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CÍRCULO VITORIANO

El Círculo Vitoriano se fundó el 31 de mayo de 1864, al mismo tiempo que llegaba el ferrocarril a Vitoria y facilitaba las comunicaciones con Madrid y con otras poblaciones. Esta ciudad ya era sede episcopal de las Vascongadas y aún mantenía la Capitanía General del mismo territorio; ambos factores ejercieron poderosa influencia en su vida y desarrollo.

El Círculo fue fundado por un grupo de liberales y nació con el doble propósito de constituir un centro recreativo y cultural. Para ello contó en un principio con ciento doce socios. La iniciativa atrajo a personajes vitorianos del comercio y de la industria, a profesionales de carreras liberales y de la enseñanza, a jefes y oficiales de la milicia y a algunos de los que entonces se calificaban de rentistas.

Era un período convulso y prerrevolucionario. Las autoridades se mantenían en actitud vigilante, ante la sospecha de que cualquier grupo organizado podía, si las circunstancias le eran propicias, pretender la subversión del orden constituido. Por tal razón, el Circulo Vitoriano tuvo que hacer constar en el acta fundacional, "que no se han de consentir se provoquen discusiones acaloradas sobre asuntos religiosos ni políticos, respetándose las opiniones de los socios, ya como hombres públicos, ya como particulares".

Poco más tarde, en 1868, la revolución estalla y tras ella Vitoria se verá envuelta en un largo y turbulento período, con la guerra carlista para remate; guerra que condicionó sobremanera la vida ciudadana de la capital alavesa.

En estas circunstancias, los primeros años de vida del Círculo Vitoriano fueron difíciles, ya que la guerra civil imponía sus exigencias: una, la carencia y carestía de los artículos de consumo y la otra la incomunicación, durante largo tiempo, con otras zonas de España. No obstante, y durante esos años iniciales, la Sociedad puso las bases de una interesante labor cultural que se centró en la dotación de su biblioteca. Se fueron adquiriendo obras científicas, históricas y literarias y formalizando la suscripción de diarios y de revistas nacionales y extranjeras. Se conservan en la actualidad, la mayor parte de esas adquisiciones, ejemplares raros cuando no únicos, que han sido debidamente informatizados.

Fue inevitable conciliar esta actividad cultural con la creación de salas de recreo, dedicadas fundamentalmente a los juegos de mesa, algunos prácticamente desaparecidos como el tresillo; y al juego del billar en sus distintas modalidades, desde las mesas de carambolas hasta las de chapó, desplazadas en nuestros días por el billar americano.

Quedaba por atender la organización de fiestas sociales, que en una ciudad como Vitoria, muy conservadora y apegada a costumbres austeras, iban a tener un sentido liberador. El Círculo orientó sus preferencias a la organización de sesiones musicales, algunas de las cuales derivaron en conciertos de élite, como lo fueron las varias intervenciones de Isaac de Albéniz, que promovió de paso la presencia de otros músicos en las últimas décadas del siglo XIX.

Simultáneamente, cuando la estructura de edificio lo permitió, se organizaron sesiones familiares, con bailes de salón incluidos, en las que se permitía la presencia de las esposas e hijas de los socios, con lo que se completaba la finalidad recreativa de este tipo de sociedades.

Las limitaciones de los locales para este tipo de fiestas, eran patentes. El Círculo Vitoriano ocupó en un principio un tercer piso de una casa sita en la Plaza Nueva, con vistas a la de la Virgen Blanca y al pasaje que comunica ambas. Al vencer el contrato de arrendamiento, a finales de 1873, se trasladó a un edificio sito en Postas 16, (donde luego estuvo el Banco de Vitoria). Se pretendió por la directiva de la Sociedad la realización de obras de acondicionamiento del local, con el fin de dar fiestas. Al demorarse el permiso del dueño, trataron de dar con otro inmueble, para satisfacer la demanda del creciente número de socios.

Por los años de 1880, otra sociedad, el "Gabinete de Lectura" que se fundó en 1841 y que más tarde cambiaría su nombre por el de "Casino de Vitoria", tenía dificultades económicas. Se iniciaron relaciones amistosas que culminaron con la absorción del Casino por el Círculo Vitoriano. El 16 de marzo de 1884, se culminó la operación. El Círculo cargó con todas las deudas contraídas por el absorbido y a cambio asumiría la propiedad del mobiliario e instalaciones y se subrogaría en el alquiler de los locales.

El Círculo Vitoriano quedó así instalado en la calle de Postas (hoy número 18) en un edificio construido por el Sr. Tolosana, del que únicamente se conservan la parte baja de su fachada y la puerta de entrada.

