Compositeurs

Remacha Villar, Fernando

Compositor, pedagogo e intérprete nacido en Tudela (Navarra) el 15 de diciembre de 1898. Murió en Pamplona el 21 de febrero de 1984.

A los nueve años se inició en el estudio del violín con el maestro de capilla de la catedral de Tudela, Joaquín Castellano. En 1911 marchó a Madrid, donde estudió con Conrado del Campo. De estas fechas son sus primeras obras, como el ballet La maja vestida, el poema sinfónico Alba y Tres piezas para piano.

En 1923 termina Composición y obtiene el Premio Roma, que le permite estudiar con Malipiero durante cuatro años y conocer de primera mano el lenguaje de clásicos como Monteverdi o Verdi. De vuelta en Madrid se gana la vida tocando la viola y trabajando en la productora cinematográfica Filmófono, con la que llegó a componer música para películas como Don Quintín el amargao o Centinela alerta, esta última de Luis Buñuel. En 1930 se presenta el Grupo de Madrid, del que Remacha forma parte con Bacarisse, Bautista, Pittaluga, Mantecón, Ascot y los hermanos Halffter. Aunque su obra presentará rasgos personales que le alejarán en alguna medida del resto de estos compositores, es usual incluir a Remacha junto a éstos en la llamada Generación del 27.

En 1933 obtiene su primer premio nacional de Música por su Cuarteto para violín, viola, violoncello y piano. En 1938 recibiría el segundo por su Cuarteto para cuerda. El final de la guerra le sorprende en Barcelona, desde donde decide volver a Tudela, donde se hizo cargo de la ferretería familiar. Allí vuelve poco a poco a la actividad musical, y en 1951 el Ayuntamiento de Pamplona le encarga las Vísperas de San Fermín. A partir de allí su obra será muy desigual. En 1957 se traslada a Pamplona para poner en marcha el Conservatorio Pablo Sarasate. La docencia le absorberá por completo durante mucho tiempo. En 1963 compone la cantata Jesucristo en la Cruz, por la que obtiene el Premio Tomás Luis de Victoria en la Semana de Música Religiosa de Cuenca. En 1980 recibió por tercera vez el premio nacional de Música y en 1981 el premio Pablo Iglesias.

Como compositor puede decirse que recibió influencias muy dispares, por lo que puede considerarse como ecléctico, oscilando entre el ámbito impresionista, expresionista y neoclásico, siendo quizás éste, según Marcos Andrés, el más importante. Asume en numerosas ocasiones un lenguaje neomodal, incluso con referencias concretas al gregoriano. En él suele ser más interesante la armonía que la melodía, que en muchas ocasiones está estructurada en motivos muy breves. Muestra un gran gusto por la disonancia y por la tensión que provoca, como es palpable por ejemplo en su Concierto para guitarra. Esto le lleva a una tonalidad extendida en la mayor parte de su producción, pero también abordó la atonalidad e incluso, aunque de forma libre, el dodecafonismo.

Por lo que respecta al ritmo, hay un gusto evidente por la polirritmia y la irregularidad métrica de cuño stravinskiano, lo que puede apreciarse en su Sinfonía en tres tiempos. El carácter nacionalista de parte de su obra, por otro lado, le lleva a utilizar ritmos como el fandango o la jota, que lleva sin embargo a una gran estilización. Títulos importantes en este sentido, donde muestra un carácter más regionalista si se quiere, son su Rapsodia de Estella, Clarín de fiestas y La bajada del ángel, su último estreno, que se presentó en la catedral de Tudela y que fue su tributo a la ciudad natal que le nombró hijo adoptivo en 1975.

Por lo que respecta a la forma, su preocupación por la estructura es también determinante, inspirándose en muchas ocasiones en las formas clásicas, pero siempre en busca de la concisión y la coherencia formal. Puede decirse que su obra es breve en número debido a los problemas que tuvo en vida, aunque de ningún modo respecto a su calidad. Consta de las dos obras comentadas de música escénica, nueve obras de música sinfónica, seis para voz y piano, cuatro para conjunto instrumental, una decena para piano, una docena larga de música religiosa y cuatro bandas sonoras de películas.

Por lo que respecta a su labor pedagógica, convirtió al Pablo Sarasate en un centro de referencia, introduciendo métodos musicales novedosos en el ámbito hispano, como la pedagogía Orff. También son de destacar algunas iniciativas fuera del conservatorio, como las semanas gregorianas desarrolladas desde 1958 en conexión con el Instituto Gregoriano de París. Por otro lado, mostró una preocupación evidente por la educación musical primaria, y métodos como el Chevais o el Orff-Schulwerk se trajeron a España por primera vez de su mano.