Dessinateurs

Azpiazu Imbert, Salvador

Dibujante e ilustrador, nació en Vitoria el 9 de agosto de 1867. Muere en Madrid, víctima de una repentina enfermedad, el 5 de enero de 1927.

Es nieto de Carlos Imbert, polifacético artista de origen francés que desplegó diversas actividades en la capital alavesa durante las primeras décadas del siglo XIX, sobresaliendo especialmente en el campo escultórico. Desde muy joven fija Salvador de Azpiazu su residencia en Madrid. De vez en cuando regresa a su ciudad natal, principalmente aprovechando las fechas más señaladas del calendario, como las Fiestas de la Blanca o las Navidades.

Viajero infatigable, el ejercicio continuado de su profesión le llevó a recorrer de punta a punta todos los confines de la península ibérica. Se ha escrito que desarrollando sus labores como funcionario del Catastro, aunque exactamente parece más bien que como topógrafo adscrito al Ministerio de Agricultura.

Destacó como dibujante e ilustrador, sintiendo también una cierta querencia por la fotografía. Debido a sus innumerables desplazamientos, estuvo igualmente en Francia y en Italia, se familiarizó con los diferentes paisajes y costumbres de las regiones que visitaba, plasmando sobre el lugar acertadas visiones del natural. Acaso con una cierta gravedad literaria. Portaba siempre consigo cuadernos de dibujo donde detallaba con el lápiz y a veces con la acuarela las impresiones recibidas.

Sus temas de interés, aunque diversos, se orientaban mayoritariamente hacia las representaciones arquitectónicas. Iglesias, conventos, castillos, rincones de grandes urbes y de pequeñas aldeas, por igual, eran motivos que aparecían repetidamente en sus láminas de dibujo. Su maestría y su virtuosismo como dibujante, su fina sensibilidad observadora, no se agotaban únicamente en las recreaciones de monumentos, sino que sabía además profundizar en la idiosincrasia de los moradores que habitaban estos escenarios. Así, las gentes de diferente extracción social, desde los personajes de la alta sociedad hasta los lugareños más humildes y anónimos, enriquecían su amplio repertorio visual.

Muchos de estos trabajos, que definen la imagen más emblemática de su quehacer, se editaron en importantes revistas ilustradas de la época. Colaboró para La Ilustración Artística de Barcelona y en La Esfera de Madrid, así como en otras publicaciones europeas hoy, por desgracia, difíciles de rastrear. Una selección de sus dibujos más interesantes, un total de 121, fue recogida por los hermanos comediógrafos Serafín y Joaquín Álvarez Quintero, amigos del vitoriano, para ilustrar el libro La bendita Tierra. Esta obra devino realmente en un homenaje póstumo al dibujante, pues se publicó en Barcelona a los pocos meses de su muerte.

En las últimas décadas dos han sido las exposiciones monográficas dedicadas a este artista en la ciudad que le vio nacer: la primera se celebró en agosto de 1967 (Salones de Olaguíbel, Caja Municipal), y la segunda, algo más reciente, en abril de 1989 (Sala Luis de Ajuria, Caja Municipal). En marzo de 1992, los descendientes de Azpiazu procedieron a la donación de más de un centenar obras, entre dibujos y acuarelas, al Museo de Bellas Artes de Álava.

El Museo de Bellas Artes de Álava acogió en marzo-mayo de 2005 bajo el título Itinerarios y figuras de un artista alavés 198 obras entre retratos en acuarela, dibujos de sus cuadernos de apuntes y fotografías, todo un legado de memoria histórica que abarca desde sus primeros paisajes fechados en 1887 hasta el último, de 1925.

  • GARCÍA DÍEZ, José Antonio. La pintura en Álava, Caja Vital, Vitoria-Gasteiz, 1990, p. 256-258.
  • VAL, Venancio del. Calles vitorianas, Caja de Ahorros Municipal, Vitoria, 1979, p. 162.