Udalak

Zegama

Zegama cuenta con varios edificios civiles reseñables. En el ámbito público destaca el Ayuntamiento, levantado en 1815 sobre el solar que ocupaba la casa rectoral, tras la quema de la construcción anterior durante la Guerra de la Independencia. Es un austero edificio abierto en su parte inferior por una arcada.

De una sobriedad comparable es también la Antigua Escuela, obra de Manuel Martín de Carrera de 1777, quien por esos mismos años diseñó la plaza donde se ubica y la conducción de aguas y otras obras de saneamiento.

Otro edificio público reseñable es la Subestación de Electra-Aitzgorri, construida en 1925 en lenguaje racionalista con remate escalonado.

En lo que al ámbito privado se refiere, la casa Aitamarren Zaharra, la casa más antigua de Zegama, conserva un elemento peculiar que es una ventana geminada decorada con elementos heráldicos, así como el emblema de Cristo en letras góticas.

En la calle Juan Tellería se pueden contemplar algunas viviendas interesantes, como las casas nº 6 y 8, unos edificios de tres plantas separadas por sencillas líneas de impostas, pero que tienen un marcado carácter barroco gracias a las amplias balconadas y las dinámicas y originales molduras que enmarcan sus ventanas.

No desmerecen la atención las casas Jauregi, Kapitanetxea -del siglo XVIII y arco de medio punto en la puerta-, o Mazkiaran Barrena, la casa donde falleció el capitán Tomás de Zumalakarregi y lugar donde se pueden admirar objetos que le pertenecieron. Destaca también el caserío Anduetza, que desde 1606 se convirtió en hospital y continuó con esa función hasta el siglo XVIII, y que desde 2003 es la sede de la Oficina de Turismo de Zegama y Centro de Interpretación de la madera Aizkorriko Ataria.

Debemos citar la antigua tejería de Altzibar, una curiosa construcción que dejó de usarse a finales del siglo XIX pero que, a pesar de su abandono y pobre construcción, aún sigue en pie y conserva su horno y habitaciones adyacentes.

Cerca de la tejería se encuentra el molino de cerámica Intxausti. Y siguiendo con los molinos, no se debe olvidar la importancia que han tenido éstos en la economía de Gipuzkoa, así también de Zegama, donde se han conservado más vestigios documentales que físicos. A pesar de que los molinos y las ferrerías hidráulicas padecieron un declive que los hizo desaparecer a lo largo de los siglos XIX y XX, aún se puede admirar el molino de Arakama-Azpikoa que, construido en 1925, aún sigue en activo.

  • Parroquia de San Martín de Tours

En su origen era de planta de salón como la mayoría de las iglesias de Gipuzkoa, pero durante los siglos XV y XVI fue ampliada con un crucero, y durante los siglos posteriores tuvo varias ampliaciones más. Tiene cinco naves y se cubre con bóvedas de crucería sencilla que se apoyan sobre unos contrafuertes interiores.

Por el aumento de la vecindad, en el siglo XVIII la parroquia tuvo que ampliarse hacia el lado oriental. Esta ampliación fue realizada con trazas de Sebastián de Lecuona y se llevó a cabo a partir de 1735 por los maestros Martín de Carrera, Martín José de Zumeta y Martín de Ibero. Durante varios años se realizaron sustanciales modificaciones en el templo, con un austero coro a los pies, nuevas bóvedas de crucería y las dos portadas, los elementos más interesantes. La principal se inserta en un sobrio arco de triunfo que anima el muro de sillería de la iglesia.

Cobijada en su arco de medio punto se encuentra la portada principal que contiene la escena de San Martín partiendo su capa, titular del templo, con un fuerte sabor barroco otorgado por los frontones rotos y curvados, florones y las típicas placas con cabeza de querubín, presente en muchas obras de Martín de Ibero. La portada lateral también está alojada en arco de medio punto y obedece al mismo diseño de Martín de Ibero, aunque más simplificado, sin perder su carácter barroco y decorativo.

La torre es también obra del siglo XVIII. Es de cuerpo cuadrado, con una cúpula de media naranja y aperturas de arcos de medio punto para las campanas. La diseñó Manuel Martín de Carrera en 1780.

El retablo mayor fue realizado a partir de 1636 por Juan García de Berástegui y se encuadra dentro del barroco clasicista, ya que este escultor trabajó con Gregorio Fernándezz, el artista que introdujo el barroco en el País Vasco. Su banco, dos cuerpos, ático y cinco calles ocupan toda la cabecera del templo, actuando como telón de fondo del altar. Tiene estructura limpia y en los casetones se narran escenas del ciclo de la Vida de la Virgen, con un estilo que continúa los postulados de Gregorio Fernández. Es una obra destacable por su calidad dentro de su estilo. En el lugar que ocupaba el sagrario original se encuentra la Andra Mari de Iruetxeta, procedente de la ermita del mismo nombre, que es una talla gótica del siglo XIII con una devoción de gran arraigo en Zegama.

