Traducteurs

Leizarraga, Joanes

Beskoitze, 1506?-?

Como ocurre con otros muchos autores de época antigua, apenas tenemos datos sobre la vida de Joanes Leizarraga: no conocemos las fechas de su nacimiento y defunción con certeza, pero parece que nació en 1506 en Beskoitze (Lapurdi). Tampoco tenemos noticias sobre su familia, pero parece que Leizarraga fue católico antes de abrazar el protestantismo, aunque no sabemos ni cuándo ni dónde se ordenó. Leizarraga es el autor del primer libro publicado en prosa en euskera.

Leizarraga dejó la Iglesia Católica en 1559 para convertirse al calvinismo, hecho por el que fue encarcelado. Es conocido que en aquella época comenzaron a extenderse las ideas y reivindicaciones de Lutero, y la reina navarra Joana de Albret, siguiendo a las ideas del pensador alemán, rechazó el catolicismo y se convirtió al calvinismo. Precisamente, dicha reina se percató de la necesidad de utilizar la lengua vasca para extender las propuestas calvinistas entre el pueblo llano de la época, y poco después Leizarraga recibió la orden de traducir el Nuevo Testamento. Concretamente, la orden fue dada durante el primer sínodo celebrado en Pau en marzo de 1563, evento al que el de Beskoitze fue invitado.

Parece que Leizarraga finalizó sus traducciones en apenas dos o tres años: en 1565 la Junta de Olorón nombró a cuatro colaboradores vascohablantes para supervisar los trabajos del beskoiztarra: los suletinos Piarres Landetcheverry y Sanz de Tartas, el labortano Joannes Etcheverry y un residente en Bastida de nombre Tardets.

En 1566, el sínodo de Nay celebró el trabajo de Leizarraga y un año después fue nombrado ministro por el sínodo de Pau, hecho tras el que fue enviado a Bastida (Baja Navarra). En 1571, año en el que se publicaron las traducciones del beskoiztarra, Leizarraga y Joana de Albert se conocieron personalmente.

En 1573 Leizarraga volvió a ser llamado a Bastida, y tres años después recibió a los hijos de tres ministros que habían sido enviados allí para aprender eusquera. A partir de dicha fecha, los datos sobre Leizarraga son escasos: sabemos que estuvo presente en las reuniones que los protestantes organizaron en 1577 y 1579 pero que se ausentó de las de 1594 y 1596, seguramente porque acumulaba ya problemas de salud.

En 1582, el político e historiador francés Jacobo Augusto de Thou se reunió con Leizarraga, quien le regaló una de las copias de su obra impresa. Ya en 1601 no existe dato alguno sobre el beskoiztarra, y conocemos que la junta calvinista nombró a su sucesor, hecho por el que puede deducirse que Leizarraga falleció en torno al año 1600, cuando contaba unos noventa y cinco años.

Las obras más importantes preparadas por Leizarraga son tres, y las tres se publicaron en 1571 en La Rochelle: Kalendrera [=Calendario] y ABC, edo Christinoen Instructionea [=ABC, o la instrucción de los cristianos].

En la primera, es decir, en la traducción del Nuevo Testamento, aparecen algunos textos junto al texto principal. Por un lado, hallamos los escritos que el propio Leizarraga escribió e incluyó al comienzo y al final de la obra: la carta dirigida a la reina ("Gucizco Andre noble Ioanna Albrete Naffarroaco Reguina Bearnoco Andre guehiénic, denari...), el capítulo "Heuscalduney", es decir, el auténtico prólogo de la obra y una lista de palabras que no se emplean en Zuberoa ("Çuberoaco herrian usançan ezdiraden hitz bakoitz batzu hango ançora itzuliac". Finalmente, hallamos algunos textos breves, principalmente pequeñas traducciones y adaptaciones como "Testamentu Berrico hitz eta minçatzeco manera difficil bakoitz batzu bere declarationéquin", "Batbederec iaquiteco, eta maiz iracurtzeco duen Advertimendua nola Iesus Christ den Iaincoaren Leguearen fina, eta gure salvatzeco moien bakoitza", "Testamentu Çaharrac eta berriac iracasten draucuten guciaren sommarioa", "Testamentu Berrico liburuën icenac", "Testamentu Berrico materien erideiteco Taulá" o "Testamentu Berrian diraden icen propri Hebraico eta Greco batzuen declarationea".

Por lo que respecta a la traducción del Nuevo Testamento, algunos investigadores han tratado de averiguar la obra de origen utilizada por Leizarraga. Durante mucho tiempo se ha pensado en la versión francesa de Olivétan, en la traducción griega y en la Vulgata. Sin embargo, las investigaciones realizadas durante estos últimos años apuntan a otras fuentes: según Salaberri (2010a: 112-113), dichas fuentes son el Nouveau Testament publicado en francés entre 1559 y 1563 (no así el de 1564, como propuso René Lafón).

Kalendrera, como su propio nombre indica, es un breve calendario religioso de 16 páginas. Siguiendo a Salaberri, no ha de olvidarse que el objetivo principal de dicho tipo de calendarios no era más que organizar la vida del pueblo llano siguiendo parámetros religiosos.

