Peintres

Alonso Berástegui, Ramón

Pintor contemporáneo, nace en Vitoria el 20 de febrero de 1935.

Sus inquietudes artísticas se orientaron inicialmente hacia la escultura, ingresando en la Escuela de Artes y Oficios. Estudió modelado un año con Víctor Arámburu y otros dos cursos más con los pintores Mariano Basterra y Miguel Jimeno de Lahidalga, profesores que fueron, los tres, de una importante nómina de jóvenes artistas nativos durante los años de la postguerra. Por exigencias familiares se desplazó a Barcelona para emprender la carrera de aparejador, estudios que dejó inconclusos, pues su definitiva vocación por la pintura le incita a proseguir en esta línea. En la capital catalana conoce y frecuenta al retratista Revello de Toro.

Realiza su primera exposición individual en el Salón de Arte de Vitoria, en mayo de 1961. Todos sus óleos presentan un mismo común denominador que definirá su postrer trayectoria: son retratos. Se ha especializado en este género, con puntuales incursiones también en el bodegón, resultando, en cambio, el paisaje un asunto por el que no siente un particular apego.

A principios de los sesenta asiste a las clases de desnudo y modelo vivo en el Círculo de Bellas Artes de Madrid, conocimientos que completa en la Academia de Bellas Artes de Roma durante una estancia de cuatro años, incluyendo una breve temporada en Nápoles dedicado al estudio de la pintura pompeyana. De esta década y hasta mediados de los setenta son la mayoría de sus exposiciones individuales en Vitoria. En 1975 imprime un nuevo rumbo a su existencia, trasladándose a las Islas Canarias, a Tenerife, donde vive en la actualidad.

El tratamiento de la figura humana, el retrato, canaliza todos sus esfuerzos. Primero efigia a sus familiares más allegados, continúa con su círculo de amistades, extendiéndose, por igual, a gentes de la burguesía vitoriana y de otras latitudes: Madrid y Canarias. Circunstancialmente amplía el registro temático con personas de extracción social más humilde y popular. Los encargos en esta disciplina se suceden afortunadamente para el pintor sin que tenga ya la necesidad de abandonar nunca más la senda trazada desde sus primeros años.

Pintor alejado de las estridencias del arte más contemporáneo, contempla su obra con una sensación de total relajamiento, únicamente preocupado por elaborar una pintura de corte clásico, a tono con sus gustos y preferencias: retratos y bodegones de formas perfectamente dibujadas con trazo seguro y color ajustado.

  • GARCÍA DÍEZ, José Antonio. La pintura en Álava, Caja Vital, Vitoria-Gasteiz, 1990, p. 278 y 279.