Territoires

Gipuzkoa

En esta breve referencia al deporte guipuzcoano omitimos cualquier alusión a los deportes autóctonos o a los juegos rurales, de los que nos ocupamos en otro lugar. Idéntica postura adoptamos con respecto al universal deporte de la pelota en sus diversas modalidades y por idénticas razones al remo, en la más popular de sus versiones, las regatas de traineras. Hecha esta aclaración procederemos a un breve análisis de la historia deportiva guipuzcoana en lo que se refiere a las modalidades importadas, cuya práctica se inicia al comienzo del presente siglo. Son muchas las clasificaciones que de los distintos deportes se han hecho y para el presente trabajo nos ajustaremos a una que consideramos, si no perfecta, al menos coherente.

Sociedades y Clubs federados (1981)
Fuente: "AEV (1982)", Eusko Jaurlaritza
Actividades subacuáticas18Karate---
Aéreo (deporte)---Lucha---
Ajedrez32Minusválidos---
Atletismo32Montañismo61
Automovilismo---Motociclismo---
Baloncesto39Motonáutica---
Balanmano---Natación---
Beisbol---Patinaje---
Billar---Pelota106
Bolos26Pesca45
Boxeo3Piragüismo9
Caza---Polo
Ciclismo106Remo19
Colombicultura---Rugby14
Camping9Salvamento y Socorrismo---
Deporte rural---Tenis9
Esquí---Tenis de mesa17
Esquí acuático---Tiro con arco---
Fútbol402Tiro de pichón40
Gimnasia---Tiro olímpico---
Golf2Vela---
Halterofilia---Voleibol1
Hipica---Deporte universitario14
Hockey17
Judo24TOTAL1.045

Está bien claro que el fútbol es el deporte rey, no sólo en este apartado sino a nivel general. En esta especialidad, como en tantas otras, el pueblo vasco es uno de los primeros en practicarlo. Y si Huelva es el primer punto de la península en el que se practica, gracias a los técnicos ingleses que trabajan en sus minas, Bilbao sigue sus pasos poco después. En San Sebastián, cuando muere el siglo XIX, un grupo de jóvenes se inician en Ondarreta en los rudimentos del "sport" que hace furor en Inglaterra. En la primera década del nuevo siglo nacen el Recreation el San Sebastián, el Club Ciclista, todo ellos de la capital, y el Racing y el Sporting de Irún, que serán duros adversarios de los donostiarras. El Club Ciclista se proclama en 1909 campeón de España y poco más tarde surge la Sociedad de Fútbol que meses después recibirá el titulo de Real. Se funden los Racing y Sporting surgiendo el Real Unión de Irún, lo que supone el nacimiento de una rivalidad entre San Sebastián e Irún, que rebasará en muchas ocasiones los limites estrictamente deportivos. Esta competencia se prolongará a lo largo de muchos años, alcanzando su máxima intensidad entre los años 1925 y 1935. En esta etapa los iruneses conquistan en tres ocasiones el campeonato de Copa, alzándose también en múltiples ocasiones con el titulo regional.

La llegada del profesionalismo al fútbol español incidirá de modo decisivo en la trayectoria del club irunés y en cierta medida en la del donostiarra, si bien éste logrará recuperar el nivel de los primeros años del Campeonato de Liga, iniciado en la temporada 1928-29. Luego de muchos años de incierto caminar, la Real Sociedad reingresa en la División de Honor al finalizar la temporada 1966-67, iniciando la más brillante etapa de su historial que culminará tras conseguir el sub-campeonato en Liga 79-80, alcanzando el máximo titulo en las temporadas 80-81 y 81-82 y llegando a la semifinal del campeonato de Europa en 1983. Es obligado destacar dos aspectos singulares del fútbol guipuzcoano. Por una parte la fecundidad de su cantera lo que ha permitido alimentar a su primer club, la Real Sociedad, inflexible en su ejemplar principio de nutrirse de guipuzcoanos, entendiendo como tales a los nacidos en la provincia o los deportivamente formados en la misma. Y otra peculiaridad es la extraordinaria cantidad y calidad de sus guardametas.

