Biografiak

Teodosio (edo Theodosio) de Goñi (1998ko bertsioa)

Personaje navarro ubicado entre la Historia y la leyenda, fundador del Santuario de San Miguel de Excelsis en el monte de Aralar. Siendo su existencia cierta, es el origen de su fundación el que toma carácter mítico, recogido en el siglo XVIII por el P. Burgui y, posteriormente, y ya con criterio más científico, por D. Mariano Arigita Lasa. Era Teodosio de Goñi hijo de Miguel de Goñi, señor del solar de este nombre, en el valle cercano a Pamplona / Iruña. Vivió en el siglo de "Amaya", siendo en la obra de Navarro Villoslada donde se novela la antigua leyenda, situándose la leyenda en el reinado del godo Witiza, concretamente el año 707. Volvía el caballero de Goñi, de feroz fama, a su tierra tras prestar servicio de armas al rey -no contra moros como se decía dada la paz reinante en aquellos años con el reino godo-, cuando en el lugar de Errotabidea, camino del valle de Ollo, se encontró con un ermitaño cuya espectral apariencia hizo temer a Goñi fuera enviado del cielo. El extraño personaje advirtióle, que su mujer, la dama vizcaína Constanza de Butrón y Viandra, se había abandonado "adúlteramente al vicio impuro" con un criado. Obcecado el caballero con la noticia, llegó secretamente a su casa, subió a su alcoba, y, viendo dos personas en su lecho, creyendo a su mujer con el criado desleal, sacando su espada, arremetió contra los cuerpos, matándolos. Cuál no sería su asombro al salir huyendo del lugar cuando se encontró con su mujer que volvía de la iglesia, quien al verle le manifestó su alegría, comunicándole cómo había alojado a sus suegros los señores de Goñi en su propio aposento. Espantado D. Teodosio al comprender había matado a sus padres y huyendo precipitadamente de su esposa, acude rápido a confesar su crimen al párroco de Goñi, al parecer un venerable anciano llamado Juan de Vergara, quien le ordenó saliera aquella misma noche hacia Pamplona / Iruña. Presentándose Goñi ante el obispo iruñés San Marciano, éste le mandó peregrinar a Roma, donde el Papa Juan VII, le impuso como castigo el que cargado con cadenas al cuello, hiciera penitencia solo y durmiendo al raso hasta que los hierros se le cayeran solos, lo que indicaría el perdón divino a su doble parricidio, y que levantara, en el lugar del perdón, un santuario al arcángel San Miguel. Comenzó su penitencia Goñi errando por las sierras de Aralar de manera ejemplar grandemente arrepentido por su acción. La leyenda, que a través de los siglos y en sucesivas versiones y recopilaciones -especialmente en el siglo XVIII- ha ido viendo deformar el relato original, incluye una lucha con un dragón que habitaba una sima de la sierra, y que, viéndose en peligro, Goñi invocó a San Miguel, muriendo en el acto la bestia y rompiéndose las cadenas, las mismas que según la tradición se pueden contemplar aún hoy en el santuario, suceso que se vio acompañado de símbolos celestiales. Perdonado el crimen, D. Teodosio y su mujer fundaron la primitiva construcción. El primer documento en el que se cita con certeza al santuario es una cédula de Sancho el Mayor fechada en el año 1027. La iglesia románica primitiva que existe hoy, es de fecha posterior no determinada, sabiéndose que estuvo primitivamente anexionado al Monasterio de Zamarce, al pie de Aralar. Se conservan en el valle de Goñi y en Aralar míticos recuerdos del hecho, como la lápida de Errotabidea en Goñi que se atribuye a la memoria de Goñi. A partir de esta fundación, el santuario que tuvo durante largos años comunidad regular, ha sido uno de los principales centros históricos y de devoción de Navarra.

Alberto Xabier MARTÍNEZ ARTOLA