Ermitas en Betelu y en Irulegui, Navarra. Ermita de Huarte-Araquil, en el valle de la Burunda o Arakil. A 1.494 m., esta ermita totalmente restaurada y con una sección para refugio montañero es la más alta de Navarra, ubicada en la misma cumbre de Berisin, cúspide de la Sierra de Andía. El altar de piedra sostiene las imágenes de San Donato y de San Cayetano, de antigua madera. Magnífico mirador sobre todas las vertientes de la Sierra. El valle de Ergoyena sube a la aérea ermita el día 7 agosto, festividad de los dos Santos.
Juan María FELIÚ DORD
En la ermita ubicada en Uharte Arakil, debido a las duras condiciones climatológicas del entorno, a lo apartado de su ubicación y al poco celo de algunos excursionistas, la ermita ha pasado en ocasiones por fases de mala conservación, por lo que han sido precisas restauraciones como las de 1906, la reconstrucción de 1958, según proyecto de Ramón Urmeneta, y todavía otra más reciente. El edificio, de marcado desarrollo horizontal, presenta una nave larga y estrecha, con una cabecera de diseño quebrado, con un estrechamiento central. Por lo demás, el inmueble va dividido en dos estancias, de las cuales la más amplia es en realidad un refugio para los que hasta allí se aventuran. Los muros, recios y de piedra, van en una mampostería de formato alargado, y presentan potentes contrafuertes en la parte correspondiente a la ermita propiamente dicha. La puerta, en el lado de la Epístola, se abre mediante arco de medio punto. El tejado es a dos aguas, y sobre él se levanta una espadaña de gran tamaño, en piedra. Al interior, las esculturas de San Donato y San Cayetano son en realidad reproducciones de yeso.
Juan María FELIÚ DORD
En la ermita ubicada en Uharte Arakil, debido a las duras condiciones climatológicas del entorno, a lo apartado de su ubicación y al poco celo de algunos excursionistas, la ermita ha pasado en ocasiones por fases de mala conservación, por lo que han sido precisas restauraciones como las de 1906, la reconstrucción de 1958, según proyecto de Ramón Urmeneta, y todavía otra más reciente. El edificio, de marcado desarrollo horizontal, presenta una nave larga y estrecha, con una cabecera de diseño quebrado, con un estrechamiento central. Por lo demás, el inmueble va dividido en dos estancias, de las cuales la más amplia es en realidad un refugio para los que hasta allí se aventuran. Los muros, recios y de piedra, van en una mampostería de formato alargado, y presentan potentes contrafuertes en la parte correspondiente a la ermita propiamente dicha. La puerta, en el lado de la Epístola, se abre mediante arco de medio punto. El tejado es a dos aguas, y sobre él se levanta una espadaña de gran tamaño, en piedra. Al interior, las esculturas de San Donato y San Cayetano son en realidad reproducciones de yeso.