Dos ejemplos bien ilustrativos los constituyen el hecho de que los dos jugadores con máxima presencia en la selección sean dos porteros guipuzcoanos, Iríbar y Arconada, y que en las temporadas 82-83 y 83-84, diez porteros guipuzcoanos defiendan los portales de equipos de Primera División. Sólo la Real Sociedad y el Real Unión han participado en el Campeonato de Liga de Primera División. Otros equipos guipuzcoanos destacados, aunque a nivel más modesto, son la Sociedad Deportiva Eibar, fundada en 1940, y el Tolosa, que en los años heroicos llegó a competir con la Real Sociedad y el Real Unión. También merece una especial mención el popular "Sanse" (San Sebastián C. de F.), filial realista, de cuyas filas ha surgido la práctica totalidad de los jugadores del primer equipo guipuzcoano, la Real Sociedad.

El baloncesto empieza a practicarse en la postguerra, siendo sus primeras practicantes las jóvenes de la Sección Femenina que consiguen apuntarse grandes éxitos a nivel nacional. Poco a poco, en la década de los cuarenta se va extendiendo su práctica, si bien sin alcanzar la popularidad de otras prácticas deportivas. Durante las décadas siguientes son también las mujeres quienes alcanzan las más altas metas gracias al Medina. La Real Sociedad y el Atlético San Sebastián se convierten en los más firmes puntales del baloncesto guipuzcoano y en la década de los setenta son Askatuak en categoría masculina y Juven en femenina los más calificados representantes en el deporte de la canasta. Es obligado hacer referencia en este apartado a José Antonio Gasca, prematuramente desaparecido, uno de los técnicos más calificados del baloncesto nacional e impulsor del guipuzcoano, dirigiendo al Atlético San Sebastián primero y al Askatuak más tarde.

También el balonmano arranca en la postguerra, en los años cuarenta. Se juega inicialmente en la especialidad de a once sobre terrenos de hierba o tierra, de idéntica medida a los del fútbol e incluso con las mismas porterías. Los equipos guipuzcoanos figuran entre los mejores, destacando Amaikak Bat y Esperanza, que consiguen títulos nacionales. Atraviesa una crisis esta especialidad hasta la llegada de la modalidad de sala, más rápida y espectacular, con la presencia de equipos como el Carmelo, Salleko, Eguía, Arrate... En categoría femenina hay que señalar al Medina y ya en los años setenta y ochenta hay que destacar entre las féminas al Aiete que llega a participar en competiciones europeas. Por su parte el Bidasoa compite en la División de Honor mientras Arrate y Oarso lo hacen en Primera. Otros equipos destacados en la historia del balonmano guipuzcoano son el Donibane, Allerru y Oarso, que junto al Arrate y al Salleko participan en el Campeonato de Primera en la temporada 1981-82, dentro de la categoría masculina, mientras que Salleko y Aiete lo hacen en la misma División femenina. A destacar que en balonmano a once la Selección Guipuzcoana se proclamó varias veces campeona de España en las categorías masculina y femenina y que el Jaizkibel de San Sebastián y el Medina consiguieron sendos campeonatos nacionales. En categoría juvenil Mundaiz y Loyola se proclamaron también campeones de España.

En hockey hierba también se han apuntado grandes éxitos los guipuzcoanos, que ya lo practican en 1916, siendo la Real Sociedad el equipo más representativo de esta primera etapa. En 1919, los realistas se proclaman campeones de España, compitiendo en la fase final con el Athletic de Madrid y el Polo. Luego de un evidente descenso de juego, en 1928 vuelve la Real á conquistar la Copa Vasca, llegando a la semifinal del Campeonato de España. Nuevamente en 1930 los blanquiazules se proclaman campeones de España, venciendo al Tarrasa en la final por 1-0. Desaparece el equipo en 1935 para resurgir en 1939, volviendo a llegar a la semifinal del Torneo copero. Otro equipo de singular relieve es el Atlético San Sebastián que compite con brillantez en diversas especialidades deportivas y que a lo largo de muchas temporadas viene siendo el único representante del hockey guipuzcoano en la División de Honor. Otros equipos destacados en esta especialidad son el Real Club de Tenis y el Amaikak Bat, que mantienen reñida competencia en los años cuarenta y cincuenta. El Gaviria de San Sebastián consigue grandes éxitos en los años 57, 58 y 59 proclamándose campeón de España en Hockey Sala, subcampeón en la misma especialidad y Campeones de la Liga de Honor. En 1964 se crea el Lagunak cuya mejor clasificación es un segundo puesto en la Liga Centro-Norte en 1974. Si el historial de los equipos masculinos puede ser considerado como brillante no le van a la zaga los femeninos. En la postguerra, años cuarenta, son las chicas de la Sección Femenina las que consiguen notables éxitos a nivel nacional. Tras un período en el que prácticamente se abandona la especialidad, en 1970 la Real Sociedad crea su equipo femenino que competirá a partir de ese momento en las especialidades de hierba y sala, consiguiendo varios campeonatos y subcampeonatos nacionales, aportando un crecido número de jugadoras a la selección nacional. Un caso singular es el equipo juvenil de la Real, también en categoría femenina, que tanto en sala como en hierba ha copado todos los títulos a nivel nacional durante varias temporadas consecutivas.

