Monarchie et Noblesse

Felipe V

Durante el reinado de Felipe V se suscitó en los territorios vascos el problema de las aduanas, cuestión que tuvo su repercusión en la matxinada del año 1718. Las provincias vascas contaban con aduanas interiores, situadas en los límites fronterizos con Castilla y Aragón. Estas aduanas gravaban su comercio con el resto de territorios de la península, pero no tenía aduanas en la costa, de forma que podían comerciar por mar sin ningún tipo de gravamen fiscal.

Antes de estallar el conflicto por las aduanas, la política dirigida por el monarca borbón en las provincias vascas colisionó con los intereses de sus instituciones. En el año 1714 se produce una de las primeras colisiones. Este año fue enviado por parte de la Real Hacienda un factor de tabaco al que se le concedieron amplias competencias. Este delegado y representante de la Corona, que tenía como objetivo garantizar el libre consumo de tabaco en el interior y obtener el monopolio de su venta en el territorio, se encontró con la oposición de las Juntas Generales y la Diputación del Señorío de Vizcaya.

El 31 de agosto de 1717 se dispuso una orden por la que las aduanas que se encontraban en el interior se trasladaban a los puertos cantábricos y hacia las fronteras terrestres con el exterior. Con esta medida Felipe V buscaba eliminar obstáculos que entorpecían el comercio interior y aumentar los ingresos fiscales para la Hacienda, si bien, aumentó el malestar en ciertos sectores de la población; el traslado de las aduanas a la costa suponía un gravamen para los productos que las provincias vascas comerciaban por mar y también para los que importaban desde el exterior, entre ellos, ciertos artículos para el consumo como era el cereal. Por otro lado, esta medida se produce en un momento en el que la situación económica de las provincias vascas no era muy alentadora; además del desgaste producido por los acontecimientos bélicos y las demandas fiscales, se habían sucedido unos años de malas cosechas.

A pesar de las protestas las aduanas se trasladaron en marzo de 1718 y el conflicto no tardaría en estallar. Los primeros incidentes se produjeron en el mes de agosto de ese mismo año y en septiembre comenzaron los tumultos que se conocen como la matxinada de 1718. En este episodio se pusieron de manifiesto distintos conflictos de intereses, lo cual se evidencia en las quejas de los sublevados; además de oponerse al decreto emanado por el rey, sus protestas también se dirigieron contra comerciantes, notables, clero y oligarcas con cargos políticos. La revuelta más violenta se produjo en Bilbao y también afectó a otras comarcas de Vizcaya. Asimismo se extendió por ciertas localidades guipuzcoanas limítrofes a esta provincia como Vergara, Mondragón, Arechabaleta, Motrico, Deva, Elgoibar, etc. Los sublevados se alzaron en mayor medida en las provincias costeras y, de hecho, éstas eran las que tenían mayor dependencia del abastecimiento exterior.

Las revueltas fueron sofocadas por medio de tropas militares. Las tropas que entraron en Vizcaya se encontraban al mando del mariscal Blas de Loya y no tardaron en ocupar todo el territorio. Posteriormente este mariscal publicó un bando en Vizcaya restableciendo las aduanas en la costa, medida que obtuvo la confirmación de Felipe V el 16 de diciembre de 1722.

La represión de los amotinados tuvo como resultado 31 vizcaínos y un guipuzcoano condenados a muerte, y por otro lado, se dictaron numerosas condenas judiciales, principalmente penas de prisión, confiscaciones de bienes y multas. Años más tarde, el 22 de diciembre de 1726, la Corona dio el indulto general a los cabecillas de la agitación y a los sublevados.