Territoires

Lapurdi

  • Prehistoria

Los vestigios más antiguos de presencia humana en el País Vasco datan de la Prehistoria. En Lapurdi, las cumbres de los barthes pantanosos y las proximidades de los ríos son poblados desde el paleolítico antiguo (- 400 000; - 120 000) y en el paleolítico medio (Néanderthal-Moustérien, -100 000; -35 000). Dos tipos de lugares coexisten: los refugios al aire libre cerca de terrazas aluviales y el océano (Ilbarritz en Bidart, Brindos, Sutar en Anglet, Villefranque, Lahonce, Urt...), y las grutas (Olha en Cambo), como en Saint-Pierre d'Irube, donde el sitio, regularmente habitado a partir del Paleolítico medio, permite vigilar el valle. El aumento de la población conlleva la multiplicación de los sitios (Lahonce, bosque de Saint-Pée, Villefranque, Bidart, Saint-Jean de Luz, Olha).

Sare posee un muy importante patrimonio arqueológico de cinco grutas:

Sara
Lezea (la caverna), Urio Gaina, Urio Beherea, Leze Ttiki, Faardiko Harria. La primera estaba ocupada por homo sapiens en el paleolítico superior (> de -35 000). En la era Auriñaciense, el Homo sapiens perteneciente a la raza de Cromagnon encuentra refugio en las grutas y en las cavernas, para protegerse del frío y de los animales. Este mejora sus herramientas y adopta nuevos métodos de caza (azagayas, arpones en madera de reno o hueso). Es la época donde se manifiestan las primeras creaciones artísticas, como las pinturas parietales y las esculturas. Las herramientas de sílex y las osamentas descubiertas en Lezea son testimonios de esta ocupación humana.

Una plaza fuerte protohistórica, Gaztelu Zahar, se erige igualmente en el lugar llamado Harribeltza del mismo municipio. Se trata de murallas protegidas por empalizadas de las cuales solo subsiste el trazado de las zanjas. Existe tres tipos: recintos con parapetos de tierra (Ursuia à Macaye), recintos con parapetos de piedra, y recintos con gradas (Xerberoenea en Hasparren), este último parece especifico del País Vasco. El número de líneas defensivas puede variar de 1 a 7. Estos Gaztelu zahar sólo tenían una función militar ocasional, eventualmente pastoral o religiosa, pero no servían como lugar de vivienda permanente. Se establecieron algunos castillos, como los de Mauléon o Luxe, sobre Gaztelu Zahar.

  • Antigüedad

Durante la Antigüedad, los Tarbelli habitan Iparralde. El lugar de Lapurdum, Bayona, ("fortificación de lapur") construido sobre un castrum del Adour en el S.IV, conoce un desarrollo muy limitado. En el S.V, se instala una guarnición romana de 600 hombres en el lugar de la actual catedral, al abrigo de extensas fortificaciones (ángulo suroeste en la esquina donde convergen los calles des Faures, Douer y Vieille-Boucherie; ángulo sureste en la escalera de la Pusterle; noreste en el cruce de cinco cantones; noroeste en el Castillo-Viejo). Lapurdum es un lugar administrativo y militar del Imperio romano, residencia del "tribun de la cohorte de Novempopulanie"1 . Numerosos vestigios de aquella época fueron encontrados en la actual ciudad.

Otros, más modestos, jalonan la provincia (puentes romanos, partes de monedas de Lamarkaenia, Aregorria en Hendaya, Bayona), como el oro de los Tarbelles. Durante la Antigüedad, Itxassou posee imponentes minas de oro al aire libre, de las cuales una parte habría, según la leyenda, financiado la expedición de Hannibal en Italia en - 218.

El oppidum de Hasparren es la capital de Novempopulanie. La inscripción del S.III reutilizado en el altar mayor de la iglesia da cuenta de esta instalación romana:

"Flamen item du(u)mvir quaestor pagiq. Magister ; Verus ad Augustum legato munere functus ; pro novem optinuit populis seiungere Gallos ; Urbe redux genio pagi hanc dedicat aram".

En la costa, la pesca favorece la economía romana: se consume el pescado con una salsa llamada garum, de la cual fueron encontrados los vestigios de una fábrica en Guéthary, asociado a numerosas cerámicas y una estela funeraria del siglo I que presentaba la más antigua inscripción latina del departamento. Tres barreños de salazón, en el barrio de la estación, permiten el comercio de pescado en los años 10-60. Uno de los barreños contiene restos de animales marinos incluidas osamentas de ballena.