No ha sido muy brillante el historial de Guipúzcoa en la especialidad del hockey sobre ruedas. Su práctica se reduce prácticamente a la capital, jugándose preferentemente en los desaparecidos Frontón Gros y Gran Kursaal, siendo sus máximos representantes Real Sociedad y Esperanza, junto al Amaikak Bat. A partir de 1970, con la aparición del hockey sobre hielo, desaparece prácticamente esta especialidad cuya práctica queda reducida a nivel escolar.

Pese a sus características, tan apropiadas para el deportista vasco, ha tardado muchos años el rugby en afincarse en Guipúzcoa, contrastando con el arraigo que este viril deporte ha alcanzado al otro lado del Bidasoa. El equipo más representativo del rugby guipuzcoano es el Atlético de San Sebastián que al igual que el Hernani compite en la máxima categoría del rugby nacional. De sus filas han salido varios internacionales.

Si el tenis guipuzcoano no cuenta en la actualidad -años ochenta- con figuras de primera fila a nivel nacional, si las tuvo en los años heroicos de este deporte. En el brillante San Sebastián de la "belle epoque" los encuentros de tenis constituían un número importante en el programa veraniego y por las pistas de Ondarreta desfilaron las mejores raquetas del mundo. Pero limitada la práctica de este deporte a lo que dio en llamarse la "buena sociedad" no llegó a popularizarse, siendo contadas las pistas para su práctica en el resto de la provincia. Al hablar de figuras en tiempo pasado nos referimos a los hermanos José y Manuel Alonso Areizaga, que en diversas ocasiones representan a España en la Copa Davis, consiguiendo el segundo de ellos los campeonatos nacionales de los años 1915, 1919 y 1920.

Idénticas características concurren en el golf donde el número de practicantes, por razones obvias, queda reducido a un sector muy pequeño. Como ha sido característico en este deporte muchas de las figuras surgen entre los "caddies" y tal es el caso de dos grandes campeones guipuzcoanos, uno de los años veinte y otro de los ochenta. Hay que hacer constar en primer lugar que ya en 1908 se juega al golf en Ategorrieta y que en 1914 se construye el magnífico campo de golf de Lasarte que con el de Zarautz serán los que centran la actividad de este deporte hasta que desaparece Lasarte para crearse el Club de Golf de Hondarribia, en un emplazamiento incomparable, al pie del Jaizkibel. Refiriéndonos a los dos grandes campeones, el primero de ellos es Nicasio Sagardía, fallecido en 1982 y que fue Campeón de España de Profesionales a lo largo de varias temporadas. Y ya en los años setenta surge un joven campeón, José María Olazabal, campeón de España, que alcanzó el Campeonato del Mundo en categoría Junior. Junto a ellos hay que destacar como amateur a Luis Alvaro Rezola, campeón de España y vencedor en el Campeonato de Francia, venciendo en cinco ocasiones en la Copa Puerta de Hierro, una de las pruebas más importantes del calendario nacional.

Si hacemos referencia al automovilismo es para recordar el famoso Circuito de Lasarte que fue escenario entre los años 1924 y 1936 de las hazañas de los mejores pilotos del mundo como los Chiron, Nuvolari, Caracciola, Von Stuck, Varzi, Materassi, con presencia de las famosas mareas Mercedes, Bugatti y Auto Unión. Se habla al iniciarse 1984 de la posible construcción de un circuito en terrenos de Zumaya lo que supondría un gran logro, que llevaría el nombre de San Sebastián y Gipuzkoa al mundo entero, como sucediera con el añorado circuito de Lasarte. Como contraste no podemos citar pilotos guipuzcoanos de relieve.

No sucede lo mismo con el motociclismo, especialidad que ha tenido una digna representación entre nuestros deportistas. En los años heroicos hay que destacar sobre todos a los hermanos Landa, Víctor, Eduardo y Julio, record este último de la Subida a Igueldo en la arriesgada modalidad de "sidecar". Víctor Landa estableció en 1916 el record de España y de Europa continental del kilómetro lanzado alcanzando la sorprendente velocidad de 130,434 km. superando en más de 8 km. la marca anterior establecida por Pean en 1913. Y Eduardo por su parte venció en numerosas pruebas, muchas de ellas en Lasarte. Otro gran piloto fue el donostiarra Juan Kutz que desarrolló su actividad en los años cuarenta y cincuenta.