Los retablos laterales del Rosario y de las Ánimas del Purgatorio, colocados en las columnas del crucero, fueron levantados entre 1767 y 1768 por Tomás de Jáuregui y terminados por su hijo Antonio Miguel, autor de las tallas, y policromados en 1773 por Manuel José de Echeverría. Ambos son interesantes retablos de planta convexa y cuerpo cóncavo, dentro del barroco más borrominesco, con un buen ritmo a base de curvas y contracurvas. Se caracterizan por su esbeltez y dinamismo, y se rematan con un peculiar ático que contiene una oquedad de la que mana un líquido simulado. La policromía de ambas combina el dorado con imitación de piedra, apuntando ya cierta sobriedad decorativa que dominará el arte de las próximas centurias. En el retablo del Rosario se encuentra una talla de la Virgen con el Niño coronada por unos angelitos, y en los nichos laterales San Lorenzo y un santo obispo. En el cuerpo superior, las imágenes de las virtudes de la Fe y la Esperanza y una talla vigorosa, imagen de Santo Domingo de Guzmán.

En el retablo de las Ánimas del Purgatorio, la escena principal muestra la Trinidad con las almas condenadas, compuestas con algunas torpezas de composición y anatomía. A los lados, las imágenes de San Isidro, patrón de labradores, y San Bernardo, vestido con su hábito cisterciense. Arriba tiene una buena imagen de San Ignacio de Loiola con ropajes agitados, y a sus lados, la Fortaleza y la Caridad.

En los tramos del crucero hay otros dos retablos laterales que son, como el mayor, de Juan García de Berástegui y tienen la misma traza, aunque son de calidad inferior al retablo mayor. Ambas son de un cuerpo con ático doble. El del lado del Evangelio está dedicado al Ángel de la Guarda y en su cuerpo principal se custodia la Cruz del Aizkorri, una de las piezas de orfebrería más antiguas de Gipuzkoa y que procede de la ermita que se encuentra en la cima del Aizkorri. Esta pieza es una de las joyas del ajuar litúrgico de la parroquia. Se trata de una pequeña cruz del siglo XIII con un relieve de Cristo Crucificado de tres clavos y largo paño de pureza, siguiendo los preceptos del estilo gótico.

El retablo del lado opuesto está dedicado a San Sebastián y ostenta una escultura de este santo abogado contra la peste de arraigada devoción popular. En el relieve de la parte superior se representa el martirio del santo, y en el ático, una talla de un santo obispo.

En la pared del lado del evangelio se encuentra el monumento al general carlista Tomás Zumalakarregi, esculpido por Francisco Font e inaugurado en 1883. Se trata de un monumento conmemorativo a modo de retablo que muestra el retrato del militar de pie sobre un alto basamento y su urna funeraria, enmarcado todo por un arco de recuerdo clasicista orlado con escudos.

Como elementos menores de la parroquia cabe citar el guardavoz del púlpito ejecutado por Tomás de Jaúregui en 1770 con forma de cúpula barroca, así como una pila bautismal de notable antigüedad.

  • Ermitas

Zegama cuenta con seis pequeños centros de culto popular fuera del núcleo urbano, que sirvieron durante siglos como albergue de peregrinos y hospitales. Estas ermitas son pequeñas y rurales construcciones de una sola nave, muchas veces con techumbre de madera y aparejo de mampostería, y algunos atesoran buenas obras de arte.

En la de San Pedro se encuentra una lápida funeraria de época romana, fechada a finales del siglo I o siglo II, que es un importante testimonio romano en Gipuzkoa. Está ubicada a los pies del altar y muestra una inscripción bajo tres arcos de medio punto.

La ermita de San Bartolomé era la primitiva iglesia parroquial y actualmente capilla del cementerio, y además de un capitel románico reutilizado como aguabenditera, tiene una preciosa techumbre de madera, una pila bautismal del siglo XIII y tres retablos. El principal tiene el titular, una escultura romanista de calidad realizada a finales del siglo XVI y, en la parte superior, un lienzo que representa su martirio. Los otros dos retablos se sitúan a los lados y son de la misma época y estilo. Uno está dedicado a Santo Domingo de Guzmán y el segundo tiene un cuerpo único con dos tallas romanistas: San Antón y San Andrés.

Tal vez la obra de arte mueble más interesante de esta ermita sea el monumental sagrario barroco diseñado por Juan García de Berástegui en 1636 y que pertenece al retablo mayor de la parroquia. Es una micro arquitectura compuesta por dos cuerpos y cúpula y, aunque le faltan varios relieves laterales, es una buena obra del barroco clasicista. También procedente de la parroquia es un templete expositor barroco, dorado y con un torno para exponer la Eucaristía.

A la ermita de Nuestra Señora de Iruetxeta o de las Nieves pertenece la Andra Mari fechada en la segunda mitad del siglo XIII que se custodia en la parroquia. La ermita de Andra Mari de Otzaurte es de reciente construcción y se encuentra rodeada de estelas discoideas de diversa procedencia. Su titular es una talla gótica de la Virgen con el Niño, en posición sedente y con el Niño que bendice en su regazo, que parece ser procede de la ermita de San Adrián.

Alejadas del casco urbano se encuentran las ermitas de Santa Cruz, en la cumbre del Aizkorri, la de Sancti Spiritu, sita en la peña de San Adrián y que fue hospital desde el siglo XVI, y en el mismo paso de San Adrián, la ermita del mismo nombre, cuya fiesta se celebra el día de la Santísima Trinidad. A pesar de que la capilla actual se construyera en 1883, sus primeras noticias datan del siglo XI.

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AEM 2011