Músico folklorista, escritor y crítico musical navarro, nacido en Pamplona en 1898 y muerto en Medellín (Colombia) en 1970.
Se inicia en la música en el Orfeón Pamplonés, a las órdenes de Remigio Mújica. Estudió violín, flauta, piano y armonía con José Domingo Ugartetxea Ugarte en Markina (Vizcaya) y Vitoria (Álava) y órgano en Bilbao (Vizcaya) con el P. Gorosarri. Compagina estos estudios con los de materias como Teología y Cánones, Filosofía y Humanidades. Interesado también en el campo lingüístico, llegó a dominar el francés y el inglés, destacando como latinista y como profesor de castellano. De manera autodidacta, estudió el euskera.
Carmelita, en 1924, es enviado a Colombia. Secularizado dos años más tarde, contrajo matrimonio en 1932 en Panamá, trasladándose con su familia a Bilbao, donde ejerce como crítico musical en el diario Euzkadi desde 1932 hasta 1935, con los seudónimos de "Entzule bat" y "Eretzale". Al estallar la guerra de 1936-1939 regresa a Colombia, donde investiga temas folklóricos vascos y colombianos. Desde 1968 hasta su fallecimiento ejerce como profesor del Instituto de Bellas Artes y Conservatorio de Música de Medellín, siendo en 1970 nombrado rector del mismo, cargo que no llegó a desempeñar. Destacado organista, ejerció como tal en las iglesias carmelitas de Amorebieta-Etxano, Begoña y Markina (Vizcaya), en Vitoria (Álava), y en Burgos y Calahorra (La Rioja).
Autor de numerosas canciones, fantasías, bailes y piezas sinfónicas, basadas muchas de ellas en el folklore americano y vasco. Sus obras gozaron de gran éxito en Colombia, donde se le otorgaron numerosos premios y distinciones. Su música se caracteriza por la fusión de diversos estilos, con influencias impresionistas de Ravel. Desde el punto de vista instrumental recoge características de César Frank, siendo un gran orquestador. En Medellín colaboró como crítico musical en vaños periódicos: El Colombiano (1928-1929), El Heraldo de Antioquía (1937-1943), El Diario (1938-1943), la revista Micro (de 1940 a 1945) y, en su última etapa en El Correo (1966-1970). Escribió también varios trabajos de musicología. A su fallecimiento, recibió el homenaje de los círculos culturales, así como de los vascos de Colombia, en reconocimiento de su fecunda obra.