Politikariak eta Kargu publikoak

Meillan, Arnaud Jean (1989ko bertsioa)

(1748-1809). Diputado en la Convención. Nació en Bayona en la calle des Basques, casa Balangué. Acusado de federalismo, el 31 de mayo de 1794 fue puesto fuera de la ley por la Convención Nacional, pero desde hace tiempo ya se había puesto fuera de peligro.

Meilan publicó sus memorias llenas de interés, en las que se explica sobre esta acusación y sobre las desdichas que vinieron como consecuencia. Diputados, entre los que se encontraban Petion, Bizot, Barbaroux, Louvet, Salle, Burgoing, Lange, Cassay, Guona, Guadet, Duchatel, Kerselgau y el mismo Meillan, animados por el deseo de atraer a París y a la Convención por cauces moderados, se dieron cita en Caen el mes de julio de 1793. Habían decidido trasladarse a París con la fuerza armada departamental, reunirse con los habitantes de esta ciudad para restablecer la Convención en su integridad, asegurar su libertad, mediante una guardia tomada en todos los departamentos, pedir la institución de un tribunal de jueces proporcionados por cada departamento para juzgar a todos los miembros de la Convención "tal era el plan -escribe Meillan- que se ha tasado calumniosamente de federalismo".

Las manifestaciones jacobinas de las poblaciones del Norte, como consecuencia de la jornada de Vorms, fatal para los ejércitos realistas, les obligaron a transportar al sur su centro de acción, lugar difícil, peligroso. El comandante del batallón de Finisterre, Foucher de Bernaudier, les propuso incorporarles y llevarles a Quimper, donde se embarcarían para Burdeos. Después de miles de peligros, de dificultades, de fatigas excesivas, algunas no pudieron más y se confiaron en manos enemigas.

En Burdeos les esperaba otra decepción cuando se enteraron de que el partido de la violencia triunfaba. Desde entonces Meillan, desengañado, quiso marcharse a América. La orden de retener en los puertos todos los buques franceses, aliados o neutros, le cerró las puertas para salir de su patria, convertida en un parque enclaustrado. La institución de los sordo-mudos, el apartamento de un amigo, el alojamiento de un valiente artesano le sirvieron de retiros sucesivamente, pero denunciado, acosado, tomó la resolución de volver a Bayona.

En posesión de un pasaporte falso y de un frasco de opio para huir a la necesidad en la muerte, atravesó Mont de Marsan, Tartas Pontonx y las vastas soledades de Las Landas, tristes y desiertas. En su tristeza y su desesperanza, se sorprendió de llegar en plena feria a St. Geours de Maremme y de ver a las gentes ocupándose aún de negocios. Desde las alturas de St. Etienne, Bayona le produjo el efecto de un callejón sin salida donde no osaba entrar. La casa de su amigo M. Godart, en St. Martin de Seignaux, le fue hospitalaria. Estuvo allí cincuenta días, haciendo ignorar su presencia a su familia incluso. "Lo creía tranquilo, perdonado y en todo este tiempo se le enterraba vivo en una casa a la fuerza. ¡Ah! si lo hubiese sabido, si hubiese sido informado de esta barbarie, pero mi amigo ha tenido la delicadeza de ocultármelo".

La noticia de su muerte había corrido por el público. Esta circunstancia calmó la vigilancia de la policía y el 1 de enero de 1794 pudo esperar en el País Vasco un retiro asegurado. Después del 9 thermidor, Meillan dando a conocer que todavía estaba en este mundo, hizo acto de presencia en la Convención. Después quiso volver a ver a su familia. Pero nos conviene citar aquí sus memorias. Contienen patéticas páginas y detalles generales que merecen ser conocidos.

"Mi mujer, mi hija, mi madre, mi hermana, todo ha perecido. El terror, el dolor, la enfermedad, la persecución han segado los objetos de mi más apreciado afecto. Mi hijo amenazado sin cesar, obligado a ocultar sus hijos al furor de nuestros enemigos, encerrado en una casa como en una prisión, sin atreverse a aparecer en la ciudad donde el terror ahogaba la piedad y la justicia, mi hijo es el único resto de mi numerosa familia".

En 1795 Meillan fue nombrado representante del pueblo junto al ejército de los Pirineos Occidentales, entonces en España. La paz terminó su misión, que fue la última dada en nuestras fronteras. Recogió cuidadosamente en numerosas carteras, los papeles y documentos procedentes de sus predecesores, de quienes los había heredado al entrar en función. Por un testamento, dejó esta magnífica colección de actas administrativas y cartas particulares a la ciudad de Bayona. Esta única serie fue quemada en gran parte en 1889. Meillan murió en 1819, en su casa paterna en la calle des Basques. Ref. Edouard Duceré: Dictionnaire historique de Bayonne, 2 vols, Bayonne, 1911-1915.