Lexikoa

SEGALARIS

La prueba. La prueba de corte de hierba es muy dura para los y las participantes. El cuerpo del atleta, durante toda la prueba, está doblado por la cintura. La inspiración se hace con el torso inclinado y los pulmones comprimidos. El aizkolari tras el golpe en el tronco, con el hacha, levanta el cuerpo e inspira profundamente. El corredor marcha erguido, con los brazos sueltos, acomodando la respiración al ritmo de su andar. En el levantamiento de piedra hay un instante de respiro entre alzada y alzada. Pero el segalari debe avanzar inclinado, los ojos fijos en el suelo, mientras cae implacable sobre su nuca el sol de verano o principios de otoño, pues es en esta época cuando tienen lugar desafíos y campeonatos de segalaris. De siempre, las pruebas de segalaris tienen lugar en el inicio del otoño, época en que la hierba ha alcanzado su máximo crecimiento y momento, además, en que los jóvenes tienen mayor trabajo en el caserío y se encuentran perfectamente entrenados.

Reproducimos a continuación los términos del contrato, que reguló la apuesta, celebrada en 1957, entre José Urdampilleta y Dionisio Múgica "Lizume". En el mismo se reflejan cuantas particularidades condicionan las pruebas de segalaris:

"Reunidos en el bar "Ongi Etorri" a las diez de la noche del día 21 de julio, acordaron que quedará concertada la apuesta entre José Urdampilleta, de Andoain, y Dionisio Mújica "Lizume", de Asteasu, consistente en quién cortar más hierba en el período de una hora y media. La prueba se celebrará bien en el término municipal de Andoain, bien en Gárate o Iturrioz. Cada contendiente contará con tres ayudantes, quienes deberán efectuar los trabajos consistentes en afilar, picar y dar la herramienta a la mano de los contendientes. El palo para quitar la hierba no deberá rebasar los cincuenta centímetros, pudiendo emplear también una botella. Cada segalari presentará cuatro guadañas y dos mangos de repuesto en la campa donde ha de tener lugar el encuentro. Los mangos de repuesto podrán ser acoplados caso de que se produjeran roturas. Cada parte contendiente ha depositado en manos de don Manuel Ugalde, propietario del bar "Ongui Etorri", la cantidad de 4.500 pesetas que junto a las 500 pesetas depositadas el día primero de julio hacen un total de 5.000 pesetas de cada parte. Las restantes 5.000 pesetas que faltan para completar el juego de 10.000 pesetas, serán entregadas al señor Ugalde con 48 horas de antelación a la prueba, la cual tendrá lugar el día 29 de setiembre. En caso de enfermedad, cada parte se compromete a presentar el certificado médico de rigor, el cual podrá ser rechazado por el bando contrario. Si ocurriera tal contingencia, un médico nombrado por la Federación Atlética Guipuzcoana se encargará de aclarar el hecho. El segalari que solicite aplazamiento deberá abonar la cuota de cien pesetas a su contrincante. La prueba no podrá ser aplazada arriba de quince días. Quien no se presentara el día 13 de octubre, fecha tope del aplazamiento, perderá todas las cantidades depositadas. Cada segalari presentará a la campa cuatro recogedores de hierba, los cuales se encargarán de recoger la que corte el bando contrario. Nombrarán también sus respectivos jueces para la recogida y pesaje de la hierba. Compareció en calidad de testigo de la parte de Urdampilleta, don Ignacio Iturralde; del bando contrario, don Agustín Irazusta. La prueba será controlada por la Federación Atlética Guipuzcoana."

En otras apuestas suele prescindirse de terceras personas corriendo el afilado de las herramientas por cuenta del propio segalari. Ello suaviza la tarea, pues permite al atleta enderezar su cuerpo y tomar unos segundos de descanso.

Hasta hace pocos años, la única forma de competición, como ha sucedido en las restantes especialidades del deporte rural, era la apuesta. El primer concurso, con premios en metálico, en lugar de cantidades atravesadas y varios participantes, tuvo lugar en Guipúzcoa el 11 de julio de 1954. El tiempo dado para la prueba suele fijarse en nuestros días en una hora. A principios de siglo eran frecuentes las apuestas de dos horas de duración. Sea cual fuere el tiempo límite, a su término entra en movimiento un extenso equipo de hombres -rastrilleros, pesadores, atadores y ayudantes- que bajo la mirada vigilante de uno de los jueces de la prueba darán el resultado con el peso de la hierba cortada por cada contendiente. Tradicionalmente se utiliza el peso romano. Pero este sistema que fija como unidad válida el peso tiene numerosos inconvenientes. En primer lugar requiere una compleja organización para la recogida y peso de la hierba. Después, es un sistema "sucio", pues es difícil controlar a los recogedores que arrancan las raíces con el rastrillo para aumentar el peso. Desde el punto de vista del espectáculo, el público debe esperar largo tiempo tras la prueba hasta que sean pesados todos los lotes de hierba, para conocer el resultado. Finalmente contradice el sentido del deporte rural vasco, en cuanto aplicación del trabajo cotidiano y que aquí es un trabajo muy mal hecho, pues el atleta sólo se preocupa de cortar mucha hierba y no de cortar bien, que es lo que hace en el caserío. Por ello, poco a poco, ha ido imponiéndose en estos últimos años un nuevo sistema en el que el vencedor no es quien más kilogramos de hierba corte en un tiempo límite, sino aquel que menos tiempo emplee en cortar una superficie determinada de terreno.

