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MARINA DE GUERRA AUXILIAR DE EUZKADI

Creación de la Marina de Guerra Auxiliar. Al iniciarse la Guerra civil en julio de 1936, la situación en el Cantábrico era claramente favorable a los rebeldes. En El Ferrol se apoderaron del acorazado España, el crucero Almirante Cervera, el destructor Velasco y otros buques más pequeños. También se apoderaron de varios buques en construcción como los cruceros Canarias y Baleares, próximos a entrar en servicio, y cuatro minadores más retrasados, de los que sólo uno, el Júpiter, entró en servicio antes de caer Bilbao. Del lado republicano únicamente quedó el pequeño Torpedero 3 con base en Pasajes. En octubre, después del viaje al Norte de la Flota republicana, quedaron en el Cantábrico el destructor José Luis Díez y los submarinos C-2 y C-5. Con todos ellos se formaron las Fuerzas Navales del Cantábrico. El rendimiento de esta fuerza naval fue escaso debido, sobre todo, a que la mayoría de sus oficiales simpatizaban con los sublevados. Desde su puesto se dedicaron a sabotear los buques y a fomentar la desmoralización e indisciplina entre las tripulaciones. La superioridad naval de los rebeldes les permitió actuar sin oposición durante los primeros meses de guerra bombardeando la costa, apresando o hundiendo varios mercantes e impidiendo el ejercicio de la pesca (v. MARINA). La poca eficacia de los buques republicanos y la necesidad de asegurar las comunicaciones por mar movió al Gobierno Vasco a crear una fuerza naval propia que realizara esos cometidos. Dentro de la Consejería de Defensa empezó a funcionar el 25 de octubre de 1936 una sección de Marina dirigida por Joaquín de Egia y Untzueta. La misión confiada a esta sección era la de organizar una Flota Auxiliar de la Armada republicana que se dedicara a la protección del tráfico mercante y de las faenas de pesca en aguas propias y mantuviera libres de minas submarinas los accesos a los puertos vascos. Así nació la Marina de Guerra Auxiliar de Euzkadi. Teóricamente la Marina Auxiliar dependía de las Fuerzas Navales del Cantábrico pero el abandono y la inactividad de las F. N. C. y la falta de confianza que el Gobierno Vasco tenía en sus mandos y tripulaciones hicieron que, en la práctica, la Marina de Guerra Auxiliar permaneciera fuera del control operativo de la Armada republicana y llevara el peso principal de la campaña naval hasta la caída de Bilbao. Hasta su desaparición en agosto de 1937 actuó como una fuerza naval autónoma bajo la dependencia exclusiva del Gobierno de Euzkadi.