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TUDELA (HISTORIA)

Fiel a sus legítimos soberanos: 1512. Durante la conquista del reino de Navarra por los ejércitos de Fernando el Católico, la ciudad, pese a haber sido conquistada gran parte de la Ribera y entregada Pamplona, se mantuvo extremadamente fiel a los reyes de Navarra, D.ª Catalina I y Juan de Albret. Yanguas publicó (1840) los mensajes y comunicaciones cruzados entre la ciudad y los sitiadores y ésta y los legítimos soberanos, colección de documentos que reflejan la acendrada lealtad de los tudelanos. El 14 de agosto de 1512 el arzobispo de Zaragoza, D. Alfonso de Aragón, viniendo de Aragón con una columna de 3.000 hombres de infantería y 400 caballos, tras tomar las plazas de Corella, Cintruénigo y Cascante, llegó a las puertas de Tudela y ofreció muy ventajosas condiciones a cambio de la entrega de la ciudad, a las que ésta respondió con una escandalizada negativa y la petición de auxilio a los reyes. El 17, la ciudad escribía la siguiente carta a sus soberanos: Carta de la Ciudad a los reyes de Navarra "Con otros mensajeros nuestros, Anton de Eguarás y Juan de Rada nuestros vecinos, tenemos escrito largamente á vuestras Altezas el trabajo y peligro tan grande en que estamos y la perdición y destruccion de este su reino. Ayer lunes, que era 16 del presente mes, vino a esta ciudad Micer Leandro Coscón, protonotario apostólico, secretario y mensajero del arzobispo de Zaragoza, el cual nos presentó una carta mensajera con un cartel firmado de su mano é sellado con el sello de sus armas, copia de lo cual todo enviamos á vuestras Excelencias, porque vean la grande afliccion y agonía en que estamos puestos: habemos respondido de nuestro parecer al dicho arzobispo como verán por la copia de la carta que con la presente enviamos. Tenemos avisos, continuamente, de los ejércitos que, asi en Castilla como en los reinos de Aragon, se aderezan para venir sobre nosotros, con proposito de no volver atrás hasta haber esta ciudad á su mano; y, si nos ponemos en defensa, con deliberacion de la destruir, dentro y en sus términos y bienes; ya el rey D. Fernando es llegado, segun nos certifican, en Logroño con el mismo propósito. Es cierto, muy excelentes Señores, que en lo que nosotros es, estamos muy conformes á perder nuestras vidas con todos los bienes por vuestro servicio; pero, como con los dichos mensajeros enviamos á decir, no nos hallamos con tantas fuerzas, ni tan acompañados como queriamos, por ser solos, que ninguna villa, ni lugar de la merindad, se quiere encerrar con nosotros, ni traer ningunas provisiones, esperando de dia en dia los ejércitos que decimos y la furia del rey Fernando; y no podemos creer donde sea el socorro y remedio nuestro, sino sola la esperanza de nuestras pocas fuerzas, y el favor de vuestras Altezas. Con la mayor humildad que podemos les suplicamos les plega darnos consejo, y el posible remedio, como de vuestra Magestad esperamos; cuyas vidas, y estados nuestro Señor por luengos tiempos acresciente, como sus reales ánimos desean: de la ciudad de Tudela a 17 dias del mes de agosto año de 1512. De vuestra real Magestad muy humildes súbditos y naturales servidores que sus reales manos besan. -Los alcalde, justicia, é jurados de la ciudad vuestra de Tudela. -Pedro Copin notario". En vano formuló Fernando el Católico toda clase de amenazas y promesas. Tudela esperaba la ayuda de la reina de Navarra, que no pudo hacerse efectiva. Habiendo sido excomulgados los monarcas navarros por la bula "Pastor ille Coelestis", el mismo rey Fernando advertía a Tudela del peligro que corría obstinándose en seguir la causa de unos reyes excomulgados. El 3 de septiembre escribían los tudelanos su última y angustiada carta a los mismos: "Muy altos y muy excelentes príncipes, reyes y señores: el último dia del mes de agosto del