Del deporte aeronáutico cabe decir lo mismo que del automóvilistico y es obligado hacer referencia a las arriesgadas exhibiciones realizadas por los pioneros de la aviación en la playa de Ondarreta y bahía de la Concha en la primera década del siglo, terminada alguna trágicamente como en el caso del galo Leblond.

Y esta referencia a los deportes mecánicos seria brevísima si no aludiéramos en último lugar al ciclismo, especialidad en la que Gipuzkoa presenta una galería de campeones en las diversas especialidades, desde la ruta a la pista, pasando por el ciclo cross. Siendo muy amplio el historial y muy apretado el espacio para condensarlo, trataremos de recoger los nombres más significativos del ciclismo guipuzcoano. En los años veinte destaca José Luis Miner, que es el primer ciclista español clasificado en la carrera Madrid-Santander. Precisamente en esta misma prueba se clasificó en primer lugar el equipo de la Real Sociedad compuesto por Miner, Garmendia, Del Val y Eceiza. Surgen más tarde los Montero, Ricardo y Luciano, el primero de los cuales es campeón de España en 1925 y el segundo ostenta el titulo en 1929, 1932 y 1934. Uno y otro inscriben su nombre en el "palmarés" de las más importantes pruebas ciclistas nacionales y europeas alcanzando Luciano Montero el segundo puesto en el Campeonato del Mundo de 1935 y el tercero en el Gran Premio de las Naciones, en la especialidad contra reloj en 1936.

Se abre un paréntesis, en el que si bien cuenta Gipuzkoa con excelentes corredores no se consiguen éxitos parejos a los de los hermanos Montero. En 1962 Luis Otaño se proclama campeón de España y un año más tarde el equipo guipuzcoano se proclama igualmente campeón. Otro éxito es el conseguido por Otaño, al clasificarse en segundo lugar tras Poulidor en la Vuelta a España de 1964. Ya para entonces suenan con fuerza los nombres de Jesús Aranzabal, que ese mismo año se impone en la Vuelta a los Puercos, y Txomin Perurena que se convertirá en uno de los mejores "routiers" del ciclismo nacional. Junto a ellos empieza a despuntar otro guipuzcoano, Miguel Mari Lasa. Todos estos hombres consiguen vencer en muchas etapas, criteriums y aun pruebas completas durante los años sesenta y en 1967 tenemos ya a otro guipuzcoano, Errandonea, venciendo en la primera etapa del Tour. Dos nuevas revelaciones son Ramón Mendiburu, vencedor en la Vuelta a Andalucía 1967, y Santiago Lazcano. En 1969 Gipuzkoa es nuevamente campeona de ruta y Luis Mari Lasa se proclama campeón español de Montaña. Los éxitos se suceden a nivel individual y colectivo y escapan a los límites de este trabajo, pero baste decir que el equipo guipuzcoano se proclama campeón de España en los años 70, 71, 72, 73, 74, 75 y 76.

El velódromo de Anoeta potencia el ciclismo en pista y los éxitos no se hacen esperar y en 1974 vence Gipuzkoa en el campeonato de España de persecución proclamándose Joaquín Izaguirre campeón nacional del kilómetro con salida parada, título que un año más tarde consigue otro guipuzcoano, Avelino Perea, que revalidará este título y conseguirá varios más en los años siguientes en diversas especialidades de pista. Otro campeón en pista es Carlos Peregrina que en compañía de Perea se hacen con el título de campeones en pista a la americana. La carrera de Perea es fulgurante y en 1980 consigue nada menos que cinco campeonatos, uno en compañía de Peregrina, siendo para Gipuzkoa el titulo en persecución olímpica. Junto a estos nombres hay que apuntar el de Juan Ignacio Elósegui. En ciclo cross la superioridad vasca ha sido aplastante a lo largo de la competición que se inicia en el año 1929 con victoria del guipuzcoano Joaquín Iturri, venciendo un año más tarde otro guipuzcoano, Eusebio Bastida. Tras ellos se suceden otros campeones paisanos suyos como es el caso de Fermín Apalategui, Francisco Goenaga, los hermanos Miguel y Sotero Lizarazu, Juan Gorostidi, José María Basualdo, José María Yurrebaso e Iñaki Mayora, muchos de ellos vencedores en varias ediciones del campeonato. Especialidad que como apuntábamos ha sido de neto dominio vasco y de un modo más claro guipuzcoano.

