Militaires

Elissagaray, Renaud-Bernard

Célebre reformador de la marina francesa, nació en Arbendaritse (Nafarroa Beherea) el 2 de febrero de 1652. Murió el 30 de setiembre de 1719.

Se dice de él que nació geómetra. Dotado de un talento notable, fue un brillante oficial de la marina de guerra, lo mismo que del ejército terrestre. A él se debe el invento de la terrible bomba destructora lanzada el 30 de agosto de 1682 contra la ciudad de Argel por la flota francesa. Después de un bombardeo infructuoso, la flota regresó al año siguiente e hizo uso de unos morteros inventados por Renaud que causaron tal destrucción que el rey de Argel se vio obligado a capitular. La fama del joven bajo-navarro se tornó europea. Los Caballeros de Malta le llamaron para que dirigiera la defensa de la isla, amenazada por los turcos. Prestó también destacados servicios al rey Felipe V de España, quien le otorgó el título de teniente general. En 1689 compuso su famoso tratado De la teoría de la maniobra de los buques, verdadera obra maestra sobre nuevos sistemas de construcciones, de evoluciones navales, de señales y ordenación para batallas.

Tomó parte activa en el sitio de Génova; siguió a Luis XIV en los sitios de Mons y Namur; salvó el puerto de Saint-Malo y treinta buques escapados del desastre de La Hogue. Se citan rasgos interesantes de nuestro bajo-navarro. Tenía tanta intrepidez como talento. Un día quiso ensayar un buque de su invención contra una nave inglesa, armada con 76 cañones, que regresaba con un valioso cargamento de las Indias Occidentales. Se adueñó del buque después de tres horas de combate, pero, lejos de exigir el rescate de los nobles personajes que iban a bordo, los trató tan generosamente después de esa captura que, en vez de enriquecerse, la empresa le ocasionó un gasto de 20.000 libras. Era extremadamente desinteresado. Tuvo por panegirista a Fontenelle, su colega de la Academia de Ciencias. Ref . Iriart, Michel: Corsarios y colonizadores vascos. Buenos Aires, 1945.