Kontzeptua

Regatas de Traineras

Pasaia fue, durante siglos, el más importante puerto del Golfo de Vizcaya. A él arribaban, procedentes de los más lejanos países, barcos cargados de mercancías que luego llegaban a las regiones interiores transportadas en carros a lomos de caballerías. Su riqueza estaba no en la pesca, como otros puertos, sino en el comercio marítimo, aunque muchos de sus habitantes se embarcaban para la gran pesca de altura del bacalao y la ballena. Debido a la estrechez del canal de entrada los buques no podían aprovechar el empuje del viento, arriando las velas algunos cientos de metros antes de la embocadura. Desde allí eran remolcados hasta los muelles de atraque por embarcaciones a remo tripuladas por doce, catorce o dieciséis hombres. Trabajo durísimo que tenía su compensación en las altas tarifas que se cobraban por el atoaje. Ello originaba una dura competencia entre las chalupas dedicadas a estas tareas.

Apenas hacía saber el atalayero que un barco se dirigía a Pasaia, los maestres de chalupa reunían precipitadamente su tripulación que, con toda la fuerza de sus remos, se apresuraba a enfilar hacia el buque al pairo. A mediados del siglo pasado existían tres chalupas, dedicadas a este menester: dos en Pasai Donibane y otra en Pasai San Pedro. El recorrido de aquellas embarcaciones en busca de cliente era variable, dependiendo la distancia a que se encontrara el barco. Con el correo semanal de Bayona la distancia era superior a las 12 millas pues los atalayeros lo divisaban ya a la altura de San Juan de Luz. En las fiestas de Pasai Donibane, el año 1854, se programó como número fuerte de las mismas, una regata entre las tres chalupas dedicadas al atoaje en el puerto.