Lexikoa

NAVARRERÍA

Historia. Nombre genérico que recibieron los cascos viejos de las localidades de Navarra -Puente la Reina, Pamplona, Estella, etc.- núcleos indígenas incrementados en la Edad Media con francos. Recibieron esta denominación en contraposición a los recién venidos, habitantes del Mediodía de Francia a los que los Reyes de Navarra establecieron en las proximidades del Camino de Santiago para que desarrollaran el comercio y las producciones nuevas. Campión pensó que la palabra, originariamente, sería vasca: compuesta con «erria»: es decir la tierra («-erri») de los navarros. Según Caro Baroja, ni esto conviene del todo a un núcleo urbano, ni va de acuerdo con el sistema de nombres que regía en la misma «Navarrería» pamplonesa, donde en el «Libro del Monedage» mismo nos encontramos registradas la «Rua de la Mulatería» y la de «la Carpenterya» (Uranga, 1952), con arreglo a un modo de llamar a calles y barrios clásico en las lenguas romances medievales. Sancho VI el Sabio otorga a la Navarrería de Pamplona en 1189 el privilegio de los burgueses de San Saturnino: ...ut illam partem Pampilonensis civitatis que Navarreria dicitur et depopulata erat ualde, facerent populari... La diferencia entre nativos y francos, su separación establecida como medida útil para mantener el orden, provocó, repetidas veces, luchas, verdaderas «guerras civiles», como la que sobrevino en Pamplona, después de muchos años de turbulencia. Hubo entre la Navarrería y los otros burgos fundados luego -San Cernín y San Nicolás- algunos acuerdos, como el de 1212 (Yanguas, II), aunque luego volvieran a las andadas llegando a la guerra descrita por un poeta de Toulouse, Guillermo de Aneliers, de modo muy hostil a los «navarros». Según éste, eran estos navarros los habitantes de la vieja «civitas», los miembros de la aristocracia rural indígena, con sus servidores y algunos oficiales burgueses y menestrales, a los que secundaban también los judíos: «Burgues é menestrals, sirventz et ynfançó En la Navarreria malvatz conseyll fero Que talassen las vinnas, li arbre e l'plançó» Se echaron, pues, sobre el burgo de San Cernín, destrozaron y mataron a su guisa. Pero después llegó la revancha. Tropas enviadas de Francia entraron en la Navarrería, traicionada en parte por los nobles y el clero, y la destruyeron, haciendo también gran matanza, sobre todo de judíos. Durante años hubo que hacer cuentas respecto a los daños ocasionados en este momento al sector eclesiástico, en la catedral, etc. (Cartulario de D. Felipe, ed. 1913). Puede pensarse que la raíz más fuerte de las guerras civiles posteriores, que terminan con la incorporación de la corona a los estados de Fernando el Católico y su nieto, se halla ya en esta guerra de tipo étnico en gran parte. Desde 1277 a 1323 la «Navarreria» fue una pura ruina: los reyes prohibieron reedificarla en cuarenta y ocho años. (Uranga, 1952: 6). Vinieron después tiempos en que se procuró barrer las divisiones antiguas y Carlos III, en 1423, mandó derribar las murallas que había entre barrio y barrio (Ibidem, 8-9). Dentro ya de la Pamplona unida bajo el Privilegio de la Unión otorgada en 1423, funcionó, según recoge Lecea, un pequeño barrio de este nombre que hubo de unirse más tarde a otros sectores para formar el que, hasta su extinción en 1837, se denominó Barrio de Santa Cecilia, Navarrería y Carmen integrado por las casas de la parte norte de la Plaza del Castillo, calles de Txapitela, Calceteros, Mercaderes, Curia, Mañueta, o rúa de los Baños, Navarrería, desde Mercaderes a la plazuela de Zugarrondo, y Carmen. Comprendiendo también las casas de la plaza de la Fruta o Consistorial situadas entre la bajada de Carnicerías y Calceteros, y el sector de la Cuesta del Palacio que abarcaba las actuales calles del Mercado, Dos de Mayo y Barquilleros. El antiguo Convento de Carmelitas Descalzos, sito al extremo de la calle del Carmen, había dado a ésta su actual nombre. Anteriormente se llamó de San Prudencio y también Rúa de los Peregrinos, a través de la cual entraban en Pamplona los romeros de Santiago. En la Cuesta del Palacio, llamada también Aldapa, radicó el Palacio Real, destinado a partir del s. XVI, primeramente a residencia de los virreyes, más tarde de los capitanes generales y luego de los gobernadores militares. El ayuntamiento asignó hace años el nombre de Aldapa a la nueva calle trazada sobre el antiguo solar del edificio de la Inclusa. Calend. Celebraba fiestas de San Fermín de Aldapa, del 21 al 24 de septiembre.

Luis F. LARRAÑAGA