  • Edad Media

Dos ciudades laburdinas tienen una importancia capital en la Edad Media. Ustaritz era un puerto fluvial sobre la Nive, salida de la carretera de muleros hacia Ainhoa, Baztan y Pamplona. Hacia 1170, Arnaud, vizconde de Lapurdi, se establece en el castillo de Ustaritz (actual ayuntamiento). De 1193 a 1451, los duques de Aquitania viven allí. Luego, Ustaritz se convierte en la capital de Lapurdi hasta el periodo de la Revolución, foco del Biltzar, asamblea democrática de las comunidades. Numerosos vestigios jalonan el pueblo: castillo de Haitze (Siglo XII, remodelado), castillo Haltya, castillo del Terrón, antigua torre cuadrada de los vizcondes de Lapurdi (Siglo XII, refaccionado en el siglo XIX). Su aspecto feudal (torres en ángulo) desaparece en el siglo XIX.

Del siglo XI hasta fines del siglo XII, Bayona es la capital de Lapurdi. De este glorioso pasado aun dan testimonio los vestigios de murallas, las casas de entramados, los Castillos-Nuevo y Viejo, el trazado medieval de las calles o también los sótanos románicos y góticos.

  • Renacimiento

Las casas-fuertes, para cuya creación se necesitaba un permiso del rey de Inglaterra, duque de Aquitania, eran arquitecturas bastante simples, respondiendo en su mayoría a un mismo esquema: aisladas por un foso que sólo se podía atravesar mediante un puente levadizo, el núcleo principal estaba formado por una torre cuadrangular de dos o tres pisos, con torrecillas angulares. El primer piso servía de cuerpo de guardia, cocina y caballerizas; la habitación principal albergaba un único salón común; en la segunda, el dormitorio de los señores; en la tercera, el de los criados y gentes de armas. Los distintos niveles aparecían unidos entre sí por una escala de piedra, o bien por escalas de madera, fáciles de destruir en caso de necesidad defensiva urgente. El siglo XVI es una época difícil: invasiones españolas y guerras de religión causan devastaciones e incendios. Es necesario reconstruir. El valor defensivo de las casas-fuertes desaparece entonces privilegiando una ostentación con valor social. La casa solariega de Ascoubea (Siglo XVI), castillo episcopal de Ascain, es un buen ejemplo de esta reconstrucción. Amplia casa acompañada de una torre cuadrada en piedras labradas, representa con su fachada perforada con aberturas rectangulares, la extensión monumental de la casa laburdina. Los dos pórticos adornados separan una gran terraza.

Los recintos, antaño puramente defensivos, adquirieron un tono más palaciego: Urtubie (Siglo XVI) en Urrugne, es quizá el más representativo de estos "castillos".

Castillo
El " châtelet " de entrada es aislado del cuerpo de viviendas. Dos grandes y gruesas torres encuadran la puerta de entrada. " Bouches à feu " y puente levadizo desaparecieron en el siglo XVIII. El cuerpo de viviendas presenta hermosos rastros del Renacimiento en su fachada septentrional: amplias ventanas con molduras, cuyas encrucijadas de ajimezes desaparecieron, cornisa-canalón redondeada y esculpida. Techo, estructura, fachadas meridionales y Este fueron transformadas completamente en el siglo XVII.

Muchas antiguas casas-fuertes se contentan con algunas transformaciones que continúan por otra parte en el siglo XVII y XVIII. Es el caso del castillo de Garro en Mendionde, familia influyente en el reino de Navarra, cuya actual construcción (Siglo XVII), gran obra rectangular flanqueada por dos pabellones cuadrados, comprende las paredes de la antigua torre del siglo XV.

