Lexikoa

MONEDA

El armamento en las acuñaciones prerromanas. El denominado «jinete ibérico» tiene su modelo y antecesor en las monedas de Hieron II de Siracusa (275-215 a.C.) y se extiende como motivo principal de los reversos de ases y denarios acuñados en la Hispania Citerior. En el bronce de Ascoli tenemos referencia de varios jinetes de habla vascona, como el representado en la estela de Iruña (Alava), a los que se concede la ciudadanía romana y una serie de recompensas en el 89 a.C. por méritos de guerra. En cuanto al armamento o utensilios portados por dicho jinete, en las acuñaciones realizadas en territorio vascón y/o zonas limítrofes podemos señalar la lanza o pilum como elemento más frecuente y que es exclusivo en ases y denarios de Arsacoson (2-4), Belaiscom (18-20), Bolscan (26-27), Calacoricos (36), Damaniu (38-39), Iaca (44-45), Ocalacom (47) y Omtices (55-56), mientras que es compartida con otras armas como la espada en Bentian (24-25), Teitiacos (59-60) y Uaracos (61-62) y con el falx en Oilaunes (51) y Turiasu (65-69, 73-76 y 78). La espada corta es el elemento único en Ba(r)scunes (1117) y Olcairun (50), también aparece en las emisiones de las cecas antes mencionadas (22-23, 58 y 63-64) con la particularidad de que en los denarios de Bentian (22) presenta una forma curva y debido al pequeño tamaño de la figura representada no puede determinarse si se trata de una espada curva tipo falcata o bien una adaptación a la curvatura del flan de la moneda. En las acuñaciones de Arsaos (5-8) aparece en forma exclusiva el bipennis o doble hacha, antiguamente confundida con un martillo o arpón. Este instrumento es típico de esta ceca y constituye un arma característica de los pueblos bárbaros y también el atributo de algunas divinidades. La hoz de guerra o falx es característica de las cecas de Louitiscos (46), Oilaunicos (52) y Umanbaate (57) apareciendo también en las acuñaciones de Turiasu (77). Los ases de Cueliocos (40-41) llevan jinete que porta venablo, confundido con una palma corta, y que es asida por éste como un arma y no como la palma que apoyada en el hombro vemos en las monedas de Alaun (1) y que tiene su máxima distribución en las cecas de Cese en Tarragona e Iltirta en Lérida. Podemos contrastar en primer lugar los motivos bélicos presentes en las monedas de la Hispania Citerior con las representaciones agrícolas y de otros tipos en la Ulterior, y dentro de las primeras la zona de los vascones es la que presenta una mayor diversidad de armamento, en especial en lo referente a armas cortas (espada, doble hacha, hoz de guerra y venablo) algunas de las cuales no aparece en otros lugares. Este hecho nos podría llevar a pensar que en las zonas donde se acuñan este tipo de monedas puede tener mayor importancia la infantería dado que el uso de armas cortas a caballo resulta menos eficaz que el empleo de la lanza, pilum o soliferreum, armas largas utilizadas y representadas mayoritariamente en la celtiberia. Se ha pretendido idealizar la abundancia de armas ofensivas como el reflejo del espíritu combativo frente al invasor (en este caso los romanos), pero es preciso señalar que es precisamente la influencia romana, a través de los conflictos internos que tuvieron como punto de encuentro la Península, la que impulsó estas acuñaciones. Sertorio en el 77 era dueño prácticamente de toda la Hispania Citerior contando con la devoción de gran parte de los pueblos indígenas mientras que su oponente Pompeyo hace alianza con los vascones acuartelándose en el invierno del 76-75 entre ellos y fundando la ciudad de Pamplona donde se hallaba la ceca de Ba(r)scunes.