, vizcaína; mis hijos y yo, navarros. Las cuatro provincias se dan la mano en mí. Mi amor a la patria chica no es incompatible con el amor a la patria grande, ni a la patria universal a la que, como socialista, aspiro". "Soy ardiente partidario de la autonomía, no sólo para Navarra sino para todas las regiones. El centralismo absorbente es repugnante; soy partidario del estatuto que articule esas aspiraciones.

Con respecto al Estatuto he dicho otras veces, y lo dije a la comisión de alcaldes propugnadores de las enmiendas de Estella, cuando me visitaron antes de la última asamblea del 10 de agosto, que ha sido una verdadera pena -en mi concepto, claro está- la incorporación de esas enmiendas al Estatuto Vasco-Navarro. Esas enmiendas han sido la piedra de discordia que ha roto la hermosa unanimidad que daba calor al Estatuto... Qué satisfacción hubiera sido la nuestra, de poder ir a Madrid en buena armonía todos, para decir al Gobierno de la República: 'Aquí le presentamos nuestro Estatuto. Es el punto de coincidencia de todos los partidos políticos. Es lo que Navarra anhela'".

Ocupó la presidencia de la Asamblea de Municipios, que se celebró en Pamplona el 19 de junio de 1932. Aguirre juzga así la actuación del presidente:

"Al Sr. Salinas, Presidente de la Asamblea, nada se le puede achacar, sino el haber dado excesiva beligerancia a estos elementos (monárquicos) y el haber cedido a sus pretensiones después de haber sentado un criterio que al fin respondía al de la inmensa mayoría de la Asamblea"

(Cfr. Aguirre, J. A.: Entre la libertad y la revolución, Bilbao, 1935, pp. 36, 46, 269, 270-272 y 284).

Como profesional de la medicina, -recoge también Jimeno- le preocuparon dos instituciones: el hospital de Barañain y la Inclusa. Gestionó el traslado a Barañain de los niños expósitos. "No sé cómo en esta tierra se ha podido hablar de caridad y de religión, teniendo a los niños desgraciados en esa cárcel", falansterio lóbrego e infecto, baldón de Navarra.

"Quiero exteriorizar mis sentimientos de admiración y respeto para aquellas monjitas y para el virtuoso y ejemplar director espiritual, don Gervasio Villanueva, cuyo celo e interés por los niños es verdaderamente paternal".

Y otra preocupación permanente: la Ribera, con el problema de la tierra en pie, retador y hosco, que "hay que acometer exigiendo de la propiedad que realice la función social que los tiempos le exigen imperiosamente". A raíz de los sucesos de 1934 ingresó en prisión. En 1935 denunció, según publicó luego en La Lucha de Clases del 10 de junio de 1937, ante la Gobernación que "algunos curas de esta montaña navarra aprovechaban los días festivos para reunir en las explanadas de la sierra de Urbasa a los requetés adiestrándolos en los ejercicios militares. Son muchos los que asisten uniformados". En 1936 se presentó como candidato del Frente Popular en las elecciones generales siendo derrotado por las derechas.

El Tribunal Especial para la Represión de la Masonería y el Comunismo lo condenó, en sentencia del 5 de mayo de 1945, a doce años y un día de reclusión menor por sus actividades masónicas, estando, "en rebeldía e ignorado paradero". (Arbeloa: La Masonería en...). Ocupó durante la guerra algunos puestos en la administración sanitaria, pasando luego a Francia y ejerciendo en Narbona. Desde 1941-1952 vive en la Patagonia argentina siendo médico de Salud Pública. En Argentina escribe en prosa Allá en la Patagonia y La bandera española, en verso Las montañas de Navarra, y la obra de teatro Sepulcros blanqueados. Formó parte asimismo de varias entidades republicanas en el exilio. Murió en Buenos Aires el 14 de octubre de 1966.