El período que transcurre entre 1984 y 1922 coincide con los años de esplendor del Círculo Vitoriano durante el cual se hicieron inversiones en obras y en mobiliario. Se le dotó de un salón principal, donde se dieron fiestas memorables y donde, con ocasión de una visita a Vitoria, se sirvió un banquete en honor de Alfonso XIII. No obstante, se registraron dificultades circunstanciales, principalmente cuando, por razones militares, se desplazaban unidades del Ejército desde Vitoria a otras plazas o a zonas en guerra; estos traslados causaban pérdidas de socios y merma de ingresos, que solían obviarse con distintas medidas correctoras.

La situación empeoró en 1923, al cesar la tolerancia que se otorgaba a los casinos para beneficiarse de los juegos de suerte y azar. Cayeron los que llamaban "ingresos varios" y se inició una lenta decadencia que culminó en 1936. A principios de este año, ante la inminente ejecución, por vía judicial de importantes deudas contraídas por el Círculo y que permanecían impagadas, se tomó la decisión de cerrarlo al finalizar diciembre.

También pudo influir en esta situación tan crítica, la evolución social de Vitoria. Los nietos de los socios fundadores, no tenían sus mismos gustos y aficiones. Cobraron auge las sociedades deportivas y los jóvenes orientaron sus preferencias hacia ellas. Una de las principales, el Club Vitoria, ubicado en el Paseo de Fray Francisco y dotado de pista de tenis, acogió a buen número de estos que años atrás habrían sido socios del Círculo.

Igualmente, resultó negativa para el Círculo la tensión política de los años treinta, pese a las precauciones señaladas en el acta fundacional. Cuando varios monárquicos vieron a la Sociedad influida por partidarios de ideas republicanas, se dieron de baja. Sirvió de pretexto una conferencia a cargo de Don Miguel de Unamuno considerada política, de la que se repartieron invitaciones por y en el Círculo. Los monárquicos escindidos fundaron la Peña Vitoriana.

La guerra, al interrumpir la rutina diaria, hizo que se demorarán las reclamaciones de pagos y se reactivó por vía indirecta la llegada de nuevos socios. Se formó una junta de salvación y se consiguieron algunos aplazamientos de pago. Se convino en remozar el Círculo abriendo un local con vistas a la calle de Dato, al que pudieran concurrir a diario las esposas, novias e hijas de socios, posibilidad antes negada a estas damas. Este proyecto se culminó en los primeros años de la década de los cuarenta y el Círculo remontó de nuevo el vuelo.

El siguiente período, hasta los años sesenta y setenta del pasado siglo, fue de estabilidad, pero nuevos cambios sociales, con una notable mejora de las condiciones de vida, iban a torcer, de nuevo, los derroteros del Círculo. La influencia de la televisión, la generalización del automóvil, y la creciente libertad de costumbres, alejaban a la juventud de las sociedades de recreo tradicionales.

El Círculo, pese a todo, emprendió una obra renovadora. En el año 1962 enajenó el ya viejo edificio de Postas 18 que se derribó para levantar uno nuevo destinado a oficinas. Los fondos conseguidos, permitieron mejorar el local de Dato, que se convirtió en cafetería, y construir unos nuevos edificios interiores para dar alojamiento a la biblioteca, a la sala de actos, a las de juego, a un comedor y a una gran sala de fiestas, donde al fin se instaló un bingo; se clausuró al modificarse la legislación reguladora de este juego.

No obstante, ni esta renovación de locales, ni los intentos para atraer nuevos socios durante las décadas siguientes, evitaron la reducción del número de afiliados. Las deudas fueron en aumento y, en los noventa, la directiva dio un cambio, tras analizar cuáles debieran ser los objetivos del Círculo. Se convino en reactivar los de índole cultural, que estaban prácticamente olvidados, y en permitir la entrada en la cafetería del público no socio, para que la Sociedad pudiera autofinanciarse.

Se efectuó una acompasada y fuerte inversión durante esa década, se organizó la biblioteca y se iniciaron diversas actividades culturales, con modestia y constancia, que sirvieran para justificar la presencia de esta Sociedad, entre otras que fueron surgiendo en Vitoria, por esa época.

Cuenta con seiscientos socios, cifra que se ha logrado estabilizar. Entre sus iniciativas culturales, destaca la creación de un premio de investigación histórica sobre temas o personajes alaveses, que se convoca todos los años.

Pedro MORALES MOYA (2006)