El conjunto arquitectónico, reedificado después del incendio total de 1796, supone un gran contraste con lo pirenaico que se ve en zonas colindantes. La reconstrucción se llevó a cabo sobre modelos conocidos en la época, más emparentados con lo bajo navarro de estilo eminentemente atlántico. A la vez, durante el s. XVIII hay un proceso de construcción de caseríos, cuyas labras se asemejan a la riqueza de las bajo navarras. [Ref. Caro Baroja «La C. en N.», III CAN, 1982]. Destruida la iglesia de Santiago durante la guerra de la Convención, fue construida de nueva planta entre 1799 y 1802 por José Poudez, Pedro de Ibarburu y Pedro y Miguel de Errazu, siendo renovados claustro y torre en 1859. Presenta amplia nave de tres tramos, más ancho el que precede a la cabecera, que es pentagonal. Marcan los tramos pilares semicirculares con capiteles dóricos, adosados al muro y que descansan en nervios moldurados de la cubierta de la nave, de crucería simple. La fachada se organiza en tres cuerpos divididos en tres calles por fajas verticales. El primero contiene triple arcada de medio punto que configura el pórtico; el segundo, tres ventanas y el tercero, el reloj. Orfebrería decimonónica y retablos neogóticos realizados por Istúriz en 1908. Cruz procesional de plata del s. XVIII. Ermita de La Magdalena; construcción rural, de tipo humilladero, rehecha en 1976. Monumento al Camino de Santiago, de Jorge Oteiza.