El Reglamento que rigió el Campeonato de España de Segalaris, celebrado en Hernani el día 28 de septiembre de 1969, establecía este sistema:

l.° El trabajo cosiste en quién corta en menos tiempo 1 .500 metros cuadrados de terreno herbal, sito en la campa del caserío Jáuregui, en la villa de Hernani.

2.° El herbazal se dividirá en parcelas y se señalarán las parcelas que deben agruparse para formar dos lotes, al objeto de que éstos sean similares en su conjunto, tanto en la orografía del terreno como en las características de la hierba existente, sorteándose los mismos entre los participantes, una hora antes del comienzo de la prueba.

3.° Los contendientes podrán empezar a cortar la hierba en la parcela y lugar que estimen conveniente.

4.° Una vez de comenzar a trabajar en una parcela, los "segalaris" se verán obligados a concluir con la hierba de dicha parcela, sin que les sea permitido pasar a distinta parcela mientras no concluyan el corte total de la parcela anterior.

5.° Cuando se concluye el corte de la hierba de una hilera, el "segalari" deberá volver al punto de partida y antes de comenzar con la siguiente hierba, el Juez y, en su caso, el miembro de la Federación, deberá dar conformidad al corte efectuado en la hilera anterior.

6.° Es condición importante para esta apuesta el que el corte de la hierba sea raso totalmente, sin que quede ninguna rama de pie dentro del recinto a segar. Para ello cada parte nombrará un delegado, para supervisar la labor del contrario, quien advertirá a los jueces de la Federación las imperfecciones del corte, y los jueces de la Federación impondrán, a la vista de las reclamaciones formuladas por los delegados, la necesidad o no de terminar el corte defectuoso. Por norma general se considerará deficientemente cortada toda hierba que supere los 10 centímetros de longitud.

7.° Cada segalari podrá utilizar un máximo de tres guadañas. Cada parte tendrá derecho a llevar un enseñador y un afilador, y nombrará dos rastrilleros, quienes retirarán la hierba segada por la parte contraria, a fin de descubrir las posibles imperfecciones en el corte. Habrá a disposición de las partes un reparador de guadañas, para caso de roturas o melladuras.

8.° Según van cortando la hierba los "segalaris", dos rastrilleros de la parte contraria, retirarán de la hilera la hierba cortada, al objeto de que se pueda apreciar claramente el corte aplicado. Si por negligencias de los rastrilleros no retirasen la hierba, al mismo tiempo que va cortando el segalari, se considerará como bien cortada la zona que no estuviese recogida.

9.° Tanto el afilador, enseñador y rastrilleros, se limitarán a su cometido. No podrán objetar en absoluto las decisiones de los jueces y, si se extendieran en sus objeciones, podrán ser expulsados de la campa con notorio perjuicio del "segalari" a quien representan.

10.° El único que puede objetar sobre la corrección del corte de la hierba es el Juez nombrado por la parte contraria y siempre, en última instancia, decidirá el miembro de la Federación, cuyo fallo será inapelable.

11.° Los premios establecidos para esta prueba son los siguientes: Primer premio: 15.000 pesetas y trofeo Norton, S. A. Segundo premio: 12.000 pesetas y trofeo. Tercer premio: 10.000 pesetas y trofeo. Cuarto premio: 8.000 pesetas y trofeo. 12.° Todas las dudas que se susciten respecto al cumplimiento de este contrato, y de la celebración de la prueba, serán resueltas por la Federación Guipuzcoana de Atletismo cuyo fallo será inapelable.

En cualquier forma que se estipule la prueba es muy difícil hablar de récords". Depende del peso y la superficie de hierba cortada, de la calidad del terreno, del grado de humedad de la hierba, de su crecimiento, etc., factores todos ellos extraños al puro esfuerzo físico. En estos campeonatos participan tanto hombres como mujeres. A este respecto hay que recordar que en el campeonato celebrado en la campa "Etxe Atzea" de Hernani en 1967 la segalari María Ascensión Aceo Ezquerra, de 37 años y madre de cuatro hijos, se impuso a un contricante de tanta altura como Antonio Larranza Urtizberea, campeón de 1963 y 1964. En Iparralde, el auge de este deporte (segalaris o zerralari o arpanlaritza) es muy reciente. La primera competición tuvo lugar apenas en 1983 en Biriatou (Laburdi). Varias parejas de segadores tomaron parte en él con sólo hoja larga.

Rafael AGUIRRE FRANCO