Sailkatu gabe

PASAIA (EL PUERTO)

Las primeras referencias históricas que tenemos sobre el Puerto de Pasajes nos llevan a la época de los romanos, para colocarlo en los términos de la famosa «Oiarso», poblado romano a donde llegaban sus naves para aprovisionarse de mineral, galena argentífera de Arditurri, y abastecer a la guarnición de Oiartzun. El nombre de poblado y puerto se mezclan, y a este último parece referirse Plinio, cuando al citar el desfiladero de los Vascones dice: «Vasconum Saltus; Oiarso». El Puerto de Pasajes estuvo bajo jurisdicción de San Sebastián, pues, en la Carta de Repoblación y Fueros, otorgada por el rey Sancho el Sabio de Navarra en el s. XII, así consta. Tras la incorporación de Guipúzcoa a Castilla en el año 1200, el rey Alfonso VIII, a su regreso de la conquista del Bearne, entregó en 1203, el territorio y los puertos comprendidos entre los ríos Oiartzun y Bidasoa, a Fuenterrabía. Sin embargo, L. de Isasti (1625) dice que, la incorporación de «el Pasaje» a Fuenterrabía, no se realizó hasta 1379. De cualquier forma esta polémica decisión hace intervenir a D. Gonzalo Moro, corregidor de las provincias de Vizcaya y de Guipúzcoa, para pronunciar una sentencia en 1399, que señala como límite de San Sebastián el río Oiartzun, desde su desembocadura, en el puerto de Pasajes, hasta la iglesia de Lezo, la herrería, y la casa Darrieta, todo el terreno que inundaba el mar, dejando a Fuenterrabía la tierra firme. El Puerto de Pasajes quedará, hasta la formación de la villa de Pasajes en 1805, bajo la jurisdicción de San Sebastián, que la ejercía a través de un regidor-torrero que nombraba, por turnos de tres meses, el ayuntamiento de la ciudad. Las características del puerto y su proximidad a la frontera, lo van a convertir en protagonista de numerosos acontecimientos. En Pasajes tuvo su base Miguel de Oquendo. Importante contribución fue la del puerto a la Armada Invencible construyendo algunos barcos y pertrechando a muchos de ellos. El puerto impresionó a Richelieu, que lo considera el más importante del Cantábrico, y a Napoleón, que encargó un informe sobre sus posibilidades. Todas estas ambiciones extranjeras no pasan desapercibidas a las autoridades del puerto, pues desde la época de los Reyes Católicos se advierte en ellas una doble preocupación: las obras de defensa del puerto y las obras de acondicionamiento del mismo para las nuevas realidades económicas. Durante los años 1860 a 1870 las Juntas Forales instan a la Diputación a solicitar del Estado la concesión y explotación del puerto. El motivo es que la bahía se encuentra cegada por los fangos y sólo se utiliza como puerto el fondo del canal de entrada. Las negociaciones culminaron cuando un decreto y una ley de 1870 conceden la explotación del puerto a la Diputación por un espacio de 90 años. La Diputación redactó un proyecto de obras por el que se pretendía asegurar un tráfico mínimo de 100.000 toneladas, para lo que creó la sociedad constructora «Sociedad de Fomento del Puerto de Pasajes», que acometió el muelle de Ancho, el enlace del ferrocarril y almacenes. La cifra prevista fue alcanzada a partir de 1881. Era, pues, momento de acometer un segundo plan de obras previsto, pero la Sociedad de Fomento se disolvió retrotrayendo a la Diputación los derechos sobre el puerto. La Diputación, sin duda, arruinada tras las guerras carlistas, carece de dinero suficiente para hacerse cargo de los gastos del puerto, por ello, tras obtener el 1 de mayo de 1884, autorización del Estado, traspasa la concesión a la Sociedad General del Puerto de Pasajes, que entra en posesión el 1 de julio. La nueva Sociedad, de la que no se desentiende la Diputación, es en su mayoría de capital francés (las sesiones del consejo se celebran en París, salvo las del verano). Las relaciones entre ambos organismos se deterioran, como consecuencia de la tardanza en las obras y de un cierto desinterés de la nueva sociedad, hasta el punto que la Diputación anula la concesión el 28 de agosto de 1893. El movimiento de mercancías del puerto en este año es de 356.735 Tm. Una nueva organización de la sociedad por parte de la Diputación, después de largos pleitos, tuvo el control del puerto hasta el 11 de enero de 1927, fecha en la que se revierte el puerto al Estado. A partir de ahora la Junta de Obras del Puerto, constituida el 11 de septiembre de 1926, regirá los destinos del puerto. Dos problemas se aparecen a la nueva dirección del puerto, atender un tráfico de más de 500.000 Tm. anuales, y acometer las obras necesarias para un futuro desarrollo. Superado el parón de la República, y de la Guerra Civil, es a partir de los años cincuenta cuando el puerto inicia su auténtico desarrollo, con un ambicioso plan de obras que le lleva a superar el millón de toneladas anuales, y los veinticinco mil millones de pesetas en 1955. En 1984 se creó, con el objetivo de fomentar y promocionar el puerto la Sociedad de Fomento del Puerto de Pasajes, S. A., teniendo como consejo delegado a Carlos Blasco de Imaz.