En el siglo XVIII, son los Reductos construidos por el ejército del Mariscal Soult que protegen la provincia. El más importante se sitúa en Sare, en " Aira-Harri ". Llamada " Redoute de Mouiz " (Koralhandia), está en forma de estrella con 6 puntas y construida en losas de arenisca. Con una altura de 2 m., y un grosor de 80 cm, se extiende sobre 1.040 m. Citamos también la Redoute de la Rhune, Ermitebaïta, Mendibidea, la Redoute de Luis XIV de la capilla de Olhain, cresta fortificada de Argaïneko, los Reductos del muro-frontera 29, de Sainte-Barbe, Suhalmendi, Granada, de Muno-Handia, y de Idoyko-Bizkarra. Se pueden citar también los Reductos Napoleónicos de Ascain, Biscarzun y Esnaur, construidos en 1813 en homenaje al mariscal Soult que había asegurado la defensa de la frontera española contra los británicos durante los conflictos de 1813, así como el Reducto de Obarartea en Saint-Pée.

Las casas rurales son más modestas. El Etxe se construye con materiales locales: piedra y madera, asociadas en juegos de líneas verticales y horizontales.

etxea
El rojo, verde y azul, animan las carpinterías de las fachadas con uno a dos pisos en voladizo. Las ciudades como Bayona adoptan las mismas disposiciones, pero las casas, más estrechas, se erigen sobre tres o incluso cuatro pisos. A veces, la vivienda se prolonga más allá de la escalera interior en un segundo cuerpo del edificio que da atrás en la calle paralela: son las casas " a dos llaves ". En Saint-Jean-de-Luz, los edificios de tres o cuatro pisos cuentan varias puertas materializadas por muros de rehiende en piedras, como en la plaza Luis XIV o en la calle Gambetta. Motivos esculpidos bajo los soleras destacan los pisos en valedizo. En Ustaritz, el barrio Saint-Michel agrupa a las familias importantes en alrededor de tres pisos, la planta baja acogiendo a veces locales comerciales. En los soleras o las vigas, algunos motivos esculpidos. En los pueblos del interior de Lapurdi, las fachadas principales se dividen en tres tramos verticales materializadas por las ventanas, ampliamente abiertas hacia el Este, mientras que las paredes laterales y la parte de atrás de las casas permanecen enteras para protegerse de la intemperie. La entrada de la casa, " lorio ", permite cubrir las carretas y realizar algunos trabajos de la granja, selección del maíz, hilado del lino. La parte de vivienda se encuentra en el primer piso. El pueblo de Sare presenta muy bellos ejemplos.

La Villa Arnaga, construida en Cambo-les-Bains por Edmond Rostand, se inspira en estas casas laburdinas para renovar el estilo a principios del siglo XX y adaptarlo a las exigencias de la vida moderna. La asimetría de la fachada, cuyo techo se prolonga más de un lado, conocerá un gran éxito.

  • La Arquitectura "Art Deco"

En paralelo a la vena neovasca, florece en Biarritz el estilo Art Deco, que alcanza su apogeo en 1925. Los arquitectos abandonan el estilo cargado del " Art Nouveau " por la pureza y la simplicidad del Art Deco. El estilo se caracteriza por paredes blancas (hormigón armado), feronerías, esculturas geométricas, líneas rectas y puras, bajorrelieves, columnas...

El Casino Bellevue de Biarritz, ampliado y redecorado por Edouard-Jean Niermans en 1902, asocia el estilo Segundo Imperio al Art Nouveau. En el vestíbulo, un espléndido mosaico de suelo y una vidriera. En el antiguo atrium, pinturas murales de Le Quesne representan ninfas desnudas, mientras que en la galería, figuran escenas de playa de Biarritz. Niermans interviene igualmente en la reconstrucción del Hotel del Palacio: nueva fachada, creación de un comedor saliente sobre el océano y de un jardín de invierno. En la casa Labat de Gustave Huguenin, varios dibujos de estudio de vitrales son firmados por el gran arquitecto catalán Josep Puig y Cadafalch. La Villa Leihorra de Ciboure de estilo neoclásico Art Deco (1926), se organiza en torno a un patio rodeado de columnas acopladas y acanaladas, con una fuente central y mosaica de suelo. Un gran vitral de Jacques Gruber adorna la puerta de entrada.

