Militarrak

Urtubi Ercilla, Félix

Teniente de aviación vasco. Al estallar la guerra de 1936, era sargento piloto destinado a Marruecos. Utilizado en los primeros momentos como piloto por los nacionales, era acompañado en sus vuelos por un oficial a punta de pistola. Consiguió abatirle un día, presentándose al mando republicano en el aeródromo madrileño de Getafe. Durante la retirada de Talavera (Toledo) en septiembre de 1936 murió al ser derribado su avión. Al incendiarse su aparato, Urtubi pudo lanzarse con su paracaídas, llegando a un lugar despoblado. Salió en dirección de los montes más cercanos, adonde consiguió llegar, sin ser visto, cuando ya oscurecía.

Pasó varios días escondiéndose de día y caminando de noche, comiendo lo que le daban los pastores. Un día, en las cercanías de un pueblo, vio ropa tendida, consiguió apoderarse de unos pantalones y una zamarra de campesino. Vestido con estas ropas y acompañado de un burro, del que también logró apoderarse en las cercanías de otro pueblo, junto con una carga de paja, pudo recorrer durante tres días el campo ocupado por los rebeldes y llegar a las líneas republicanas. Al intentar cruzar el frente de noche, faltó poco para que lo fusilaran por espía. A la mañana siguiente de su llegada prestaba otra vez servicio, negándose a disfrutar un solo día de descanso. Tomó parte en innumerables combates, siendo derribado de nuevo, cayendo esta vez en líneas amigas sin novedad.

Se le atribuyó el derribo de doce aparatos enemigos. En los momentos más angustiosos del avance faccioso sobre Madrid, partió para efectuar un vuelo de reconocimiento, y a punto ya de regresar a su base, le salió al encuentro una escuadrilla de seis aviones Fiat. Pilotaba un aparato de caza Nieuport. Durante el desigual combate consiguió derribar a uno de los Fiat; siguió luchando con los cinco restantes hasta que se le acabaron las municiones y con el aparato acribillado a balazos se lanzó sobre el Fiat que tenía más cercano, al cual consiguió embestir y derribar. En el encuentro cayó Urtubi, esta vez para no volver. La descripción de este último combate fue hecha por escrito y firmada por el piloto italiano contra el cual fue a chocar su avión, y que pudo salvarse en paracaídas yendo a caer con una pierna rota, expresando su admiración por el piloto del Nieuport que le había embestido con su aparato, después de haber agotado su munición.

Ref. Euzko Deia, 260 (15-04-1947).