Politiques et Fonctions Publiques

Lapaza, José Francisco de

Nace en Tolosa. Muere en Berrobi (Tolosa) en 1770.

La vida de José Francisco Lapaza y Sarria se ciñe, en sus líneas generales, a la habitual en los que ocupan puestos en la estructura política guipuzcoana durante el Antiguo Régimen. Sus orígenes familiares entroncan con algunos de los linajes más encumbrados a nivel económico y social en la provincia. Su abuela paterna, Luisa, pertenece al de los Zarauz y Gamboa. El marido de ésta, Nicolás de Lapaza y Gaztealzategui, que ejercerá en el año 1658 el puesto de diputado general de la provincia en Tolosa, es uno de los mayores propietarios guipuzcoanos, titular de una red de mayorazgos que tienen su principal centro en esa villa. Pertenece, asimismo, a la exclusiva orden de Caballería de Santiago. De ese matrimonio nacerán tres hijas, Ana María, Felipa Nicolasa y María de Lapaza, y tres hijos, Manuel Francisco, Gerónimo y Francisco Ignacio de Lapaza. Del matrimonio de éste último con Josepha de Sarria desciende José Francisco de Lapaza.

No existen datos concretos sobre su formación académica. La documentación disponible apunta, sin embargo, a que, también como la mayoría de aquellos que ocupan puestos de responsabilidad política en la Gipuzkoa antiguoregimental, José Francisco de Lapaza cuenta con sólidos conocimientos que empleará tanto en la administración pública -representante de Tolosa en Madrid en el año 1754 para llevar un pleito contra el conde de Echauz, comisionado en 1768 para la construcción de la Casa de Misericordia de esa misma villa o alcalde de Segura en el año 1748-, como para la gestión de la extensa herencia que obtiene merced al generoso testamento que le otorga una de sus tías, Felipa Nicolasa, el 20 de enero de 1744, que lo hace dueño del mayorazgo de Gaztealzategui, próximo a Tolosa. Esa posición social de gran propietario territorial bastará, de acuerdo a los cánones forales vigentes en la época, para que se le confíe la dignidad de diputado general -adjunto en unas ocasiones, titular en otras- del partido de Tolosa entre el año 1749 y hasta el de 1768, dos antes de su muerte anunciada por problemas de salud que le permiten retirarse de la vida pública por orden directa del rey.

Lo más sustancial de esa función pública se desarrollará, plenamente, en el marco de las vastas operaciones de dominio geoestrátegico a nivel mundial -fundamentalmente contra Gran Bretaña y en alianza con el reino de Francia- puestas en marcha por la monarquía imperial española. Así, su primer desempeño como diputado general del partido de Tolosa, a lo largo del interregno entre la Junta General de julio de 1749 y la de julio de 1750, lo involucrará, siquiera indirectamente, en los acontecimientos más destacados del controvertido reinado de Fernando VI. Especialmente en la principal intriga palaciega de esa corte, suscitada por los planes del marqués de la Ensenada destinados a reforzar la Armada española frente a la británica. Punto con el que discrepará otra de las facciones de la Corte de Madrid que, capitaneada por el Secretario de Estado José de Carvajal y Lancaster y el embajador británico Benjamin Keene, se opone a toda mejora en ese sentido que, naturalmente, perjudicaría los planes de hegemonía marítima perseguidos por la Corte de Londres.

Así, encontramos a la Diputación a la que se ha asignado a José Francisco Lapaza dedicada a atender, prácticamente en exclusiva, la exigente correspondencia que desde Madrid envía a esa institución el marqués de la Ensenada, destinada a que se apliquen, con total exactitud, sus planes para el incremento de la construcción naval en todo el litoral cantábrico.

Las demandas del marqués se centrarán en temas diversos. Algunos serán de carácter técnico, caso de los estrictos controles que esa Diputación debía ejercer sobre la madera disponible en la provincia, impidiendo que cualquiera susceptible de ser utilizada para la construcción de nuevos navíos de combate, fuera empleada para otros usos como la construcción de vivienda. Dilema que se plantea a esa primera Diputación de la que es adjunto José Francisco de Lapaza en la sesión de 13 de julio de ese año de 1749 que se reúne, precisamente, en la villa de Tolosa. En ella se expondrá que Pedro de Michelena necesita vigas para la construcción de una casa en la calle Lorencio de San Sebastián, pretensión que se le autorizará haciendo constar que su petición era aceptable porque esa madera no era útil para la construcción en astillero.

