Peintres

Ortiz de Urbina Uribarren, Mauro

Pintor nacido en Vitoria el 15 de enero de 1882. Fallecido el día 11 de ese mes de agosto de 1936 en San Sebastián (?).

Por la prensa local (La Libertad, 16-04-1903) conocemos algunos datos de su infancia y juventud. Hijo de un industrial, contó con el beneplácito familiar para orientarse hacia una profesión liberal tan incierta de perspectivas como es la pintura. No obstante, sus inclinaciones primeras se dirigieron hacia el sacerdocio. En este sentido, sabemos que cumplidos los veintiuno tenía tras de sí ocho años de carrera eclesiástica: tres de ellos de Humanidades, otros tres de Filosofía y dos de Teología, "habiendo obtenido la calificación de sobresaliente en todas las asignaturas".

En 1896 comienza a frecuentar el taller de Pedro López de Robles, pintor y profesor de la Escuela de Artes y Oficios, visitas que compagina al principio con sus clases en el Seminario. A partir de 1902 acude al estudio de Ignacio Díaz Olano, maestro que le dedicó encendidos plácemes, animando así a Mauro Ortiz de Urbina que prosiguiera en esta dirección dadas las cualidades artísticas que poseía. También fue alumno de "El Dibujo", nombre con el que se conocía a la Escuela de Artes y Oficios, entonces ubicada en El Campillo, en la actual calle de Las Escuelas.

Las tempranas facultades pictóricas que atesoraba fueron igualmente intuidas por el Marqués de Urquijo, quien le otorgó su protección y apoyo como mecenas. En abril de 1903, después de una dura oposición con Eduardo Navarro, otro joven pintor local, el Ayuntamiento de Vitoria acuerda concederle a Mauro una pensión para que pueda costearse parte de sus estudios en Madrid: en la Academia de Bellas Artes de San Fernando. Son años también en los que frecuenta el Museo Municipal de San Sebastián, siendo presentado al mismo Alfonso XIII en una visita que el monarca giró al citado lugar.

En marzo de 1904, la prensa vitoriana recoge ya el aprovechamiento de Ortiz de Urbina en la Academia de San Fernando:

"En las calificaciones de los trabajos ejecutados por los alumnos en los meses de enero y febrero, y en los cuales se disputan las recompensas que les sirven de escalones para lo porvenir, numerosos discípulos pensionados por la mayor parte de las provincias españolas, el joven Mauro ha obtenido Diploma de Honor de primera clase. Por tres obras que presentó: dos figuras y un paisaje"

La Libertad, 6-03-1904.

El primer año de estancia en la Academia se salda con cuatro diplomas de mérito de primera clase; dos de segunda, dos accésit, logrando también varias matrículas de honor. Al finalizar el segundo año, el claustro de profesores le concede un premio en metálico de quinientas pesetas, galardón que acarrea consigo una medalla de plata y la matrícula de honor para el curso venidero, lo que, sin duda, supondría ahorrarse un dinero en el pago de las asignaturas futuras. Por otro lado, vistos los resultados, el Ayuntamiento vitoriano acuerda concederle una nueva pensión para que continúe con su formación académica.

En esta labor formativa, las salas el Museo del Prado satisfacen y renuevan sus ansias pictóricas. Así, aprehende las lecciones magistrales que irradian los cuadros de Velázquez, Murillo, Alonso Cano, Tiziano, El Veronés y, sobre todo, El Greco, pintor por el que siente verdadera admiración hasta el fin de sus días. Es Mauro Ortiz de Urbina un excelente copista hasta el punto de que, años después, realizará algunas exposiciones individuales exclusivamente con Copias del Museo del Prado.

En este sentido, por un lado, apuntamos la veintena de óleos que expone en la Sala de la Asociación de Artistas Vascos en Bilbao, del 12 de octubre al 6 de noviembre de 1915, tal como testimonia la historiadora Pilar Mur en su trabajo publicado sobre dicha Asociación. Un detalle al respecto: existe algún crítico de arte que ha negado esta participación, afirmando que quien verdaderamente expuso en aquella oportunidad fue el pintor vizcaíno Lucio Ortiz de Urbina. Sea como fuere, preparó el vitoriano una muestra con contenidos similares -con copias del Prado- en el paraninfo de la Escuela de Artes y Oficios de Vitoria. Sería ya en agosto de 1927.

Concurre por primera vez a la Exposición Nacional de Bellas Artes en mayo de 1906 con el cuadro Estudio de interior; una habitación tenuemente iluminada por un quinqué en la que aparecen tres figuras retratadas, dos de ellas pertenecientes a los conocidos vitorianos Julio Uruñuela y Pedro Sarralde. Recibió mención honorífica. Volvió a enviar obras a las convocatorias de 1910, 1912 y 1915. En 1908 logró otra mención honorífica en la Exposición Universal de Munich. En junio de 1909, el día 30, tal como sugiere García Díez, obtiene el título de profesor de dibujo, dando así por terminados sus estudios oficiales en la Academia de San Fernando.