Jaialdiak-Ekimenak

Tributo de las tres vacas

El origen de esta ceremonia se pierde en la Edad Media. Las primeras citas documentales, de la segunda mitad del siglo XIV, dan cuenta de hechos acaecidos mucho antes y sobre los que existen versiones contradictorias. Una de las versiones, recogida por F. Idoate relata que junto a una fuente en litigio situada en la parte roncalesa se encontraron Pedro Carrica, roncalés y Pierre Sansoler, con sus rebaños; tras una discusión y riña cayó muerto el bearnés. Auginar Sansoler, primo del difunto, organizó una expedición de represalia en compañía de paisanos, que bajó hasta Belagua, donde al no encontrar a Carrica asesinó a su mujer, encinta. Nueva represalia, esta vez a cargo de los roncaleses, que atravesando los puertos, bajaron hasta la casa de Sansoler, en el momento en el que éste celebraba su hazaña.

Los roncaleses mataron a Sansoler y sus compañeros, pero sus convecinos de Areta organizaron una emboscada y exterminaron a unos 25 contrarios en medio de la noche. Estos sucesos provocaron la intervención del rey navarro y del vizconde bearnés, que realizaron varios esfuerzos para conseguir la paz. Hubo nuevas escaramuzas que culminaron en la que se llama batalla de Aginzea en la que murieron 53 roncaleses y 200 baretonenses. Lo que empezó por una pequeña reyerta entre pastores acabó siendo una guerra entre valles, pues por parte roncalesa participaron Isaba, Uztarroz, Urzainki y Garde. En 9 de mayo de 1361, el Infante don Luis ordenaba a Martín de Artieda, lugarteniente de Sangüesa, que fuese personalmente a los valles de Salazar y Roncal, para ayudar a los de Isaba (apretados entonces por los baretoneses, que habían invadido los yermos reales fronterizos), y obligase a sus habitantes, a que

"so pena de cuerpos et bienes, socorriesen al lugar atacado, siempre que fuesen llamados, no atendiendo padre a fijo ni fijo a padre, poniéndolis cierta pena, que si la zaguera aldea alcanzas a la primera aldea, yendo en el dicho apellido, paguen al seinnor rey de pena XX libras carlines blancos para la Seinnoría, cada vez que faillescieren. Car non es nuestra entención, que ningunos estrainios ayan a pisar la tierra del Seinnor Rey non devidament, maoerment los dichos baratones"

(Registro del Infante don Luis, fol. 7 r.º).

Esta guerra entre valles acabó con la Concordia de 1375.