Udalak

Tulebras

Junto a la carretera se encuentra la Casa Consistorial, un edificio de extrema sencillez y estrictamente funcional. Una placa nos informa de su cronología exacta: "CASA CONSISTORIAL/ AÑO 1935". Junto a la entrada del monasterio arranca una callecita con trazado en "L". Va conformada con casitas muy sencillas, adosadas entre sí, con tres alturas y muros encalados.

A la salida del pueblo se encuentra el edificio de la antigua estación de tren, perteneciente a la línea de ferrocarril de vía estrecha que conectaba Tudela y Tarazona, conocida con el nombre de "Tarazonica". El tren dejó de funcionar hace décadas. El edificio propiamente dicho es un caserón alargado y de dos alturas, con un cuerpo que se proyecta en ángulo y remata con una atractiva balconada. La planta baja va ocupada por un pórtico de cuatro arcos de medio punto, que constituía la parte cubierta del antiguo andén. Se trata de un edificio pintoresco y muy vinculado a la historia reciente de Tulebras.

  • Monasterio de Santa María de la Caridad

El antiguo cenobio constituye hoy un conjunto dominado por construcciones dieciochescas, aunque alberga en su interior elementos arquitectónicos mucho más antiguos, fundamentalmente de origen medieval. La disposición general es cerrada, con la entrada alojada entre la Hospedería Nueva y la Hospedería Antigua. Se conforma así un patio irregular al que se abren también la Capilla de San Bernardo, la iglesia, el museo y el edificio de la portería. Más allá, dentro del recinto de clausura, se encuentran el claustro, la Sala Capitular y el resto de las dependencias monásticas. Los edificios van construidos fundamentalmente en ladrillo, con la presencia puntual del sillar en algunos lugares, y muy singularmente en su iglesia cisterciense. Conforme a lo dicho, la entrada al conjunto es un portalón de piedra de grandes dimensiones, con un arco de medio punto, por el que se accede al patio. El palacio abacial muestra fachada de ladrillo, en la que los grandes ventanales, con rejas de hierro forjado, constituyen los elementos más reseñables. Se abre mediante un modesto arco de medio punto construido en ladrillo, y por encima un escudo barroco, realizado en alabastro, reproduce el escudo de Navarra acompañado del báculo abacial.

La iglesia constituye sin duda el edificio más importante y significativo del monasterio. Se trata de un templo cisterciense, construido a fines del siglo XII o primeros años del XIII. La planta es de una única nave, muy alargada y con el eje ligeramente desviado, con cinco tramos iguales y una cabecera profunda, rematada con ábside circular.

Los muros, como se ha dicho, van edificados en buena sillería, aunque hoy se encuentran embutidos en gran medida por edificios posteriores. Para dar iluminación al interior, estos muros van perforados por un variado conjunto de ventanas. Destacaremos las tres que se abren en la cabecera, con arquillos abocinados de medio punto, que apean sobre columnillas con capiteles decorados con motivos vegetales muy simples, como corresponde a la estética cisterciense. A los pies de la nave, además, hay un rosetón moldurado y sin tracería interior.

Es de suponer que la nave se cubrió originariamente con una bóveda de cañón apuntado, pero hoy en día luce bóvedas de crucería del XVI, con tracerías de variados diseños, que culminan con la bóveda estrellada de la cabecera. Las claves van ocupadas por florones de madera policromados, y los nervios apean en una moldura que recorre todo el perímetro interior del templo, dando paso a pilastras que llevan adosadas las medias columnas que daban sustento a la desaparecida bóveda cisterciense, marcando de paso los tramos. Los capiteles son lisos o presentan decoración incisa de carácter vegetal.

Al exterior, la torre se adosa a los pies del templo por el lado de la Epístola. Es un cuerpo moderno, con alto y delgado fuste, construido enteramente en ladrillo y rematado en alto por los medios puntos de las campanas. En el muro del Evangelio y en el tramo previo a la capilla mayor vemos una puerta románica compuesta por tres gruesas arquivoltas molduradas, de medio punto, de las cuales la más externa luce decoración a base de cuadrifolios. Apean sobre columnillas compuestas por basas, fuste liso, capiteles con decoración vegetal muy deteriorada y cimacio corrido superior, sin decoración. En la crujía septentrional del claustro se abre una segunda puerta, que sigue un esquema muy similar, con arco de medio punto con dos arquivoltas, que apean en otras tantas columnillas por cada lado.

