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TUDELA (HISTORIA)

La reconquista por Alfonso el Batallador: 1119. Desde 1110, tanto Tudela como Zaragoza son gobernadas por Ibn Hay, hasta 1115 en que éste murió en la ex capital del califato. Un primo del emperador almoravid, Ibn Tifilwit, le sucede, hasta su muerte en 1117. Tudela, según la Crónica de San Juan de la Peña, vino a constituir un obstáculo importante en la empresa del rey Alfonso I de conquistar el reino moro de Zaragoza. Hallándose sitiada esta ciudad, los sarracenos tudelanos -según precisa la Crónica- llevaban a cabo frecuentes salidas contra las fuerzas sitiadoras que, a través del Ebro y de tierras de Castilla traían vituallas a los que mantenían el cerco. Molestado por ello el aguerrido monarca aragonés, habría encomendado, según la crónica, al conde de Alperche que, al frente de un tropa de 600 de a caballo, fuese contra Tudela. "Y el referido conde, ocultándose en las proximidades de Tudela, destacó a unos 30 de a caballo y a 100 de a pie para que empezasen a hacer correrías y a atacar a los hombres y a los animales grandes y pequeños que encontrasen cerca de Tudela. Advirtiéndolo los sarracenos tudelanos, arremetieron según lo acostumbrado contra ellos y, a excepción de unos pocos que quedaron en Tudela, los demás la abandonaron. Y al tiempo que se esforzaban en perseguir a los cristianos, no sospechando nada de las asechanzas que habían sido preparadas, salió el conde con los suyos del escondrijo en que se había ocultado y, sin percatarse los sarracenos, entró en la ciudad, habiendo encontrado abiertas sus puertas. Y se acercó a la fortaleza mayor que había allí y la tomó. Y luego corrió a las puertas de Tudela y, conforme iban llegando los sarracenos, eran pasados a cuchillo o capturados, de tal forma que no quedó moro que no fuese muerto o hecho prisionero. Mucho se alegró el emperador cuando supo lo que le había ocurrido al conde, y, según era de bueno y piadoso, le donó Tudela como heredad suya y de los suyos" (Crónica de San Juan de la Peña. Versión latina e índices preparados por Antonio Ubieto Arteta, Valencia 1961, págs. 70-71). Sea o no cierta esta estratagema y tanto heroísmo, aprovechando la división de los musulmanes, Alfonso I, conquistador de Zaragoza, recibió, más que tomó, la población el 25 de febrero de 1119. En marzo de ese año se firmaba la capitulación en el Pueyo de Sancho, siendo jurada por el rey y 15 de sus barones. Se hacían cargo de su señorío provisional Aznar Aznárez, señor de Funes, y Fortún Garcés Cajal, señor de Naiara (Nájera). La iglesia mozárabe de Santa María Magdalena fue donada al obispo de Pamplona, Guillermo, activo colaborador del monarca en la conquista de esta población, Tarazona y Zaragoza.