Villes

Donostia / San Sebastián

El príncipe Bonaparte clasificó (1863) el euskara donostiarra como guipuzcoano y, dentro del mismo, en el subdialecto septentrional y variedad de Hernani. Lengua vernácula, su uso coexistió con el del gascón y el castellano y fue tan general que hasta un hijo de emigrantes irlandeses como el P. Meagher (siglo XVIII) compuso versos en este idioma, como el popular:

Gizon bat ardo gabedago erdi illa,marmar dabiltza tripakardoaren billa;baña edan ezkeroardoa txit ongi,gizonik txatarrenakbaliyo ditu bi.

En el primer tercio del siglo XIX, Añibarro la incluye aún, a efectos de predicación, en una lista de localidades cerradamente vascoparlantes (VVAA: "Geografía histórica de la lengua vasca", Auñamendi, 1960, I, 44-60). A diferencia de lo ocurrido en otras zonas, la burguesía donostiarra vascoparlante legó el euskara a sus hijos aunque lo circunscribió al uso coloquial, sentimental e incluso pintoresco. Tras el incendio de la ciudad y re construcción de la misma, al reanudarse las fiestas populares en 1817 vemos a José Vicente de Echegaray componer unos versos para las comparsas de pastores o Arzaigokia, a los que siguieron en los años sucesivos otras canciones igualmente en euskara:

Adiskide maiteak,au da Donostiya,orain sei urteterdierretako erriya:Polita zan lenago,gaur ederregiya,beti paregabeata maitagarriya.

Y ello hasta la muerte del autor en 1853: música para comparsas, para la visita de Fernando VII, etc. Es célebre su:

Festarik bear badabego Donostia,betiko du famaondo merezia.Bestetan ez bezelaemen gazteriaamaren sabeletikdator ikasia.

A esta popularidad del euskara contribuyeron la tertulia de Ignacio Ramón Baroja (primitiva Casa Baroja) y la del Dr. Sebastián José de Irastorza Olasagasti en la rebotica de la calle Narrica, y sobre todo la inspirada vena poética del donostiarra Indalecio Bizcarrondo Bilintx. En 1868 el ayuntamiento donostiarra instituyó clases de castellano y euskera a fin de facilitar la comprensión mutua de los naturales monolingües. Sin embargo el uso coloquial de ambas lenguas mezcladas fue frecuente, como lo demuestra el verso satírico que se cantó a Amadeo de Saboya cuando visitó la Salve donostiarra y el clero le hizo el feo de abandonar la iglesia:

Sí, moñoñita, sí.Emen degu ikusierrege Amadeo etorri taapaisak igesi...

Tras la guerra carlista, el maestro Santesteban puso acertada música a las letras de Bilintx, al Entierro de la Sardina y hasta al Ume eder bat ikusi nuben de Iparraguirre. Dos años después, el 12 de mayo de 1878 estrenaba Marcelino Soroa en el teatro municipal (Antzerki Zaharra) su célebre Iriyarena, primera comedia representada en lengua vernácula en un escenario donostiarra. En el año 1879 fue nombrado alcalde el Dr. Irastorza y bajo su mandato se tomaron importantes iniciativas en pro del euskara. Tras el éxito obtenido por la justa de bertsolaris que se celebró de balcón a balcón en la calle Embeltrán, se pensó en repetir la experiencia. El catedrático José de Manterola fundó en 1880 la revista Euskal-Erria y, al cabo de dos años, los tertulianos mencionados crearon el Consistorio de Juegos Florales llamado a despertar gran eco. No es de extrañar, pues, que la encantadora música de Sarriegui fraguara más tarde en letras euskéricas entrañables para los donostiarras y que los dichos, escritos y versos de Serafín Baroja, Pepe Artola, Toribio Alzaga, Avelino Barriola, Catalina Eleizegui, entre otros, alcanzaran una popularidad que ha llegado hasta nuestros días. Este clima de cariño a la lengua propia no menguó con el veraneo aunque no cabe duda que la gran cantidad de veraneantes ajenos al idioma causaría algún impacto en el colectivo vascoparlante agravando un retroceso general en todo el país.

Es conocido desde el siglo XIV hasta el XVII. Sus documentos administrativos se caracterizaron por pertenecer a la familia de los "scripta bearnesa" en contraposición a los "scripta tolosanos" de los francos de las poblaciones navarras. Su permanencia ha quedado plasmada en la onomástica personal -Brunet, Chofre, Laffitte, Gamón, Lafón, etc.- y en topónimos entrañables como Urgull, Ayete, Polloe, Ulía, Miramón, Mompás, Narrica, Molinao, fuente de la Cutralla y otros. Dice Carmelo Echegaray que en Donostia influyó sobremanera

"el espíritu gascón sobre el espíritu eúskaro, modificando más o menos el tipo primitivo e introduciendo en él cosas que no son propias de la raza vasca, como la jovialidad franca y retozona, cierta viveza de ingenio muy meridional y muy gauloise y hasta el instinto satírico, no encendido, vehemente y mordaz sino apacible, alegre y risueño; ese instinto satírico que no nace de la indignación sino de cierta ingénita e irremediable propensión a la risa y de cierta facilidad especial para ver el aspecto ridículo de las cosas".

Aunque la escolaridad en lengua vasca haya paliado el retroceso del euskara, el castellano es en estos momentos la lengua mayoritaria de Donostia. En 1970 el número de vascófonos ascendía aproximadamente a 36.365 personas que representaban un 21,93% de su población total (Pedro de Yrizar: "Los Dialectos y variantes de la lengua vasca", separata del Boletín de la Real Sociedad Bascongada de Amigos del País, 1973, 23-26). La gran afluencia de guipuzcoanos de la provincia y la acción de la ikastola y la alfabetización de adultos han acrecido la proporción de vascohablantes:

19811991
Castellanoparlantes86.49278.525
Euskaldunes
- Alfabetizados18.52733.173
- Algo Alfabetizados14.32110.164
- No alfabetizados3.8312.746
Casi euskaldunes
- Alfabetizados24.64025.295
- Algo Alfabetizados13.8509.759
- Pasivos6.7038.940