Al interior, el presbiterio presenta hoy un aspecto sobrio y desnudo, toda vez que el retablo mayor que presidía el interior desde el siglo XVI fue desmontado y trasladado al museo del monasterio. Así las cosas, hoy podemos ver una mesa de altar de piedra, del siglo XII, sobre columnillas completas, que debe ser el altar original de la iglesia. Detrás vemos un sillón de madera, que incorpora paneles decorados con tracerías de estilo gótico flamígero, datables como del siglo XVI. Encima, la imagen de la Virgen con el Niño, gótica del siglo XIV. María aparece sedente, con el Niño sobre la rodilla izquierda y la bola en la mano derecha. Sigue el tipo denominado vasco-navarro-riojano, fácilmente identificable con el entorno cultural históricamente vinculado al reino de Navarra.

Adosada a la cabecera por el lado del Evangelio se encuentra la Capilla de San Bernardo, que es una estancia independiente, construida en el siglo XVII y recientemente ampliada para su uso como iglesia parroquial de Tulebras. Tiene planta cuadrada, y se cubre con una cúpula sobre pechinas coronada con una linterna. Las pechinas van decoradas con pinturas murales que representan a San Bernardo, San Benito, San Sebastián y Santa Humbelina. Hay asimismo un lienzo del siglo XVII, que figura la Aparición de la Virgen a San Bernardo.

Al sur de la iglesia se levanta el claustro, compuesto por cuatro grandes crujías, abiertas al exterior mediante arquerías apuntadas de ladrillo, construidas en el siglo XVI y restauradas en 1975. Al interior, los dos pisos se cubren con bóvedas de crucería de la misma época, cuyos nervios apean los empujes en los muros mediante ménsulas en ellos encastradas a media altura.

En el resto de las dependencias monacales se conserva una buena colección de obras de arte de todo tipo. Así, en la Sala Capitular se encuentra la talla de la Virgen de la Caridad, primitiva imagen titular del monasterio. Es una figura de pequeño tamaño y composición vertical ahusada, muy ceñida a la forma del material. María aparece sedente, con el Niño centrado entre sus rodillas, conforme a la estética románica.

En el museo del monasterio se custodian los antiguos retablos del templo. El retablo mayor tenía traza manierista y constaba de banco, un cuerpo de tres calles y ático. Albergaba pinturas sobre tabla del maestro aragonés Jerónimo Cósida, caracterizadas por la influencia rafaelesca y los colores tornasolados. En el banco figuraban las tablas de San Juan Bautista y San Juan Evangelista. En el cuerpo principal se encontraban las tablas de María Magdalena y San Nicolás de Bari, centrando la escena del Tránsito de la Virgen, de abigarrada composición y dominada por los movimientos teatrales. En el ático se encontraba la Crucifixión, rematada por una tabla de la Santísima Trinidad representada según la iconografía trifacial, modelo de representación que posteriormente sería considerada herética y consecuentemente rechazada, por iniciativa del papa Urbano VIII, pues reforzaba la visión humana de las tres personas divinas.

Otros retablos que figuran en el Museo son los de La Virgen del Rosario o de Oñate, el retablo de San Bernardo, que alberga la curiosa escena de la Lactación de San Bernardo, y el retablo de San Francisco de Paula, los tres barrocos y del siglo XVII. En una de las salas figura la célebre Virgen de la Cama, que representa la Dormición de la Virgen, y que es una talla de vestir de tamaño natural, propia del siglo XVI aunque con alteraciones posteriores. Se custodia asimismo un buen número de piezas de platería.

  • Ermitas

Pérez Ollo menciona la ermita de San Pedro, que fue iglesia del desolado de Sorban, que se había abandonado ya para el siglo XIII. En el siglo XVIII no quedaba ya allí más que una "casilla" deshabitada.

  • CARO BAROJA, J. La casa en Navarra, Pamplona. Vol. IV, C.A.N. 1982, pp. 220-221.
  • FERNÁNDEZ-LADREDA, Clara. Imaginería medieval mariana. Pamplona: Gobierno de Navarra, 1988, pp. 204-210 y 385.
  • GARCÍA GAÍNZA, M.C. (et. al.). Catálogo Monumental de Navarra, vol. I, Merindad de Tudela., Pamplona: Gobierno de Navarra, Arzobispado de Pamplona, Universidad de Navarra, 1980, pp. 391-402.
  • LACARRA DUCAY, Mª Carmen (et. al.). Navarra, guía y mapa. Estella: C.A.N. 1983, pp. 392-393.
  • ORBE Y SIVATTE, A. Monasterio de Tulebras. Un oasis para la contemplación. León: Edilesa, 2001.
  • PÉREZ OLLO, Fernando. Ermitas de Navarra. Pamplona: C.A.N., 1983, p. 236.

JAS 2011