Palacio
Las feronerías son de Jean Schwartz, los muebles de Prou. En el cuarto de baño, decorado con cerámicas de Cazaux, el suelo está cubierto con ladrillos de cristal y las paredes cubiertas de placas de sílice con los colores del océano. El arquitecto de la Villa, José Hiriart, crea igualmente el Museo del Mar en Biarritz (1935), dándole una proyección con forma de proa de barco. La caja de escalera es sacada a la luz por las vidrieras de Labouret. En la entrada del Acuario, en el sótano, una espléndida fuente de Cazaux en tonos azul, verde y oro. Sauvage realiza numerosos frescos (acuario en el sótano, pulpo del rellano del primer piso). Se puede citar aun a Anglet La Villa Moderna en Chiberta y su portíco semicircular adornado de una friso esculpida de los hermanos Martel, o los Baños públicos de la Chambre d'Amour; en Bidart, la Roseraie de Ilbaritz y su Casino: reja con vidrieras de grisalla, fresco representando el País Vasco, escalera en hierro forjado y cristal de Jean Schwartz, mobiliario de Prou; el hotel Guetharia de Hiriart en Guéthary que mezcla Art Deco y Neovasco.

Los hermanos Gómez, los arquitectos más activos de la costa vasca durante el Período de entre-guerras (1905-1959), son las figuras faros del movimiento NeoVasco que se inspira en la casa tradicional laburdina. El estilo se caracteriza por entramados, postigos rojos, una puerta de entrada en el fondo de un portíco, " lorio ", un techo a dos lados simétricos. La obra de los dos hermanos contiene algunos de los mejores ejemplos del regionalismo neovasco: villa Pare Gabea en Saint-Jean-de-Luz, villa Resaurie y Paz en Biarritz,

Castillo
villa Itzala y Audibert en Bayona, donde la decoración y el mobiliario desempeñan un papel muy importante.

El siglo XX es también aquel de la pintura vasca, cuyo desarrollo comenzó a mediados del siglo XIX con el aumento del turismo y los baños de mar.

En el contexto de las reformas napoleónicas, se funda la Academia de Dibujo y Arquitectura de Bayona. Léon Bonnat (1833-1922) permite despertar la vida artística al sur del Adour y se convierte en un retratista excepcional, pintor oficial de la IIIa República. La " escuela bayonesa " formada por el maestro, cuenta en sus tropas Henri Caro-Delvaille, Huberto-Denis Etcheverry, Eugène Pascau, Marion Garay. Estos dos últimos oscilan entre el academicismo de su maestro y tonalidad regional euskera: Tribuna de los Hombres en la iglesia de Ciboure (Garay); Le porte-étendard de Pascau. Edgard Aillet, Gabriel Deluc y Georges Berges son pintores paisajistas compartidos entre las influencias clásicas y el impresionismo (colores puros, pincelada fragmentada y sensibilidad de Deluc : El puente). Henri Zo pinta bellos paisajes del País Vasco: el viejo Cambo, la Nive cerca de Bayona... y se convierte en el primero y el más famoso pintor bayonés de la tauromaquia.

A partir del siglo XX, muchos pintores vienen de lejos, a menudo de veraneo, a la costa vasca y producen una pintura pintoresca. Ciboure se convierte en el estudio al aire libre de pintores formados en las escuelas de impresionistas y pintillistas de fines del siglo XIX. La escuela cibouriana es creada. Los artistas se instalan temporalmente en el País Vasco. Gustave Colin y Jean-Paul Tillac por ejemplo, se hacen vascos de adopción y renuevan la pintura de paisaje y la pintura popular en una vena naturalista. Gustave Colin (1828-1910) se inscribe en un gran movimiento pictórico inspirado del realismo de Courbet y hace referencia a los paisajes de Corot. Unido a las culturas y a las tradiciones, representa escenas de iglesias, la vida portuaria, la tauromaquia.

El bordelés Felix Tobeen se circunscribe a la adopción de un cubismo asombroso e innovador: Pelotaris, 1913.

A principios de los años veinte, aparece el Grupo de los Nueve quién reinterpreta la pintura regionalista. Jean-Paul Tillac dibuja la vida diaria de los habitantes. Choquet y sus caballos, Ribera, Masson y su maestría de la construcción y sus colores justos y realistas, Labrouche y su puntillismo exponen las obras mejores.

El grupo es, sin lugar a dudas, dominado por la figura de Ramiro Arrue. Responsable de la pintura vasca, él expone con éxito en París, Londres y en América Latina. Se inspira en el regionalismo y es ante todo paisajista. Muestra igualmente en imágenes la vida de los marineros, de los campesinos, los partidos de pelota, las procesiones, a los bailarines de fandango, las pastorales.

