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REAL COMPAÑÍA DE FILIPINAS

Azarosa existencia de esta Compañía. La RCF se erigió, según la Real Cédula citada, por un período de 25 años. El capital se fijó en 8 millones de pesos sencillos. Sin embargo, no conoció la expansión económica que tuviera la caraqueña. Los conflictos de finales del s. XVIII hacían difícil el desenvolvimiento regular de sus operaciones mercantiles. Por añadidura, la Compañía debió auxiliar al Real Erario en varias ocasiones. Esta ayuda le valió algunos favores, pero a la postre no hizo más que incrementar la cuenta de créditos de difícil cobro. La guerra contra la ocupación francesa de 1808, provocó nuevos problemas al tráfico de la sociedad. En 1809, el director Juan Manuel de Gandásegui, pasaba a Inglaterra para enviar desde puertos ingleses y bajo pabellón inglés, varias embarcaciones a América, que por cuenta de la RCF regresaran también a Inglaterra, con dinero que la sociedad tenía en Lima, Veracruz y Buenos Aires. Conseguido el permiso para los tres puertos, tan sólo tuvo lugar el viaje a Lima, puesto que en Buenos Aires, en 1810, sobrevino una insurrección. Terminada la guerra contra Francia, y bajo el reinado de Fernando VII, la Compañía de Filipinas sufrió los cambios políticos del absolutismo y liberalismo. Pero, además, las elevadas cantidades que debía la Real Hacienda no sólo no fueron devueltas, sino que, con motivo de los procesos emancipadores de América, el Monarca recurrió de nuevo a los fondos de la RCF. En 1820 la vuelta al liberalismo, con el inicio del Trienio Constitucional, supuso un nuevo contratiempo para la Compañía. Las Cortes Constitucionales acordaron abolir sus privilegios. Tras tres años de gobierno constitucional, la vuelta al absolutismo no resolvió la situación de precariedad de la empresa mercantil. Un decreto de 1834 la declaraba extinguida. Para el cierre definitivo se formaría una comisión liquidadora, en donde estarían representados los accionistas, así como el Rey y la Hacienda Real. Quien ha historiado esta Compañía, M.ª Lourdes Díaz-Trechuelo Spinola, explica en pocas palabras lo que pudo llevar al fracaso de la sociedad: "en su medio siglo de existencia vio suceder en el Trono a cuatro monarcas, presenció dos guerras con la Gran Bretaña, y otras dos contra Francia, siendo una de ellas la lucha del pueblo español por su independencia; asistió a la emancipación de América, y conoció profundos cambios ideológicos y políticos en España. Inspirada por la doctrinas económicas del s. XVIII, vino a morir a consecuencia de las ideas del liberalismo económico de la siguiente centuria...". Y si el impulso de su nacimiento se debió en gran medida a la RCGC la permanencia de accionistas vascos, ya fueran instituciones (como el Ayuntamiento de San Sebastián, Universidad de Oñate, Consulado donostiarra, etc.) o personas físicas (como los Zuaznábar, Lopeola, Arbaiza, Goicoa, etc.), fue una constante en la vida de la Real Compañía de Filipinas.

Montserrat GARATE OJANGUREN