ABC, edo Christinoen instructionea othoitz eguiteco formarequin es, finalmente, un librito redactado para niños y jóvenes. De ahí su formato didáctico y ligero, compuesto por breves capítulos fácilmente asimilables (Salaberri 2010b: 111). El libro contiene cuatro capítulos principales: el prólogo, el dedicado a la gramática, el dedicado a la aritmética y el más importante, el dedicado a la doctrina cristiana. Parece que Leizarraga compuso la obrita tomando como modelo un ABC calvinista que se publicó en 1555 en Lyon.

Una vez finalizados los trabajos, transcurrieron seis años hasta que se vieron la luz. La reina Joana de Albret falleció en 1572 y dos años después (1574) fue otorgado el permiso para distribuir las obras, hecho por el que la propia reina quizás no llegó a ver la obra de Leizarraga publicada. Son más, de todas formas, las dudas surgidas en torno a la obra: Vinson explicó que se publicaron unas 40 copias de la misma, pero hay diferencias fácilmente constatables entre unas copias y otras: en algunos ejemplares se lee arthalde y en otros arthegui: parece ser que los cambios fueron realizados a propósito. A la luz de dichas variantes, Lacombe propuso la posibilidad de que la obra de Leizarraga hubiera sido publicada en más de una ocasión. Vinson contestó proponiendo que, seguramente, el mismo Leizarraga realizó algunos cambios en la medida en que las copias eran impresas.

A pesar de que Leizarraga finalizó su tarea y sus obras llegaron a imprimirse, la debacle de los propósitos calvinistas impidió que esos trabajos llegaran a cumplir sus objetivos. Tras la muerte de Joana de Albret, el rey Enrique III de Navarra (Enrique IV de Francia) reinstauró el catolicismo y prohibió el protestantismo. En 1589 fue nombrado rey de Francia y se reconvirtió al catolicismo. Seis años después fue nombrado Rex Christianissimus y de entonces data la famosa sentencia "París bien vale una misa". El trabajo de los autores de las décadas posteriores entró con fuerza en Ipar Euskal Herria y las ideas contra reformistas fueron definitivamente asentadas. Como consecuencia de ello, las obras de Leizarraga no se reimprimieron hasta el siglo XIX, y lo fueron de manos de investigadores vascos cuyos intereses resultaron ser principalmente lingüísticos.

En 1831 se publicaron los capítulos quinto, sexto y séptimo del Evangelio de San Mateo en eusquera y griego. En 1868, bajo el mandato del príncipe Bonaparte, se publicó el Evangelio de San Juan. En 1874 aparecieron otro evangelio y la carta que Leizarraga había dedicado a la reina Joana de Albret en francés y euskera. En 1877 se publicó el Evangelio de San Mateo al completo y entre 1889 y 1894 Dodgson mandó reimprimir algunos capítulos sueltos. Una fecha crucial dentro de la reimpresión de la obra de Leizarraga fue el año 1900, y es que Schuchardt y Linschmann prepararon y publicaron la edición facsímil de todas las obras del labortano. En 1970 la editorial Hordago publicó una edición facsímil basada en la de 1900, y en 1990 Euskaltzaindia volvió a hacer otro tanto.

Durante los últimos años las traducciones de Leizarraga han vuelto a ser reimpresas: La Caja de Ahorros de Navarra publicó la edición facsímil del Testamentu Berria en 2007 junto a los textos explicativos de Fernando Pérez Ollo, Xabier Kintana, Henrike Knörr y Txomin Peillen. Euskaltzaindia publicó en 2009, por otra parte, una nueva edición de Kalendrera, preparada esta vez por el académico Xabier Kintana.

Dejando a un lado las traducciones, ediciones y fuentes, el elemento que más ha llamado la atención y más ha atraído a los investigadores durante los últimos años ha sido la lengua empleada por el de Beskoitze. No cabe duda de que Leizarraga tuvo que realizar un gran esfuerzo para satisfacer las órdenes que le habían sido encomendadas: más que optar por un modelo lingüístico, tuvo que crearlo, como señaló Koldo Mitxelena:

"El traductor era plenamente consciente de las dificultades de su tarea (...) Construir la prosa de una lengua sin cultivo precisamente en la traducción de unos textos de carácter muchas veces nada apropiado y a los que se debía la más estricta fidelidad, escoger entre distintos usos lingüísticos, de suerte que el resultado de la selección no restringiera automáticamente el número de posibles lectores, no era ciertamente una empresa sencilla" (1960: 49-50).

Por lo que respecta a los sonidos y a la morfología, la lengua de Leizarraga es arcaica. En el ámbito del léxico, salta a la vista su tendencia cultista latinizante: "era un culterano desenfrenado" (Mitxelena op. cit.: 50). Ha solido señalarse que dicha tendencia responde a la necesidad de mantener el texto traducido lo más cerca posible del original. Muestra de ello es, asimismo, la "relajación" que se percibe al leer textos originales, es decir, no traducidos.

Mitxelena creía, por otra parte, que Leizarraga empleó el arcaísmo como medio para llegar a más gente:

"Fue con seguridad la necesidad de que su versión resultara asequible para el mayor número posible de vascos lo que le llevó al arcaísmo, dando de lado todo aquello que, sobre todo en los sonidos, era reciente y diferenciador" (op. cit.: 51).