Desde principio de siglo viene practicándose en Guipúzcoa el atletismo que encuentra un terreno abonado por la afición secular de los vascos a los juegos populares que como en el caso concreto de los korrikalaris, están íntimamente ligados a la disciplina atlética. De ahí que una de las especialidades más practicadas sea el cross, que ha contado siempre con excelentes representantes, habiendo conseguido en diversas ocasiones el título nacional por federaciones. San Sebastián y Tolosa han sido fundamentalmente los dos puntos en que más auge ha alcanzado el atletismo, siendo encomiable la labor desarrollada en el estadio de Berazubi por los hermanos Iguaran, como atletas primero y como entrenadores y directivos más tarde de la sección atlética del club urdiña. Sería ocioso pretender en tan breve espacio hacer una historia del atletismo guipuzcoano y hasta el dar nombres puede resultar peligroso pues la relación sería absolutamente incompleta. Un tanto al azar citaremos algunos nombres que han brillado en el atletismo nacional como pueden ser varios componentes de la saga hernaniarra de los Adarraga, José Luis, Bernardino, Juan Bautista y Fernando, acaparadores de títulos en las más diversas especialidades, recordmans nacionales, y olímpicos. Olímpicos también entre los pioneros fueron Ordóñez y Elósegui, velocistas, y José Andía en pruebas de fondo. Quizá sea Ramón Cid, de la Real Sociedad, el hombre más destacado del atletismo guipuzcoano, plusmarquista nacional, poseedor del récord europeo en junior, dentro de la especialidad del triple salto y presente en dos olimpíadas.

Luis Felipe Areta (?), Maeso y Lobato son los nombres más destacados en los albores de la natación guipuzcoana, siendo ellos los dos únicos participantes en la Copa Navidad de 1914. Lobato se proclama un año más tarde subcampeón de España en Barcelona y en 1919 se organiza una prueba que se convertirá en clásica del calendario de la natación guipuzcoana. Se trata de la travesía del Urumea, en cuya primera edición vence Ramiro Goñi. La prueba la organiza el Fortuna que con el Amaikak Bat serán durante muchos años los principales baluartes de esta especialidad en Guipúzcoa. Con Ramiro Goñi hay que citar a Pedro Méndez, vencedor en la Travesía a Baiona y en la 5.ª Travesía del Urumea así como en diversas pruebas en Madrid, Santander, Barcelona... En el campeonato de España de 1924, en 100 m. libres vence María Luisa Méndez del Fortuna, que vuelve a triunfar un año más tarde al igual que Pedro Méndez. En los años que preceden a la guerra civil de 1936 surge otra gran figura, Josetxo San Sebastián, que inscribe su nombre en las principales pruebas como la Travesía del Urumea, el Paseo Nuevo, la Copa de Invierno, etc. Ya en los años cuarenta anotamos el nombre de Agustín Vaqueriza y los de Mari Carmen García y Socorro Casas entre las féminas. A partir de 1950 contamos con Juan José Igea que en 1951 se hace con diversos títulos y llegará más tarde Iñaki Yurramendi. Durante muchos años la natación guipuzcoana ha tenido como marcos el río Urumea, la bahía de la Concha, el Paseo Nuevo y el puerto, no contando con ninguna piscina, lo que suponía un tremendo "hándicap" con respecto a otras provincias. Se construye la piscina de Anoeta y más tarde otras en diversos puntos de la provincia con lo que surgen nuevos valores culminando con la aparición en los años ochenta de Harri Garmendia, que pese a sus muchos triunfos aún tiene que alcanzar las más altas metas a nivel nacional e internacional. Piscina de la Concha. Depende de la Obra social de la CAM de San Sebastián en colaboración con la Federación Guipuzcoana de Natación.

La gimnasia no ha proporcionado ningún deportista de élite a Guipúzcoa, no pasando su práctica de un modesto nivel.

No sucede lo mismo con la halterofilia, pese a que esta especialidad llega a nuestra provincia en fechas próximas, en 1967, aunque anteriormente se practicaba de un modo un tanto anárquico, destacando entre los pioneros el donostiarra Rodolfo Yarza. En 1967 se constituye la Federación Guipuzcoana que preside un hombre clave en el arraigo de la especialidad, el zarauztarra Emilio Olazábal. No se hacen esperar los éxitos gracias a los atletas del C. D. Zarauz, C. D. Hernani y Atlético de San Sebastián. Surgen figuras como el donostiarra José M. Ugarte y años más tarde Miguel Ruiz, una joven promesa, llamado a convertirse en gran figura. Otra figura de la halterofilia guipuzcoana es Castresana.

