Pintoreak

Olloqui Rueda, Antonio

En 1967 imprime un giro rotundo a su trayectoria artística: descubre la técnica del esmalte a fuego, que le cautiva definitivamente. A través del cobre y los óxidos minerales -obras primerizas que realiza en la fábrica Esmaltaciones San Ignacio, luego en su propio taller- encuentra una disciplina que da rienda suelta a su imaginación y a sus ansias experimentales. Una investigación, y una técnica, que pone siempre al servicio de la expresividad. Con un aprendizaje satisfactorio basado en el día a día.

Ha realizado con este procedimiento numerosas exposiciones individuales por toda la geografía española (Vitoria, Bilbao, San Sebastián, Burgos, Madrid, Barcelona, Salou, Valencia, Santander, Jaén, Ibiza...), así como en Italia (Florencia). Participa, además, en señalados certámenes nacionales e internacionales: en Cataluña, Galicia, Francia, Italia, Alemania, Estados Unidos y Japón. Circunstancia que ha permitido en los foros más acreditados y especializados la inmediata identificación de su nombre con esta técnica del esmalte a fuego.

A partir de una labor previa pensante, esta obra esmaltística se caracteriza por depararnos pequeños relatos de corte figurativo. Escenas animadas principalmente con suaves rostros femeninos; narraciones acompañadas y enriquecidas por sugerencias cromáticas que también son de orden matérico. La fantasía, el idealismo, la irrealidad a veces, ayudan a la vertebración de mundos subreales entremezclados. Influjos surrealistas, enlaces simbolistas también, que deben entenderse en Olloqui bajo una misma idea de carácter integrador: cuando se enfrenta al esmalte aflora en él sus aptitudes dibujísticas y pictóricas. Eso sí; ahora la técnica aplicada es otra, pero las inquietudes artísticas, renovadas, son siempre las mismas.

Labor tesonera a la que no renuncia en la actualidad a pesar de su avanzada edad.