Peintres

Martínez Ortiz de Zárate, Nicolás

Pintor, cartelista, muralista y grabador. Nacido en Bilbao el 3 de febrero de 1907, falleció en 1991.

Hijo de grabador, pronto acudió a la Escuela de Artes y Oficios de su villa natal obteniendo en 1924 una beca del ayuntamiento para ampliar estudios en la Grande Chaumiére de París. En la ciudad luz participó ya en concursos de carteles saliendo triunfante de varios. Se reinstala en Bilbao en 1930.

Se destacó en la realización de excelentes carteles e ilustraciones de publicaciones, amén de pintura mural entre los que pueden destacarse: Vuelta al País Vasco (1930); San Sebastián, Gran Semana Vasca; Cartel Festival organizado por Solidaridad de Obreros Vascos a beneficio de los parados (1931); cartel del primer Aberri Eguna; cartel de las corridas de agosto, lema "A las cuatro" (1932); cartel pro Estatuto; cartel de la Vuelta al País Vasco; cartel presentado al concurso abierto por el Ministerio de Agricultura, Industria y Comercio, para la difusión en la Argentina del libro español (1933); gran cartel entrada a Mendizorroza, Aberri Eguna; cartel "El Día de Haber por la Patria"; ganador Concurso Exposición de Industria y Comercio; murales al fresco del Restaurante Luciano de Bilbao, arquitecto Tomás Bilbao; Mural para el Museo de Las Encartaciones, todo ello en 1934; cartel "VIII Vuelta al País Vasco", organizada por Excelsius; cartel anunciador carreras internacionales de la Peña Motorista de Vizcaya, "IV Tourist Trophy"; exposición de Carteles Taurinos bilbaínos de distintas épocas; en el Concurso de Carteles de propaganda nacionalista (32 carteles presentados) el jurado le concede el primer premio, exponiéndose en el Salón Principal de Juventud Vasca (1935); en el mismo año cartel del Día de Haber por la Patria; ya en 1936 en el concurso de Carteles entre artistas vascos para la IX Vuelta Ciclista al País Vasco, obtiene el primer premio con En ruta y confecciona el Cartel de la Feria de agosto de Bilbao y Día de Haber por la Patria.

Fue secretario de la Asociación de Artistas Vascos y, como puede verse, colaboró principalmente con el PNV. Durante la Guerra diseñó los billetes de banco emitidos por el Gobierno Vasco (eliodoros) y colaboró con éste en la preparación de la participación vasca en la Exposición Internacional de París. Al caer Bilbao el pintor Cabanas Erausquin se lo llevó al Departamento de Plástica de Prensa y Propaganda del gobierno franquista pero, relata Llanos, "es denunciado por un pintor vizcaíno como autor de los billetes de Euzkadi y tiene que pasar por un calvario de detenciones y declaraciones".

Tras la guerra ejecutó los murales de Altos Hornos de Vizcaya, el grill del Hotel Carlton de Bilbao y la sede de Seguros La Polar de Madrid, siguió con el cartelismo e ilustró libros aunque su trabajo en el caballete, orientado ahora hacia el cubismo, no desembocó hasta 1969 en exposiciones.

Sobre su magnífico cartelismo, tal vez el aspecto más destacable de su producción, comenta Maya Aguiriano (Común, enero, 1979, 84):

"Martínez Ortiz fue un maestro en el llamado sombreado industrial y creó indudablemente escuela. Otra técnica de composición muy frecuente en sus carteles es la sugerencia de una gran lejanía a base de situar personajes de mayor tamaño y gran impacto visual en primer término. Parece como si sus carteles invitasen al espectador a adentrarse en ellos e ir recorriendo espacios por caminos ya trazados. La modernidad, para su época, en cuanto a técnicas de ejecución -técnicas a caballo entre lo artesanal y lo industrial, pensadas para una reproducción ya industrializada-, va unida a un tratamiento geometrizado y simplificador de las figuras en sus volúmenes esenciales, sin que por ello resulten rígidas. Frente al candor que emana de los diseños de John de Zabalo (Txiki), Martínez Ortiz nos presenta la imagen de la modernidad, de la comprensión profunda del cartelismo internacional más avanzado de la época, todo ello arropado con caracteres etnográficos inconfundiblemente vascos".

En 1986 la Asociación de Artistas Vascos le rindió un homenaje y expuso sus bocetos para los murales que debían de haber decorado el Hogar del Miliciano.