Todos ellos son ampliamente cultivados por los deportistas guipuzcoanos, en la mayor parte de los casos dentro de los estrechos límites de la provincia, la más pequeña, como se sabe, del Estado.

Las actividades subacuáticas, en sus diversas especialidades, son practicadas en todas las localidades de la costa, pero de un modo especial en San Sebastián y Zarautz, con los equipos de la Real Sociedad y Deportivo Zarautz.

El número de licencias de caza es muy elevado en la provincia de Gipuzkoa y otro tanto puede decirse de las de pesca. El desastre ecológico que se ha producido en los antaño ricos ríos guipuzcoanos y la disminución en la caza, tanto de aves como de otras especies, hace que cazadores y pescadores amplíen su radio de acción a las provincias no ya próximas sino a las más alejadas, incluidas aquellas en las que puede practicarse caza mayor.

En la hípica hemos de considerar tres aspectos. Como espectáculo cuenta Gipuzkoa con el histórico Hipódromo de Lasarte-Zubieta, el de más solera de España junto al madrileño de la Zarzuela. Es grande la afición, y los programas y premios que se disputan en la etapa veraniega tienen un bien ganado prestigio en el mundo del turf. Por otra parte, Gipuzkoa ha contado siempre con excelentes instalaciones de Yeguadas, destacando la militar de Lore-Toki. Y por último hay que destacar los concursos que se celebran en la Hípica de Loyola, por la que han desfilado grandes figuras, si bien no hayamos contado en Gipuzkoa con grandes especialistas a nivel internacional.

La afición a la montaña hace que el número de clubs y afiliados sean muy numerosos y los concursos y travesías se desarrollan a lo largo de gran parte del año. Se practica la escalada y nuestros montañeros han conquistado las más altas cimas del mundo como en el caso de la Expedición Tximist al Everest, el mayor éxito sin duda del alpinismo vasco. Fue precisamente un guipuzcoano, el hernaniarra Martín Zabaleta, uno de los tres expedicionarios que accedieron al techo del mundo, plantando la ikurriña.

El esquí guipuzcoano está englobado dentro de la Federación Vasco Navarra que agrupa a Navarra. Alava y Gipuzkoa. Careciendo de pistas en la provincia los esquiadores guipuzcoanos han de desplazarse a las estaciones pirenaicas de uno y otro lado del Pirineo, siendo Candanchú el punto más frecuentado y escenario habitual de las competiciones. Ya en la primera década del siglo nos encontramos con noticias que dan cuenta de las actividades de los pioneros del deporte blanco. En 1915 los amantes del esquí se dan cita en Huici y en 1917 leemos que la pista a "Etxeiza", en Aralar, no envidia a las mejores de Suecia y Noruega, afirmación con poca credibilidad, aunque ya en esta fecha se anuncia prueba de "bobsleig". El "Ski Club Tolosano" es pionero entre las sociedades guipuzcoanas, y aunque desaparece durante años, en 1943 resurge nombrando nueva Junta directiva. Un tanto al azar elegimos algunos campeones del esquí guipuzcoano. En 1935 Rafael Carranque conquista en Aitzgorri el II Gran Premio de Gipuzkoa.

En 1944 la prueba se desarrolla en Candanchú siendo vencedores Bernerdo Beristain en categoría masculina y María Arzac de Beristain entre las féminas. En 1945 el escenario es Otzaurte y el vencedor es Pedro Tejedor en la prueba de descenso, mientras en la modalidad de fondo el vencedor es Choli Herreros, proclamándose José Luis Usoz campeón absoluto al pie del Putxetti. En 1950 es campeón vasco navarro el donostiarra José Miguel Azcárate, que repetirá el éxito en varias ediciones del torneo. Otra figura de esta etapa es el malogrado Adolfo Beristain y en un segundo plano Ricardo Etura y Manu Izaguirre en categoría masculina y Esperanza Cormenzana en femenina. Dando un salto en el tiempo y ya en los años ochenta hay que destacar a Miguel Azcárate, Daniel Esnal e Iñigo Orbe, que forman en el equipo nacional de ciudadanos, y a Lide Miner y Ainhoa Albistegui, las más destacadas entre las esquiadoras femeninas, no sólo a nivel provincial sino dentro del ranking nacional. En la especialidad de fondo hay que señalar a Eva Aguirreche. Finalmente hay que destacar a Mari Pepa Esnaola, que en 1983 consiguió el título mundial en la especialidad de Esquí Alpino de Veteranos.

