Comédies musicales

Baile

Aunque ambas palabras se usen como sinónimas se dejan para el artículo Danza todas aquellas creaciones coreográficas que constituyen un espectáculo para el pueblo más que una diversión de la que es autor el pueblo mismo. Dicho esto, queda solamente dar una noticia sobre los bailes en los que intervienen ambos sexos reunidos por el placer de bailar.

El gusto del pueblo vasco por el baile y la danza es ya prehistórico. Los instrumentos tradicionales han sido con preferencia el txistu y el tamboril. La flauta de hueso hallada en Isturits, de edad paleolítica (10.000 años), es el instrumento musical de aire más antiguo de la humanidad, de todos los conocidos, pues las flautas de los bajorrelieves de las tumbas de la cuarta y quinta dinastía egipcia datan sólo de 2.700 años antes de Cristo. Por eso no es extraño que Estrabón aludiera a los vascos indudablemente cuando habla de los bailes del novilunio. En plena historia, en el s. XVII, el jesuita P. Larramendi, genuino representante del pueblo vasco, nos dice que "más que ningún otro instrumento alegra el tamboril a los pueblos, y tiene para eso al parecer excitativo mayor, pero natural. Véase en los niños que están en los brazos de sus madres y amas; se están quietecitos y no hacen demostración de oir cualquier otro instrumento; pero oyendo el tamboril empiezan a cimbrearse y vibran sus bracitos, dibujándose su alegría en los ojos, labios y la carita toda". Jovellanos, recordando las impresiones que le causara su visita a Euskelerria (s. XVIII), dice: "Allí es de ver un pueblo entero, sin distinción de sexos y edades, correr y saltar alegremente en pos del tamboril". La frase ya tópica de Voltaire de que los vascos son "un pueblo que brinca y danza en lo alto del Pirineo", puede extenderse a todos los siglos conocidos de su historia. Y, casi en nuestros días, un vasco pintoresco y visionario, Chaho (s. XIX), después de decir que la "diversión favorita de los vascos es la danza", agrega: "La Karrikadantza reúne a todos los habitantes de un pueblo, jóvenes y viejos. La ley prescribe que las amas de cría figuren teniendo en brazos a los niños de pecho, porque el ruido jovial de las fiestas de la patria debe resonar temprano en el oído del vasquito". Efectivamente, un dibujo del periódico "La Galerna", del siglo XIX, representa a las nodrizas (iñudes) agitando en alto a sus niños, invitándoles a bailar. A este respecto solía decir D. Telesforo de Aranzadi que la diferencia que existe entre una niñera castellana y una vasca consistía en que cuando pasaba por la calle el tamboril, aquélla se movía al son de la danza con el niño inmóvil en el brazo, mientras la vasca bailaba al niño, suelto y entre las manos, acompañándole ella con movimientos casi imperceptibles.

Si se restringe el sentido de baile al que ejecuta el pueblo, el repertorio vasco tiene tres muy en consonancia con su civilización privativa: el aurresku, el ingurutxo y la karrika-dantza. El primero, ceremonioso y digno, es como un homenaje del hombre a la mujer, que apenas participa sino de un modo receptivo a lo largo de la fiesta. El ingurutxo, en cambio, ofrece en todas sus variedades, txun-txun, baile de la era, pañuelo-dantza, etc., la participación igualada de ambos sexos, lo mismo que la karrika-dantza, bulliciosa, alegre, loca si se quiere, como todo final de fiesta. La característica de estos bailes, es su carácter colectivo y comunitario: gente que baila y público son intercomunicables, pero para formar parte de la unidad, única, que baila y de un público que presencia y participa activamente en el goce de la fiesta. La pareja, como unidad aislada, no existe en ningún caso. El fandango vasco es una variante de jota española y lo mismo sucede con el arin-arin, frenético y vertiginoso. El baile conocido en sus principios por la jerigonza, con pandereta y hierrillos, fue sustituido por la jota, importada de Aragón y aclimatada en el País Vasco en forma de fandango o de jota navarra. Hacia 1867 se tocó por primera vez la jota en Corella, Navarra, momento del cual provine la copla popular: No salgas hijo a la calle porque ha salido la fiera, y van cantando los mozos la jota regolvedera. Ya advirtió oportunamente Gascue que este género de baile con su gimnástica no encajaba, en manera alguna, dentro de los moldes de nuestros bailes a los que califica de mesurados y corteses.

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