Sailkatu gabe

VALLE DE RONCAL - ERRONKARI (CULTURA Y LENGUA)

Semiología. Vamos a enumerar los motivos figurativos más corrientes en el arte popular roncalés al decorar las cucharas, tenedores cerilleros, «koporros» de cuerno, bastones y otros objetos. Las orlas que rodean lo figurativo son meramente de adorno y formadas por rayitas, como dientes de sierra en ocasiones y en otras no. Figuran las estrellas, animales, flores y árboles, escenas pastoriles, rosetones, cruces, ases y sotas de bastos, guitarras, Vírgenes, santos y santas, casas y bordas, castillos y en un caso hasta la cárcel modelo de Barcelona. Dejando a un lado los temas de las arcas casi desaparecidas del Valle por el paso de anticuarios profesionales, tanto los rosetones como las orlas han pasado también al tema en la cucharas. Aquellos son círculos con arcos que atraviesan el centro llegándose a formar hélices y rosetones. Ciertas orlas no son otra cosa que series de triangulitos, aunque en las banderas roncalesas se presentan en forma masiva y de distintos colores. Es difícil saber si simbolizan algo o son simple decoración vistosa y alegre. Entre la flora hay flores, árboles, hojas, ramaje, frutas... Entre los animales domésticos se pueden señalar ovejas, cabras, perros, caballos, gallos, burros y hasta caracoles. Entre las escenas de animales se ven cabras que riñen y ven las estrellas, cabritos con sus cabras, burros comiendo hierba, perro bebiendo el suero de la quesería y también solamente cabezas de perros, culebras y burros. Otras veces son copias de objetos como monedas, sotas de bastos, relojes, casas (entre ellas la del escultor Orduna, sin que sepamos si fue hecha esa cuchara por él mismo antes de dedicarse a la escultura). Hay también temas de inventiva como escenas de personajes, figuras grotescas, corazones, hombres y mujeres, reyes con sus ministros, castillos y danzas imaginarias, nombres y apellidos de su dueño, pájaros que picotean una planta, escudos, y hasta un centauro. Sobre las puertas de buen número de casas roncalesas se leen las iniciales mayúsculas J. H. S., que quieren decir «Jesús, Hombre, Salvador», talladas en piedra a modo de escudo de armas, y, sobre el escudo roncalés, la leyenda «Muy noble, muy heroico y muy leal Valle de Roncal», concedida por el rey Carlos IV de España (1788-1808), monarca que también concedió el añadido al escudo roncalés de un castillo y un lebrel. En cuanto a la documentación de archivo, se sigue la letra y escritura generales a todo el reino en los idiomas usados en él: el romance navarro-aragonés, el patois bearnés y el occitano, además del latín. En vascuence hay frases sueltas. En cuanto a signos, el de la cruz mediante la colocación de una lanza bearnesa sobre la línea de la frontera y otra roncalesa clavada en tierra bearnesa cruzándola después a la anterior. Sobre el lugar de contacto de ambas lanzas ponía la mano un jurado del valle de Baretous, encima de aquélla, la suya un roncalés; luego también otro de Baretous y así sucesivamente hasta quedar la última de todas la de otro roncalés y así prestaban juramento de conservar y guardar las sentencias vigentes sobre el tema; y en confirmación y crédito los baretenenses decían por tres veces, Paz avant, Paz avant, Paz avant, al mismo tiempo que los escopeteros roncaleses disparaban hacia el N. El signo de la cruz, es el signo de la unión de ambos contendientes, y las voces de «paz en adelante» parecen fáciles de interpretar. Acaso tiene analogía con este acontecimiento un sello en cera amarilla del rey Don Teobaldo I que se ve pendiente del homenaje prestado en el año 1244 por Remón Guillén, vizconde de Sola, a ese monarca, y otro sello igual de cera verde en una donación que en 1248 hizo dicho rey a su portero Pedro Morentín de una casa en Arguedas; el sello representa en el anverso al rey a caballo abroquelado con el escudo de las armas de Navarra, y en el reverso las de los condes de Champaña, de que lo era Don Teobaldo, y en ambos lados dos círculos, uno con dos hombres dándose las manos y otro con un animal al parecer vacuno; y alrededor esta inscripción: PASSEA VANT LATE IBAUT.

Escudo del Valle. Anteriormente al s. XVIII el escudo de armas concedido por la victoria contra los musulmanes en la batalla de Olast era solamente de tres figuras simbólicas, el puente de Yesa, sobre él la cabeza del rey moro «Adurramen» y bajo el puente tres rocas alusivas al lugar de la batalla. Se ha especulado sobre cuál de los «Adurramenes» podría ser el muerto en esa ocasión y solamente puede ser el llamado Gafeki. v. POITIERS, Batalla de. Este escudo, se ha seguido usando hasta 1798, fecha en la cual el rey de Castilla y de Navarra, Carlos, concede la adición de dos cuarteles con un lebrel y un castillo como premio a su comportamiento en la guerra de la Convención contra Francia. La real cédula de aumento de divisas puede verse íntegra en Erronkari (El Valle de Roncal) de B. Estornés Lasa, 1927 (p. 271). Dice en ella, después de enumerar los títulos reales y antecedentes: «he venido en concederos la gracia de poder añadir al Escudo de Armas que actualmente poseéis por signo de vuestra antigua Nobleza, la de un Castillo y un Lebrel... sin que por eso incurráis en pena alguna, ni se os pueda poner embarazo ni impedimento alguno por concederos este aumento de Armas por nueva gracia y merced, en señal de lo agradables que me han sido los servicios que habéis hecho en la guerra pasada con la Francia». Después manda al Virrey y Capitán General del Reino de Navarra y otras autoridades que enumera, militares y judiciales, el cumplimiento de esta carta. La fecha en Aranjuez el día 13 de marzo de 1798. El escudo resulta cuartelado y es así: 1.° De azur y un puente de tres arcos de oro y sobre él la cabeza coronada de un rey moro. 2.° De gules y un lebrel de plata siniestrado. 3.° De gules y un castillo de plata. 4.° De azur y tres torres de oro. Esta batalla y muerte del caudillo musulmán está ligada a leyendas sobre el traje roncalés, tanto masculino como femenino. Se dice que una roncalesa perseguía sobre el puente de Yesa al rey moro en retirada y que le alcanzó de un flechazo que le causó la muerte y que para prueba le cortó la lengua y se la llevó. Se dice también, que los salacencos reclamaban también ser ellos los que mataran a «Adurramen» y que, presentando la cabeza del mismo al jefe vascón que mandaba la tropa cristiana, reclamaban ser los autores de la hazaña. La roncalesa reclamó para sí el honor. El jefe pidió pruebas y ésta hizo que abrieran la boca del moro y resultó que no tenía lengua. Entonces la roncalesa la exhibió triunfalmente. Por eso, se dice, que la capucha, estrecha y estirada del traje roncalés de capote y valona, colocada bajo la valona y apareciendo a la vista en su mitad posterior simboliza la lengua del rey moro. Y del traje de la roncalesa, con la falda remangada en forro rojo, que alude a las roncalesas que tomaron parte en la guerra y el color rojo, la sangre derramada en la refriega. También se dice que esta hazaña rematando a los fugitivos de la batalla de Olast (más arriba de Leire) la cometieron las roncalesas porque los hombres se hallaban con el resto de la tropa de Eudón Duque de Aquitania y de Vasconia.