En canotaje o piragüismo el nivel de Gipuzkoa es óptimo, gracias fundamentalmente al C. D. Santiagotarrak irunés, que agrupa en sus filas a varios campeones. Otros clubs guipuzcoanos son el Itxas-Gain de Zumaia, Ur-Kirolak de San Sebastián, así como el Atlético y Fortuna. En la especialidad de Aguas Bravas el dominio de Santiagotarrak es absoluto, no sólo a nivel provincial sino nacional, estando entre los tres mejores clubs nacionales en Aguas Tranquilas. En lo que se refiere a individualidades hay que hacer constar el nombre de Pedro Alegre, fondista que tiene en su haber un tercer puesto en el campeonato del Mundo, además de varios títulos de Euskadi y nacionales, preparándose al redactar estas líneas para participar en la Olimpíada de 1984. En damas la gran figura es Marisol Martínez, que cuenta en su historial, amén de diversos títulos nacionales, con un excelente tercer puesto en el campeonato mundial de Marathon de 1983.

Del remo en general podrían escribirse páginas y páginas pues guipuzcoanos y vizcaínos son quienes cuentan con un más brillante historial. No es el caso de las modalidades olímpicas, donde la competencia es mayor y en la que hay que hacer constar los nombres de Sarasúa en los años treinta y de José Luis Corta en los sesenta, así como el de Ur-Kirolak que ha inscrito su nombre muchas veces en los Campeonatos de España en las diversas especialidades. La superioridad a que hacíamos referencia es en la tradicional modalidad de las traineras, tan arraigada en Gipuzkoa, constituyendo un número tradicional del programa veraniego no sólo de San Sebastián sino de otros lugares de la provincia, como Zarautz o Hondarribia. Hay que citar en primer lugar a los "aguiluchos" de Orio que cuentan con el más brillante cuadro de resultados con un número de banderas que ninguna otra tripulación puede igualar, pese al gran empuje que recientemente ha tenido el remo vizcaíno. Otras tripulaciones históricas son las de San Juan, San Sebastián y Hondarribia, sin olvidar a las de San Pedro, Zumaia y Getaria. Todas estas tripulaciones participan también en la modalidad de trainerillas que además de ampliar el calendario regateril, sirven de puesta a punto para las disputadas regatas de Vaineras.

La vela, en sus diversas modalidades, ha sido tradicionalmente cultivada por los diversos clubs náuticos, especialmente por los de San Sebastián y Getaria.

En la primera década del presente siglo ya se practica el boxeo en Bilbao y San Sebastián, aunque sin salir del recinto de los gimnasios. En San Sebastián la primera pelea tiene lugar en el Cine Bellas Artes, tras la proyección de una película con victoria del canadiense Anderson sobre el vizcaíno Mendizábal. Al principio de los "felices veinte" surge la gran figura del boxeo vasco, el regiltarra Paulino Uzcudun, un peso pesado prodigioso, formidable encajador, que será campeón de Europa y se medirá con los grandes del ring, desde Schmelling a Joe Louis. El primer combate lo celebra cumplidos ya los veinticuatro años frente al gigante ucraniano Touroff que ha prometido acabar con el vasco en los primeros asaltos. El que cae es el gigante en el primero, en el segundo y en el tercer asalto, para no levantarse. Sigue una carrera fulminante que declina cuando en 1935 le enfrentan al fabuloso Joe Louis, quince años más joven que Paulino. Se presume que una vez más el moreno vencerá por KO pues viene tumbando sucesivamente a Carnera, Levinski, Max Baer.

Uzcudun hace una brava pelea, deteniendo el árbitro el combate tras una caída de Uzcudun por la cuenta de siete, aunque el guipuzcoano se pone en pie y trata de continuar la pelea. Entre Touroff y Joe Louis vivió Paulino Uzcudun la azarosa vida del boxeo con sus inevitables personajes turbios y sus bien tejidas intrigas. La fabulosa trayectoria de Paulino y su enorme popularidad sirven de estimulo para que encuentre seguidores en el Pais Vasco y especialmene en Guipúzcoa. Es el caso de Isidoro Gaztañaga, un morrosko de Ibarra que apunta excelentes cualidades para triunfar entre los máximos pesos. Emprende con éxito la aventura americana alcanzando gran popularidad en la Cuba del general Batista. Luego de una accidentada carrera pugilística y una vida un tanto disipada, acabará trágicamente, siendo muerto a tiros en una reyerta callejera en la ciudad chilena de Quiaca. Otras dos grandes figuras de esta época son el irundarra Juanito Olaguibel y Mateo de la Osa, que alcanzan un aceptable nivel. Ignacio Ara, aragonés de nacimiento y donostiarra de adopción, hijo de vasca, será quien más años perdurará sobre el cuadrilátero, alcanzando en su veteranía buenos triunfos sobre los jóvenes valores del pugilismo español. Será campeón de Europa y en múltiples ocasiones conseguirá hacerse con el campeonato de España de los semipesados y pesados e incluso disputará a Marcel Thill, el formidable púgil francés, el campeonato del mundo.