presente año de 1512, inviamos á vuestras Altezas un correo haciéndoles saber la agonía y peligro tan grande en que estamos, y los dias y término que tenemos y que sobre ello enviabamos al arzobispo cuatro ciudadanos, los cuales por intercesion de D. Francisco de Lima y de muchos caballeros nuestros amigos, que estan con el mismo arzobispo, alcanzaron quince dias, dentro de los cuales, si vuestras Altezas nos socorrieren poderosamente, quedarán servidas como lo desean, igualmente que nosotros. Para su seguridad nos demanda el arzobispo veinte hombres de esta ciudad, y que los inviemos luego en rehenes, entregando á mas de esto las torres del portal de Calahorra. No podemos sin grandisima lástima y dolor, que á nuestros corazones aflige, escribirles esta; pues vemos que todo este vuestro reino ha jurado al rey Fernando por su rey, todos los caballeros, los alcaldes de córte, jueces de consejo, y todos en general quedan ya por él, y que quedamos nosotros sin esperanza de remedio, sino sola la fe que con vuestras Excelencias tenemos. Si dentro de los quince dias no nos viene el socorro, llegaremos al estremo de no poder menos de entregar esta vuestra ciudad al rey Fernando; pues otra cosa no podemos hacer. Asi, muy excelentes señores, humildemente les suplicamos nos envien, con el portador, el socorro que nos libre del descargo que á nosotros cumple, y quieran vuestras Altezas hallar mas poblada esta su ciudad de nuestros hijos, que no de estrangeros. Dios todopoderoso ensalce y prospere las vidas y estados de vuestras Magestades: de la ciudad vuestra de Tudela a 3 dias del mes de setiembre de 1512 años". Al no acudir auxilio, la metrópoli ribereña, sin posibilidad de ayuda y teniendo devastada e incendiada toda la comarca, se resignó a pedir primeramente una tregua y a capitular, más tarde, el día 9 de septiembre. A su vez el rey Fernando el Católico se había situado estratégicamente en Logroño durante el mes de agosto con miras a la conquista de Tudela y del resto de Navarra. El 10 Tudela envía delegados a Logroño para reconocerle como rey y jurarle fidelidad. El 4 de octubre siguiente se presentó en Tudela Fernando el Católico, quien, según la costumbre, antes de entrar en el pueblo, juró los fueros y privilegios de la ciudad y de su morería, y luego repitió el mismo juramento en la iglesia: "En la ciudad de Tudela del reino de Navarra anño mil quinientos y doce, dia de Sant Francisco, que se contaba cuatreno del mes de octobre del dicho año, el muy alto cathólico y muy poderoso príncipe, rey e señor D. Fernando por la gracia de Dios rey de Aragón, de Navarra, de las dos Sicilias, de Jerusalen, de Valencia, de Mallorcas, de Cerdenya, y de Córcega, conde de Barcelona, duque de Atenas y de Neopatria, conde de Rosellon y de Cerdanya, marques de Oristan y de Gociano, hizo el presente é inffrascripto juramento ante de entrar en la ciudad de Tudela en la puerta llamada de Zaragoza, segunt que es usado y acostumbrado facer por los reyes antepassados del dicho reino y de la dicha ciudat. Yo D. Fernando, por la gracia de Dios, rey de Aragon y de Navarra: por la presente juro é conffirmo los fueros y privilegios usados y por usar, exhenciones, gracias y mercedes, de la mi ciudat de Tudela, y de la morería de aquella, dados y concedidos por los reyes antepasados de la mi dicha ciudat y moreria; é juro á Dios y á la cruz . y á los santos cuatro evangelios, en que pongo mi mano, que como rey e señor de la dicha mi ciudat, é morería de Tudela, guardaré y faré guardar los susodichos fueros, privilegios usados e por usar, gracias e mercedes, desfaciendo las fuerzas y violencias, amejorando aquellos y no empeorándolos. En el año 1514 Fernando el Católico concedió a Alonso Sanz de Berrozpe los censos de las sinagogas de la merindad de Tudela, como premio a la ayuda prestada durante la conquista de Navarra.