Militarrak

Miguel Mauleón, Fructuoso

Militar y político navarro nacido en Arróniz el 21 de enero de 1832. Muerto en Madrid el 3 de abril de 1915.

Comenzó su carrera en el Colegio General militar en 1848, terminando en 1856 sus estudios de Estado Mayor con el grado de Teniente. Participó en los acontecimientos de Madrid de julio de 1856 (represión de O'Donnell de la Milicia Nacional), lo que le valió la cruz de San Fernando.

Tras dos años destinado en Castilla la Nueva y posteriormente en Cataluña, fue nombrado en 1858 comandante del Cuerpo de los Ejércitos de Ultramar con destino en Cuba, donde llega en los primeros días de 1859. Presta sus servicios en La Habana y en el Departamento Oriental. Formó parte de los cuerpos expedicionarios de México (1861) y de Santo Domingo (1863); con motivo de la acción de San Pedro fue ascendido a teniente coronel. Tras una estancia en la Península en 1865, regresa a Cuba donde lucha contra los insurgentes del Departamento Oriental. Al terminar su estancia en la isla, y no obstante haber sufrido un consejo de guerra en 1870 por críticas sobre el modo de llevar la guerra, fue nombrado coronel. A su regreso a España fue destinado al distrito militar de Vascongadas, pasando posteriormente a Madrid. Durante la I República fue nombrado vocal de la Junta de Reorganización del Ejército, e intervino en la guerra cantonal en Cartagena. Fue sucesivamente ascendido a brigadier (1876), a mariscal de campo (1883) y, en agosto de 1889, a general de división.

Paralelamente a su actividad militar fue elegido diputado a Cortes por el distrito de Estella en 1876, siendo reelegido en las convocatorias electorales de 1879 y 1881. De su labor parlamentaria destaca su apoyo al discurso del diputado Morales en 1876 votando en contra del artículo 24 de los presupuestos y su participación en comisión sobre la fuerza permanente del Ejército y en la dedicada al Estado Mayor General del Ejército. Su labor política fue elogiada en el folleto Interesante al vecindario de Estella impreso en la ciudad del Ega en febrero de 1882. En él se agradecían sus gestiones ante el gabinete Sagasta para que se decretara la indemnización y pago de la voladura de los puentes estelleses de la Cárcel y de San Juan.

En 1872 mantuvo una dura polémica con Eustaquio Arrasate, párroco de Falces, desde las páginas del diario madrileño La Época. El 26 de mayo de aquel año el periódico publicaba una carta firmada en Pamplona por "un labriego navarro", nombre tras el que se encontraba De Miguel, en la que manifestaba

"haber sido ineficaces las negociaciones que se seguían entre el duque de la Torre y la Diputación a guerra de las provincias Vascongadas para venir a un acuerdo pacífico y evitar los cruentos sacrificios que trae consigo una guerra civil, monstruo devorador, ávido de sangre, cuya hedionda cabeza asoma por las empinadas crestas de la sierra de Andía, azuzado ¡mentira parece! por algunos ministros de la religión de paz y caridad",

denunciando así la responsabilidad de los elementos religiosos en la guerra carlista.

Señala la presencia de la partida de Carasa-Iturmendi en Amescoa Alta y de partidas menores en los valles de Lana, Goñi y Etxauri, advirtiendo que las tropas dispersadas tras la batalla de Orokieta se encontraban a la espera para volver a engrosar las filas carlistas,

"sosteniendo mientras tanto la agitación y alarma en los pueblos auxiliados por el clero de montaña, que.no vacila en escarnecer los divinos preceptos del decálogo, predicando la guerra.en lugar de aconsejar la paz y amor al prójimo como a sí mismo, pretextando que es Dios quien ha mandado encender esta guerra santa contra los impíos ".

Y prosigue:

"Mentira parece que la ignorancia baje tanto de nivel entre los consagrados a predicar el Evangelio, y que sus pasiones se encuentren tan exacerbadas que no atinen a dar un paso por el angosto sendero que les marca su sagrado ministerio.".

La carta fue respondida por el párroco de Falces en el número de La Época del 14 de junio. Retaba Arrasate al "labrador navarro" a una polémica epistolar privada. De Miguel le replicó no obstante en el número de 18 de junio:

"Duda el párroco de Falces que tenga nada de evangélico el denunciar a la opinión pública, como azuzador de la insurrección carlista, a una parte del clero navarro. No soy yo, Sr. Arrasate, quien hace al público semejante denuncia, es el mundo entero que lo está viendo con sus propios ojos."

Tras nueva réplica del cura falcesino, cerró la polémica De Miguel, en la "Última carta que publica el labriego navarro con solo el deseo de complacer al señor vicario de Falces", aparecida el 9 de junio. Del eco que tuvo del debate es muestra el hecho de que el mismo año La Época tirara una edición de las réplicas y contrarréplicas bajo el título de Cartas de un labriego navarro.

Aunque el folleto apareció sin firma, en el ejemplar de la Biblioteca General de Navarra, perteneciente al fondo de Hermilio Olóriz, existe una nota manuscrita en la que señala Olóriz:

"El autor de estas cartas, según me indicó D. Alejandro Ororbia y confirmó el Sr. Marqués de Echeandía, fue D. Fructuoso de Miguel, natural de Arróniz".