Algunos de sus colaboradores cercanos, como Hélène Elissague o Elizaga y Maggie Salcedo, cuyos estilos arraigados deben mucho a Cézanne y Gauguin, participan en proyectos decorativos, colaborando así con Benjamin Gómez.

1Elie Lambert, Etudes médiévales, t. 2, sud-ouest, p. 63.

  • Prehistoria

A partir de la prehistoria, numerosas grutas del País Vasco sirven de sepulturas. Dólmenes, cromlechs, túmulos y monolitos son los tipos más destacados. Relativamente abundantes, están siempre cerca de las rutas de trashumancia. Los dólmenes se erigieron a escasa Altura (entre 150 allí 600 el Sr.). Hay un total de 68 en Laburdi, todos ellos orientados hacia el Este y construidos con piedra local en estado bruto o apenas desbastado. El mobiliario de estos sepulcros de inhumación es poco conocido.

Otras características de la prehistoria en el País Vasco, el Baratze (cromlech), circulo de piedras funerarias (Mendizabal en Macaye, Méatsé en Itxassou). Un estudio sistemático de los 54 Baratze encontrados ha permitido deducir que gran parte de ellos, situados entre 500 y 1.500 metros, se hallan agrupados, lo que nos lleva a pensar en la existencia de auténticas necrópolis (Aïra-Harri en Ascain). El ajuar es, en este caso, bastante pobre, reduciéndose casi exclusivamente a la urna crematoria y a algunos restos cerámicos.

Los túmulos, que cuando no recubren un dolmen pueden definirse como sepulturas, consisten en acumular sobre los restos inhumados o incinerados del difunto una cierta masa de tierra o piedras, se dan en un número aproximado de 40 ejemplares. Frente a la relativa profusión de los tipos citados, los monolitos apenas se dan, existiendo únicamente tres muestras (Larraun, Artzamendi y Gorospil), situadas entre los 700 y 800 m. de altitud.

  • Antigüedad

Durante la Antigüedad, existe varias clases de monumentos funerarios. Generalmente localizados en las zonas romanizadas, muchos de ellos desaparecieron a causa de la reutilización de sus piedras. Los restos de este periodo son escasos. Hasparren parece haber sido, con el santuario del genio local, un centro sin duda modesto.

  • Edad Media

Las iglesias románicas son los principales testigos de la reconstrucción material y espiritual del siglo XI y XII. Sólo la antigua Abadía premostratense de Lahonce resistió a las vicisitudes del tiempo. Su iglesia, único vestigio del siglo XII, es de plan alargado. Su única nave de una longitud excepcional se orienta al oeste sobre un ábside de plan semicircular. Se conservó una rica decoración esculpida románica en la cabecera

Palacio
y en la portada occidental: lacerias, billetes, follajes, palmetas, capiteles " corinthisants ", escultura figurada... El interior fue profundamente modificado en la época moderna con un estilo laburdino. Citamos igualmente el interior muy restaurado del ábside de la iglesia Saint-Etienne-d'Arrive-Labourd (Bayona) o mas todavía la iglesia de Aïnhoa y su ábside semicircular.

El monumento más majestuoso de la Provincia es sin duda la catedral gótica Santa María de Bayona. El edificio gótico de Boeswillwald, discípulo de Viollet-le-Duc, implica de Este a Oeste una cabecera con deambulatorio y capillas radiales, un transepto poco saliente, una nave tripartita profunda de ocho tramos de igual anchura que la cabecera y una fachada encuadrada de dos altas torres terminadas por agujas. También Boeswillwald se encarga de rediseñar su interior: la decoración de las capillas del deambulatorio, obra de Steinheil, altar con baldaquín muy neogótico y, sobre todo, la transformación de la galería Norte del claustro del siglo XIII, con el fin de instalar una nueva sacristía, que alberga la única portada tallada que aún se conserva : el tímpano con un Cristo del Apocalipsis entre el Tetramorfo y dos ángeles, arquívoltas representando la Resurrección. En el segundo hueco, la Virgen sentada con el niño entre cuatro ángeles y los miembros del Tribunal Celestial. El claustro contiene también multitud de losas funerarias y algunos nichos funerarios laterales " arcosolios ".