Esa fiscalización en el uso de la madera disponible en Gipuzkoa también se extenderá a la que se da para la construcción de navíos comerciales. En este asunto intervendrá igualmente esa primera Diputación a la que se ha asignado a José Francisco de Lapaza en otra de sus sesiones de julio de 1749. En dicha sesión se acatan las órdenes impartidas por el propio marqués de la Ensenada autorizando a Juan de Arizmendi y Manuel Aizpuru a cortar la madera que les falta para poder construir un navío en el puerto del Pasaje, que ya tenían convenido con Nicolás del Valle, destinado a la navegación entre Cádiz y Buenos Aires.

Junto a cuestiones rutinarias relacionadas con el uso de los recursos forestales de la provincia, esa primera Diputación para la que ha sido elegido José Francisco de Lapaza deberá enfrentarse también a exigencias mucho mayores para cumplir los planes de Ensenada. El 21 de julio de 1749, por ejemplo, el ministro les reprochará su tardanza en atender las demandas de Bernardino Freire, uno de los hombres clave para llevar a efecto en el nuevo astillero de El Ferrol los planes de construcción de una poderosa Armada al servicio de la monarquía imperial española.

Más adelante, en la sesión del 31 de diciembre, recibirán órdenes para encargarse, con todos los cuidados posibles, de Richard Root y su familia. Es decir, de uno de los expertos en construcción naval que Ensenada y sus agentes en Inglaterra han sacado de ese país por medio de una complicada operación de espionaje industrial, destinada a privar a esa potencia rival de sus mejores técnicos y utilizarlos en provecho de la corona española y sus planes de expansión militar en Ultramar. Esa Diputación a la que había sido asignado José Francisco de Lapaza como diputado adjunto, tendrá, pues, el honor de recibir a Root pocos meses después, como se confirma por sus deliberaciones del 17 de marzo de 1750, sellando así su total implicación en esa intriga diplomática de alto nivel.

Desde ese momento la vida pública de José Francisco Lapaza se verá regida por esas oscilaciones políticas, militares y diplomáticas a las que tendrá que hacer frente en más de una ocasión desde el puesto de diputado.

Es algo que se hace particularmente patente, en su caso, tras la muerte de Fernando VI, hecho que da acceso al trono español a su hermano Carlos. Hasta 1760 rey de Nápoles y desde esa fecha rey de España y de las Indias como Carlos III.

La política exterior del nuevo monarca es mucho más agresiva y decidida frente a Gran Bretaña de lo que nunca lo fue la de su hermano Fernando. Una de sus primeras decisiones apenas ha sido proclamado, es la de involucrarse abiertamente en la Guerra de los Siete años (1757-1763) poniendo en vigor un nuevo Pacto de Familia con los Borbones franceses y cerrando filas junto a ellos en su lucha contra Gran Bretaña por el control de Europa y sus respectivos imperios coloniales en América y Asia.

El resultado de esas decisiones no se hará esperar y Gipuzkoa, naturalmente expuesta al nuevo enemigo en toda su franja costera, experimentará directamente esa declaración de guerra.

La presencia de unidades navales británicas mantendrá en alerta a todo el litoral guipuzcoano, dando una considerable cantidad de trabajo a los integrantes de la Diputación del año 1762, entre los que la presencia de José Francisco de Lapaza es notoria, con la organización de la defensa de esa franja litoral que debe mantener a raya a un enemigo prácticamente a sus puertas. Así se deduce, por ejemplo, del ataque que sufren varias embarcaciones en las cercanías de Zarautz a manos de varios navíos británicos que, sin embargo, no cuentan con fuerza suficiente para lanzar un ataque contra el que Lapaza y sus compañeros toman toda clase de previsiones, organizando y armando a las milicias vecinales de los puertos amenazados o de poblaciones del interior, como Usurbil, que deberían actuar como refuerzos en caso de que el desembarco británico llegará a producirse.

Por lo que respecta a su vida personal, los pocos datos de que disponemos, indican que también se ciñó a lo que era habitual en un hombre de su clase y época.

Estará casado dos veces a lo largo de su vida. La primera con Josefa Lorenza de Aranguren y la segunda con María Francisca Javiera de Leizaur Aguirre y Oquendo.

La única circunstancia algo excepcional es la ausencia, en ambas relaciones, de descendencia masculina. Del primer matrimonio sólo tendrá una hija, María Josefa de Lapaza. Del segundo, cuatro: María Francisca Javiera, María Brígida, María Concepción y María Martina. Todas ellas menores de edad en el momento de su muerte. Es este un factor que desencadenará diversos litigios por el control de su herencia a partir del año 1770. Fundamentalmente instigados por su yerno Manuel Fernando de Barrenechea, alcalde de Tolosa, casado con la única hija de su primer matrimonio, que inmediatamente después de su muerte, y ejerciendo sus prerrogativas de primer magistrado de Tolosa, exige para su mujer la posesión del mayorazgo de Gaztealzategui. Es de ese modo, también relativamente rutinario en hombres de su clase y condición, como se clausura la vida de Francisco José de Lapaza.