"Fillo" Echeverría fue un gran estilista triunfador al otro lado del Atlántico donde se asentaría al terminar su vida profesional, luego de haberse enfrentado con éxito a los mejores boxeadores del mundo. Tras la conflagración de 1936 empieza una etapa si no tan brillante como la de la preguerra al menos con evidente "gancho" de cara al aficionado guipuzcoano. Perico Llorente es uno de los ídolos locales, al que seguirían los Mendicute y Ramón Martínez, ambos campeones de España... La figura más importante no obstante es el renteriano Paco Bueno, campeón de España de los pesos fuertes, que disputa el título europeo sin alcanzarlo. Es la última gran figura del boxeo guipuzcoano. Después, tras los éxitos de Ramón Martínez, llegan Aguerci y "Kid Zanahoria", pintoresco nombre de guerra del guipuzcoano Santaeulalia, que conquistará el campeonato de España de los pesados, aunque lo perdería poco tiempo después. Luego de bastantes años de languidez surge el "fenómeno" Urtain, polémico, discutido, con un historial de 80 victorias controvertidas, campeón de España y de Europa, que alcanzará las más altas cotas de la popularidad a nivel nacional. Apagada la estrella de Urtain se oscurece el cielo del boxeo guipuzcoano en la que lucen fugazmente otros nombres como los de Gorostidi di y Gorriti. Así se acaba de momento, al comienzo de los años ochenta, la historia del boxeo guipuzcoano, que por diversas circunstancias será muy difícil vuelva a conquistar las altas cotas del pasado.

El tiro ha sido un deporte muy practicado en Guipúzcoa, debido fundamentalmente a su acreditada industria armera, radicada fundamentalmente en Eibar. Inicialmente se practica el "tiro al blanco" y proliferan los concursos, que se convierten en número obligado de festejos en pueblos y barrios. En 1920 se funda en San Sebastián la Sociedad de Tiro ubicada en terrenos de Bidebieta, el mismo lugar que ocupa en los años ochenta. Otro polígono con solera es el del Banco de Pruebas de Eibar. Si repasamos los resultados de los campeonatos de España en sus diversas especialidades veremos que el hombre más importante es el de José Manuel Andoain, farero en la Isla de Santa Clara, vencedor en numerosas competiciones e incluso olímpico en Roma.

Una especialidad de gran arraigo en Guipúzcoa es la de tiro de pichón, con magníficas instalaciones como la de Gudamendi, en la que se han celebrado varios campeonatos del mundo. Uno de los mejores tiradores ha sido Víctor Sarasqueta con un magnífico historial, campeón de España, tercero y sexto en el Campeonato del Mundo y vencedor en múltiples ocasiones del Gran Premio de la Costa del Sol y de los torneos de Madrid, Barcelona, Valencia, etc. Formó en diversas ocasiones en el equipo nacional al igual que Antonio Vega, campeón de España de Skeet y olímpico. Pero la gran figura es sin duda el oriotarra Esteban Azcue, campeón de España y del mundo, olímpico y vencedor en las importantes competiciones mundiales de la especialidad.

Las artes marciales se inician con la práctica del judo al principio de los años cuarenta, siendo Martínez Gomendio su principal impulsor. Las primeras lecciones fueron impartidas por Enrique Cuchi y Juan García Pozo y el primer campeón de Guipúzcoa fue Pedro Gómez Eizaguirre, que alcanzaría también el título de España, conquistando el subcampeonato de Europa. Otras dos figuras del judo guipuzcoano son Fernando Murillo y José Antonio Arruza, ambos campeones de España en diversas ocasiones. Es el mismo caso de la irundarra Juncal de la Fuente.

Poco a poco se van introduciendo otras artes marciales tales como el karate, Aikido y Kendo, siendo el donostiarra Enrique Arévalo el primer maestro de España con título conseguido en Japón.

JFC