Peintres

Guinea y Ugalde, Anselmo

Pintor vizcaíno, nacido en Abando (Bilbao), el 1 de abril de 1854, y murió en Bilbao, el 10 de junio de 1906.

Estudió en la Escuela Especial de Pintura, Escultura y Grabado de Madrid, y en el estudio-taller de Francisco de Madrazo. Fue profesor de la Escuela de Artes y Oficios de Bilbao, realizando un viaje a Roma para perfeccionarse y estudiar las técnicas antiguas. Concurrió en Madrid a las Exposiciones Nacionales de Bellas Artes en los años 1884, 1895, 1897 y 1899. Celebró otras exposiciones en Bilbao (1882, 1894) y tomó parte en la Exposición Internacional de Barcelona en 1890 y en la exposición convocada por el Museo Municipal en 1898, en la misma ciudad. Viajó por diferentes naciones europeas.

Premios obtenidos: Medalla de Oro en la Exposición Provincial de Vizcaya (Bilbao, 1882); Medala de tercera clase en la Exposición Nacional de Bellas Artes (Madrid, 1884) y Segunda Medalla en la Exposición del Museo Municipal de Barcelona (1898).

Aparte de sus numerosas obras pictóricas decoró varios edificios públicos como la Diputación de Vizcaya (frescos) y residencias particulares como la de Sota (Ibaigane). Sus obras se encuentran en varios museos y en colecciones particulares.

Cuadros más destacados: Puente de Roma, propiedad del Museo de Bellas Artes y Arte Moderno, de Bilbao; Idilio, Responso, Pascua florida, Coro, Un centinela, La sirga, El mendigo, La Jura de Juan Zuria, ¡Cristianol, El Abra, Gente, Salvamento, Lekeitio, Pareja charlando, Salida de la Procesión, Zorrozaurre, Paseo en barca, Antón, el de los cantares, Inter Pocula, Salladores, Conferencia sobre el vino, Abordaje, Recuerdos de Capri, Marinero de Capri, Herzegovina, El matrimonio de un Faraón, San Vicente mártir, Regreso de la fiesta, La vuelta de la madona y Primavera.



Guinea es uno de los patriarcas más destacados de la pintura moderna vasca. Fue un magnifico dibujante, como Guiard, y también dominó el escorzo, los colores diáfanos y transparentes, las expresiones serenas casi melancólicas de las gentes vizcaínas que retrata. La revista JEL de Bilbao, en el número integro que dedicó a su exposición de 1907, comenta así su tratamiento del color:

"No hay secreto manual que no haya penetrado ni dificultad que no haya resuelto en la técnica, habiéndose asimilado con la técnica los más opuestos estilos. Con todo, es de advertir que siempre se ha mantenido personal con su carácter propio, afectando cierta frivolidad risueña y amante de la luz que vibra plácida y decorada, no al modo de la fatigosa y africana que hiere y cansa la retina del espectador, sino de la clarísima y poética de una alborada de los bellos días de mayo en las alegres campiñas de Vizcaya. Sus tonos más calientes coinciden con su estancia en suelo italiano y así como bajo la influencia de un cielo meridional, pintando asuntos de aquella tierra, dio a su paleta los tonos violáceos y anaranjados de su ardiente sol de mediodía; así entre las brumas del Norte, al reflejar el invierno vasco, acertó con impresionismo plomizo y borroso la tonalidad de un sol de lluvia, fugaz, iluminando apenas un país por la neblina humedecido. Tal fue Guinea, nacido en una época estéril para el arte de nuestra patria, tuvo la suerte de iniciar el movimiento de la juventud, precediendo en el tiempo y en la fama a los que casi simultáneamente se revelaron como esperanzas lisonjeras de ulteriores felices realidades".