  • Tiempo moderno

A partir del siglo XVI, las sepulturas de notables " láminas sepulcrales " invaden la cabecera y las portadas de las iglesias. Las estelas discoidales se desarrollan durante este período (Ainhoa, Guiche, Halsou, Jatxou). Compuestas de un zócalo trapezoidal coronadas de un disco, se tallan con motivos en espiral o ajedrezado, de crismón y cruz. Los diversos motivos simbolizan la posicion de una casa, armas, raramente escudos de armas, alusiones a los oficios (instrumentos), vegetales evocando la vida, cazadores y animales, señales astronómicas, jinetes, o monograma IHS. El decorado es realizado con la técnica del " champlevé " característica del arte lapidario vasco : se trata de lograr el contorno de un dibujo cavando el fondo, el motivo queda en relieve. En una zona limitada de Lapurdi, aparecen durante el siglo XVII las estelas tabulares, rectangulares y pequeñas (Cambo-les-Bains, Halsou, Jatxou, Larressore, y Ustaritz). De una existencia limitada geográficamente y en el tiempo, ellas muestran una gran calidad estética. Las inscripciones, con un nombre y una fecha (Aïnhoa), preceden los motivos decorativos.

Durante el siglo XVII y a raíz de las guerras francas-españolas, el Lapurdi conoce numerosas reconstrucciones como lo muestran los numerosos dinteles, portadas y claves grabadas con una fecha que conmemora los trabajos de embellecimiento o ampliación (1617 en Espelette, 1626 en Ascain...). Durante estos trabajos de ampliaciones aparecen las tribunas de madera que definen el estilo " laburdino " y que permiten acoger a una población en pleno crecimiento (Aïnhoa, 1649). Estas se desarrollan en las paredes meridional, occidental (para los " jurats ") y septentrionales de la iglesia hasta antes del coro. Se decoran con motivos ornamentales vascos esculpidos (hojas de roble o helechos, palmetas, lauburu) y algunas veces pintados (Bardos, Aïnhoa, Itxassou). El primer piso de la galería es a veces completado, en el lado izquierdo de la nave, con un púlpito para la prédica, mobiliario muy difundido a partir del siglo XVII.

Estas iglesias laburdinas se caracterizan igualmente por una única nave armadurada sin transepto, a la manera de la corriente arquitectónica barroca. El coro en altura corona la sacristía, en el suroeste del Lapurdi, como en Macaye, Itxassou, Ascain, o Saint-Jean-de-Luz.

En la fachada, los atrios torres son característicos de la zona occidental y fronteriza del Lapurdi (Hendaye, Aïnhoa, Sare, Espelette...). Su planta baja alberga a menudo las sepulturas de los sacerdotes y " benoîtes " bajo lápidas funerarias. En el primer piso, una pieza que comunica con las tribunas de la nave, puede servir de sala de reunión o clase (Espelette). En otro lugar, son las espadañas que predominan. Algunos retablos monumentales, generalmente de madera, decoran el coro (Saint-Jean-de-Luz, Gréciette, Urcuray). Sobre el altar, un cartel de madera esculpido o un lienzo pintado evoca la palabra de la iglesia (Halsou), rodeado de dos estatuas de San Pedro y San Pablo (Alciette). En el nivel superior, Dios el Padre bendiciendo es enmarcado de ángeles músicos o de portadores de antorchas. La iconografía hace referencia a las Escrituras (episodios de Emmaüs en Ahetze, Pasión en Itxassou), a los santos y a las alegorías. La imagen de la Virgen es muy difundida (Louhossoa).

El decorado de la iglesia de Saint-Jean-de-Luz es el más importante y el más famoso de la región: representa numerosos santos en los dos niveles inferiores, la Asunción de la Virgen en el nivel superior, y Dios el Padre bendiciendo en la cumbre.

  • DELOFFRE, Raoul; BONNEFOUS Jean. Châteaux et fortifications des Pyrénées-Atlantiques, Biarritz, J&D, 1996.
  • DUPLANTIER, Dominique. Maisons du Pays-Basque, Pau, Cairn, 2008.
  • FOURCADE, Claude. Retables basques des diocèses de Bayonne et d'Oloron, Mondarrain, 1998.
  • HUREL, A. Un siècle de peinture en Pays-Basque, 1850-1950, Pimientos, 2006.
  • LABAT, Claude (dir.). Les stèles discoïdales et l'art funéraire basque, Bayonne, Lauburu, 2004.
  • MESURET, Geneviève. Architectures de Biarritz et de la Côte basque: de la Belle Epoque aux années 30, Mardaga, 1995.

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